Sueños guajiros

7 de Noviembre de 2024

Gabriela Sotomayor

Sueños guajiros

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Con bombo y platillo inició la precampaña de Claudia Sheinbaum la precandidata presidencial de Morena. Vimos a todo el aparato bien alineado para arroparla y en los primeros días del arranque, adelantó sus promesas de campaña renombrándolas como “sueños” con los que asegura garantizar la siguiente fase de la “transformación” y la continuidad del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Sheinbaum confesó: “Quiero sugerir algunos puntos de visión estratégica para la continuidad… Antes de que nos vaya a sancionar el Instituto Nacional Electoral debo decir que no se trata de propuestas concretas sino sueños que nos ayudan a construir ese segundo piso”.

Ya sabemos que lo original no es lo suyo, mucho menos la gracia y tratando de emular a Martin Luther King con su célebre discurso de “Yo tengo un sueño’’, la precandidata habló de sus 17 sueños que más que esperanza, causan harta preocupación.

“Mantendré la austeridad republicana, la disciplina financiera y fiscal’’, dijo. Esto es inquietante porque para el siguiente año, la Secretaría de Hacienda proyectó un endeudamiento histórico de 5.4 % del Producto Interno Bruto (PIB). Y según analistas, como no pasaba desde hace 36 años, las necesidades de financiamiento para completar el gasto superarán 5% del producto PIB. En este escenario, las alarmas se han encendido porque, además de la emisión de deuda, el pago de intereses por la deuda pública que ya existe también llegará a máximos desde 1991, lo que limitará la disposición de recursos para salud o educación.

“Mantendré y fortaleceré los programas sociales’’, soñó Claudia, sin embargo, a pesar del lema de AMLO “por el bien de todos, primero los pobres”, analistas consideran que la situación de las personas con menos oportunidades se ha deteriorado por la mala gestión de los programas sociales y económicos.

En 2022 el New York Times en su editorial “El líder de México dice que la pobreza es su prioridad. Pero sus políticas dañan a los pobres’’, critica las transferencias directas en efectivo con pocas condiciones, así como la desaparición de programas como el de escuelas de tiempo completo, entre otras acciones.

Por cierto, ¿y las escuelas de tiempo completo amá? Su eliminación ha obligado a muchas mujeres a dejar de trabajar para cuidar a sus hijos, lo que ha revertido los logros contra la pobreza de las últimas tres décadas en el país gracias a la inclusión de las mujeres menos favorecidas al mercado laboral debido a los programas de cuidado infantil. A Sheinbaum no le gustan los sueños infantiles.

“Seguiremos garantizando la justicia para los pueblos indígenas’’, prometió la Dra. A caray. Esto sí que llama la atención porque los datos indican que 7 de cada 10 personas indígenas se encuentran en situación de pobreza y en pobreza extrema la cuestión se intensifica pues 29.2% de la población indígena vive en extrema pobreza. Y en cuanto acceso a derechos el 77.2% de la población indígena no cuenta con acceso a la seguridad social, 57.9 % no tiene acceso a servicios básicos de vivienda y un 19.8% permanecen en el analfabetismo.

La precandidata siguió soñando los mismos sueños de AMLO como terminar el Tren Maya y otros megaproyectos, que son ecocidas y no terminan por arrancar, quiere continuar con el devastado sistema de salud, que ya es de por sí criminal con la escasez de medicamentos, de vacunas esenciales para la niñez y con al menos 800 mil muertos por la mala gestión de la pandemia. Sueña y más bien amenaza con la reforma del sistema judicial … en fin, la misma película. Pura ficción.

En su desangelado discurso, la Dra. Sheinbaum ni siquiera dedicó alguno de sus sueños para resolver las crisis más acuciantes que se viven en el país como la impunidad generalizada, el poderío rampante del crimen organizado, los feminicidios, las desapariciones forzadas, el abandono a las madres buscadoras , el olvido de las víctimas, las ejecuciones extrajudiciales, casos de tortura, asesinatos de periodistas y defensores de derechos humanos, espionaje, militarización galopante y un largo etcétera que no tuvo a bien incluir en su mundo onírico.

Los sueños guajiros de Claudia amenazan con hundir a México en otra pesadilla más profunda que la que se ha vivido con AMLO y su mal gobierno, especialmente con respecto a las personas con menos recursos, a los pueblos indígenas y lo relacionado a los derechos humanos. Ella dice que no hay para atrás, pero puede ser peor. El descalabro podría ser más duradero. El autoritarismo más severo. Por lo que surge la pregunta obligada, y tú “¿a qué le tiras cuando sueñas mexicano?”.

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