México es uno de los pocos países del mundo en el que no se da prioridad a todo el personal de salud para la vacunación. A pesar de que el 75% ya ha sido inmunizado en hospitales Covid del sector público, se estima que hasta un millón de trabajadores de salud en todo el país no han recibido ni siquiera su primera dosis. No están en la línea de fuego, pero mueren igual por el primer contacto con los pacientes. No los toman en cuenta y nadie los considera.
Hasta el corte del 1 de marzo, en el país han muerto al menos 3 mil 471 trabajadores de la salud por Covid-19, siendo uno de los punteros en el mundo de esta dolorosa lista. El problema es que un número desconocido de especialistas, médicos generales y enfermeras que no están en los infiernos de las terapias intensivas o en los pasillos de la muerte, también se contagian, enferman y mueren. Es infame la forma en la que se les ha tratado, negándoles su derecho a la vacuna, su derecho a la salud.
La guía para la vacunación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) contra el coronavirus es muy clara y no tiene vuelta de hoja. En primer lugar se vacuna a los que están dando la pelea en los hospitales Covid e inmediatamente después a todo el personal médico.
La situación para millones que dedican sus vidas a curar y atender a los enfermos es grave. De por sí hay pocos médicos en el país, 2.1 por cada mil habitantes (OCDE) y no los están cuidando. Estudios recientes demuestran que hay más muertes de médicos de primer contacto (27%) que en médicos de terapia intensiva (7%).
Hablé con el doctor David Berrones, portavoz de la iniciativa apartidista Vacunas Médicos Mx que trata de hacer un registro de los que faltan de vacunar, y me explica que “el gran problema es que no están contabilizados los médicos que no trabajan en el Sector Salud (público). Creemos que por lo menos faltan 150 mil médicos, 115 mil odontólogos y aproximadamente 450 mil enfermeras, camilleros, técnicos, laboratoristas, intendencia”.
“Sabemos que la cantidad de asintomáticos que circula pone en riesgo a todo el personal de salud, no sólo a los de primera línea. La iniciativa busca hacer un registro de todo el personal de salud que falta de vacunar. “Hemos registrado 21 mil médicos y odontólogos, que son los que podemos incluir formalmente por la cédula, pero faltan miles y miles más”, remarca.
Además, añade, “el 65% del personal de salud tiene menos de 50 años y casi el 50% tiene menos de 40 años por lo que seremos relegados a la última etapa de la vacunación”, me dice el joven oftalmólogo, y recuerdo que un síntoma de la Covid es la conjuntivitis.
Al parecer esta práctica discriminatoria y aberrante también se extiende al personal de hospitales privados, incluso a quienes atienden Covid, que tampoco han sido inoculados.
En este sentido es perverso lo que dijo el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell: “En el sector privado existe un conjunto amplio de hospitales que decidieron no atender Covid . Y ahora estamos viendo que alguna parte de la inquietud de no me están vacunando proviene también de unidades médicas que deliberadamente decidieron no participar en respuesta a la epidemia por distintas razones”. Pues eso les pasa, le faltó decir.
¿Se está vengando y los castiga sin vacunas? Diría que es criminal esta conducta deliberada, pero no quiero utilizar una palabra tan fuerte. Está claro que al zar del coronavirus no le limó el alma haber padecido la enfermedad y necesitar oxígeno. No sabemos qué tan grave estuvo… pero hay personas que a pesar de las lecciones que da la vida, nunca cambian.
Es intolerable que se ponga en riesgo a la fuerza médica de todo un país. No es posible permitir que miles de médicos y trabajadores de salud se ahoguen en el torbellino de esta tremenda enfermedad. Son irremplazables. ¡Los queremos vivos, los queremos sanos!