Ha sido un escándalo el asunto de los libros de texto gratuitos. Desde su concepción, el proceso de creación, el gasto brutal en la edición, la falta de apego a la ley para avalarlos por expertos, todo ha salido mal. La pobre calidad de los libros es un reflejo fiel de la ineptitud de este gobierno cuatrotero, la lealtad no les alcanza y pareciera que el presupuesto les sobra.
La solución del problemón de los libros de texto no es irse contra el juez como amenazó el presidente Andrés Manuel López Obrador, ni tampoco hacer una pira con ellos y quemarlos. Tan irracional y agresiva resulta la respuesta del jefe de la nación, como la de los pobladores de San Antonio el Monte en Chiapas.
“Sí, por ejemplo, tianguis de libros, aquí hay libros para los que quieran, vengan (…) dijo AMLO al lanzar la idea de los libros de tianguis. También en el caso de Jalisco, si ordenan usar los libros viejos o de anteriores ciclos escolares, respondió: “Pues ya está, así se va a hacer”.
Con esta ocurrencia del tianguis, el chiste se cuenta solo: “Aquí tenemos sus libros gratis, llévelos con su fruta, tome señito pa’ que sus niños aprendan, cortesía de la 4T. Pase por aquí, no los deje ir, mire usted, son los saberes de la nación’’, dirá la señora del puesto del mercado.
Quizá una mejor vida para los libros sea reciclarlos, aprovechar el papel, empezar desde cero con todas las de la ley y hacerlos con profesionales a cargo. Pero parece que a los niños que viven en estados gobernados por Morena no les quedará otra que usarlos a pesar de que la educación debe ser de calidad y apartidista.
AMLO dice que está muy orgulloso de estar a favor de los libros de texto, de defender la educación pública, de no quedarse callado ante “el racismo, el clasismo, la discriminación’’, dice esto como si su gobierno fuera el primero en el país en ofrecer libros de texto gratuitos, es inenarrable.
Y en su mañanera se lanzó contra Luis María Aguilar Morales, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Federación (SCJN), quien ha sido blanco de ataques de AMLO por haber otorgado una suspensión para que se detuviera la entrega de los libros de texto gratuitos en Chihuahua.
Según lo que explicó el titular de la Procuraduría Fiscal, Félix Arturo Medina Padilla, el caso está relacionado con una empresa de gran tamaño con presencia nacional que fue fiscalizada en 2010, 2011 y 2013. Explicó que esa compañía no pagó impuestos por un valor de 25 mil millones de pesos
“La empresa, abusando de su gran estructura corporativa, ha operado diversas estrategias legales para impugnar y retrasar la emisión de una sentencia que la obligue al pago de impuestos”, detalló.
Como si el presidente tuviera el control de los poderes de la federación, ahora se va a la carga contra el juez, pero ¿por qué no lo denunciaron antes? ¿Por qué justo ahora y en este preciso momento? Suena a represalia. Parece vendetta.
El ministro Aguilar afirmó que los jueces deben de tener convicción y valentía para enfrentar los problemas y cuestionamientos al dictar una resolución que no siempre es bienvenida.“La independencia de manera general es no dejarse influir, el juzgador, insisto el juzgador, no debe dejarse influir por ideas extrañas a su función social, de presiones económicas, amenazas o de críticas que se escuchen en la televisión, en el radio o en los medios”, comentó.
“Hay que tener la valentía de enfrentarse a los problemas, a los cuestionamientos, al reto de dictar una resolución que no siempre es bienvenida en los medios externos y por alguna de las partes’’, remarcó el ministro Aguilar al intervenir en un foro público.
AMLO quiere hundir al poder judicial y a todo el que se atreve a criticar su investidura. Quisiera asfixiar a quienes van en contra de sus intereses, los amenaza o los desacredita protegido por el escudo de Palacio Nacional.
Abusa del poder con tintes autoritarios. Le gusta revolcar a sus “adversarios” en el lodo. Es su deporte. Se da el gusto de hacerlo. Se cree el dueño del tianguis.
Estaré de regreso el 11 de septiembre.
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