La militarización en México va viento en popa. Como ningún gobierno anterior el presidente del país y ahora su mini me, Claudia Sheinbaum, recurren a las Fuerzas Armadas o a la Guardia Nacional (GN), que vienen siendo lo mismo, para intimidar a la población y zafarse del escrutinio público por los errores de sus gobiernos. El territorio nacional se va pintando de verde militar.
No es necesario recordar todos los proyectos que Andrés Manuel López Obrador le ha concedido a los militares.
Paso a paso, AMLO los ha convertido en sus aliados, algo parecido a lo que intentó el expresidente Jair Bolsonaro en Brasil, esperando que, en caso de una necesidad, le devuelvan el favor sin importar la lealtad que han prometido para defender al estado más allá del color de cualquier gobierno.
Ante la pésima estrategia de seguridad, se le ocurre a AMLO ponerle a la Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana (SSCP) a un militar como segundo a bordo para que venga a arreglar el desorden. Ya podemos escuchar a Doña Rosa Icela Rodríguez dar la bienvenida al nuevo subsecretario Luis Rodríguez Bucio: “¡A sus órdenes mi general!’’.
Y al mismo tiempo, el general David Córdova Campos queda al frente de la GN que se suponía tendría un mando civil. Qué peligro darle tanto espacio de maniobra a los militares, será muy difícil recular.
A pesar de que la SSPC presume que disminuyeron los homicidios dolosos, tener un promedio de 85 asesinatos diarios no es motivo de ninguna celebración. En cualquier otro lugar la cifra sería escandalosa y motivo de la más alta preocupación. En países desarrollados como los de la Unión Europea (UE), por ejemplo, el total de homicidios fue de cuatro mil 32 en un año en los 27 países que integran la UE, según cifras oficiales (11/2022).
Lo que contrasta con los 33 mil 350 registrados solo en México el año pasado. La diferencia es abrumadora y además cabe recordar que en la UE los militares están en sus cuarteles.
Por otra parte, el descuido del Metro y la falta de mantenimiento del medio de transporte más utilizado por millones de personas en una de las ciudades más pobladas del mundo, es imperdonable.
¿Y qué hace Sheinbaum ante las críticas? Sale con sus crónicas marcianas y aprovecha para militarizar el transporte público con unos seis mil elementos de la GN que, aunque no porten armas, se toman la libertad de detener, tomar videos, fotos, en fin, que a punta de toletazos tienen carta blanca para vigilar e intimidar.
Según el último informe de Human Rights Watch (HRW), la ONG favorita del presidente, “desde el inicio de la “guerra” contra el crimen organizado en 2006, los índices de delincuencia violenta han sufrido un aumento drástico en México, y alcanzaron niveles históricos durante el gobierno del actual presidente que asumió el poder en diciembre de 2018. Si bien las autoridades a menudo atribuyen esta violencia a cárteles delictivos, la mayoría de los delitos no se investigan y nunca se identifica ni se enjuicia a los responsables’’.
En 2022, el Congreso modificó la ley para que los soldados estén sujetos al fuero militar en lugar del fuero civil, aun cuando realizan actividades de seguridad pública civil.
Además, los militares pueden detener legalmente a civiles, tomar el control de la escena de un crimen y preservar evidencias.
En 2019 las fuerzas militares, al igual que el gobierno anterior, usaron el software Pegasus para espiar a defensores de derechos humanos, periodistas y políticos de partidos de la oposición. En este escenario las violaciones de derechos humanos aumentarán de forma exponencial. El verde se teñirá de rojo, el color del abuso de la fuerza.
Los soldados tendrán toda clase de privilegios; sin embargo, cuando el timonel es inepto, el barco en el que viajan las fuerzas armadas del país se puede hundir o encallar a la primera tempestad. Los militares y la GN tendrán que asumir las consecuencias, la rendición de cuentas, el escarnio y la crítica porque el Capitán del navío jamás admitirá sus errores.
Así como los accidentes del Metro, tarde o temprano saldrán a la luz más fallas cometidas por el inquilino de Palacio Nacional y ahí estarán los militares para aguantar los golpes del fracaso. Sálvese quien pueda.