La forma más eficaz para revocar el mandato de Andrés Manuel López Obrador sería dejar las urnas vacías. No es la intención tratar de convencer a nadie, pero me gusta pensar en el reino de las posibilidades y jugar con la idea sobre qué pasaría si en este nuevo ejercicio que se estrena con la 4T, escasearan los votos, que no hubiera quórum.
Ya sabemos que, si el resultado es favorecedor, AMLO lo va a recordar en todas las mañaneras que faltan del sexenio, se regodeará con sus datos y se sentirá más confiado que nunca para llevar a cabo su peligrosa reforma electoral, pero si por alguna razón los resultados no son de su completo agrado, dinamitará al Instituto Nacional Electoral (INE) sin ninguna contemplación y dirá que “le robaron” su ratificación.
Imagino que sería muy difícil inventar votos en dónde no los hay. Quizá los morenistas intentarían ir a contar voto por voto, casilla por casilla, pero si así fuera el caso, al final no les convendría corroborar que no se llegó al 40% de participación. En ese escenario improbable, el desacuerdo con la gestión de AMLO quedaría reflejado con el ausentismo en las urnas.
De cualquier manera, sea cual sea el resultado, el presidente ya amenazó que después de la consulta seguirá adelante con su reforma electoral y será “el pueblo el que elija a los consejeros electorales y a los magistrados, de manera directa”. Los planes del mandatario, que requerirán también de cambios en la Constitución, anuncian tormenta.
No salir a votar sería la mejor protesta por su desdén con las víctimas de la violencia y de serias violaciones de derechos humanos. En lo que va del sexenio México ya rebasó 100 mil homicidios dolosos. Según el informe de Justice in Mexico con todo y la pandemia además de cuarentenas, “el número de homicidios mensuales se ha mantenido por encima de las dos mil 200 víctimas con múltiples picos”.
Resaltó que en los primeros dos años del gobierno hubo más de 72 mil asesinatos. “Ninguno de los predecesores del presidente se enfrentó a niveles tan altos y sostenidos de violencia: en comparación, hubo 33 mil 635 asesinatos con Vicente Fox; 30 mil 572 en el gobierno de Felipe Calderón, y 41 mil 688 durante la presidencia de Enrique Peña Nieto en el mismo período”.
No presentarse a votar también pudiera ser una forma de reclamar por las desapariciones forzadas que siguen ocurriendo durante el mandato de AMLO, por los 10 feminicidios diarios, por la impunidad que roza el 99%, por la incesante violencia contra la mujer y al menos 151 asesinatos brutales de periodistas y defensores de derechos humanos, especialmente ambientalistas. Sería confrontarlo por sus continuos ataques verbales contra periodistas, descalificándolos y señalándolos con nombre y apellido.
Quedarse en casa este domingo podría ser una muestra de descontento por la militarización galopante del país, por corromper al Ejército y a la Marina con administración de aduanas, de puertos, construcción y gestión del Aeropuerto Internacional (Militar) Felipe Ángeles AI(M)FA en total opacidad, lo mismo ahora con el Tren Maya. Si de por sí era un peligro tener a las fuerzas armadas en las calles, ahora será casi imposible revertirlo.
Mantenerse a la distancia de la consulta constituiría una muestra irrefutable para reclamar por la anuencia de Palacio Nacional en el uso de la justicia con fines de persecución política o de venganzas personales de la Fiscalía General de la República. Sería una forma de manifestarse por un poder judicial independiente del poder y por la remoción del cargo del fiscal Alejandro Gertz Manero.
AMLO piensa que encarna al pueblo, que es el pueblo, y como ya se ha dicho en diversos foros, quiere utilizar la figura de la revocación, que ahora es ratificación, para reforzar su gobierno, su presencia, para usar el megáfono, multiplicar sus palabras, contender al árbitro y disponer del poder a sus anchas.
Cuando el país se hunde ante la amenaza de la demolición de la democracia, me imagino que la mejor revocación del mandato pudiera ser no hacerle el juego a AMLO y castigarlo sin el voto. Las urnas vacías serían un mensaje inequívoco en defensa de las libertades, los derechos humanos y las instituciones en México. Se vale soñar.