El presidente Andrés Manuel López Obrador no es bueno para el business como sus hijos, no le salen las cuentas. La construcción del AIFA, la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya aumentaron su presupuesto original de manera escandalosa. Sus decisiones han sido desastrosas.
Se dejó influenciar por su contratista favorito (nada tonto) José María Riobóo para clausurar el aeropuerto de Texcoco, que sería un referente en América Latina. El ganón fue Riobóo, el todas mías, esposo de la pseudo-ministra Yasmín Esquivel adoradora del papel calca. Sí son finísimas personas. Quizá el AIFA sea el aeropuerto de carga más caro de la región.
El hubiera no existe, esa es la tragedia, pero si AMLO hubiera decidido seguir adelante y anular los contratos “corruptos”, habría inaugurado la magna obra que ha ganado premios por su diseño arquitectónico. Con bombo y platillo habría cortado el listón, fotos aquí, entrevistas por allá, videos, tuits. El paraíso mediático. Nadie se acordaría de que su antecesor Enrique Peña Nieto lo echó a andar.
Sin embargo, ninguno de sus despropósitos ha salido tan caro como el del acuerdo migratorio con la Casa Blanca. Quizá se recordará como el más caro en la historia política de AMLO. Primero porque hay miles de vidas de por medio y segundo porque quizá nadie le dijo que mientras los migrantes estén en el país el gobierno es responsable, según el derecho humanitario, de garantizar sus derechos más básicos.
Es probable que el acuerdo se convertirá en uno de los case study más icónicos en las universidades de ambos países, se analizará el costo humano, económico y político para el país y para AMLO. Los estudiantes mexicanos analizarán los errores, los estadounidenses se atacarán de risa.
Es el acuerdo más costoso que están pagando todos los mexicanos, especialmente los que viven en las fronteras norte y sur, además de miles de migrantes como los 41 que murieron calcinados bajo custodia en el centro de detención de migrantes de Ciudad Juárez. AMLO se quiso poner al tú por tú con uno de los empresarios más fieros de Estados Unidos: Donald Trump. No pudo.
“Cuando México envía a su gente, no envía lo mejor. Están enviando gente con montones de problemas. Están trayendo drogas, están trayendo crimen, son violadores’’, dijo Trump al lanzar su candidatura, quien entendió muy bien el concepto de “piñata” y machacó que el país pagaría por el muro.Ya en la Casa Blanca, el multimillonario amenazó con aplicar aranceles del 5% a todo el comercio de México si el país no detenía la “inmigración ilegal’’.
Acto seguido AMLO y Trump sellaban un trato en el que la 4T se comprometía a detener el flujo migratorio en el sur, en tanto que en el norte los solicitantes de asilo a Estados Unidos esperarían la autorización en suelo mexicano. La Convención de Refugiados establece que una persona tiene derecho a quedarse en el país en el que pide asilo. Pero AMLO ayudó a Trump a desafiar sus obligaciones bajo el derecho internacional. “Se impuso la política sobre la confrontación”, presumió.
Cayó como bomba el libro del yerno de Trump que revela: “Pompeo deslizó un documento sobre la mesa en el que se mostraban los datos mensuales de cruces ilegales en la frontera. Tu truco funcionó, le dije (a Trump). El canciller me mostró sus cartas. México se doblará”. Quizá el implacable hombre de negocios le contestó con su fineza: I grabbed them by the puzzy.
Y llegó la pandemia que a Trump sí le vino “como anillo al dedo” porque instaló el Título 42. Según expertos, nos hubiera convenido desde todos los puntos de vista posibles, no ceder y aceptar los aranceles. Al escribir este texto (10/05/23), miles y miles de personas se apresuran para entrar a Estados Unidos, mientras otras apuestan a cruzar cuando entre en vigor el cambio en la medianoche del viernes.
México puede
hundirse en la tormenta que viene. Washington ha subido el tono y los gobernadores de los estados fronterizos intensifican el discurso de odio contra los migrantes.
Además, están en alerta máxima tres mil 500 soldados que ya estaban en la frontera, más los mil 300 que fueron enviados para reforzar la vigilancia. Al mismo tiempo, Palacio Nacional debe velar por los migrantes que huyen de las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela, más decenas de miles que escapan de la pobreza de Centroamérica. La 4T debe garantizar los derechos de todos los migrantes que recorren el país porque son seres humanos. Es su compromiso. Lo barato sale caro.