Es tiempo de que los niños regresen a clases. Eso está claro. Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos de Gobernación presentó un estudio sobre el impacto de la pandemia en la niñez mexicana para justificar la decisión del gobierno de reabrir las escuelas. El cuadro que describió es de terror.
Más allá del regreso al colegio lo que necesitan los niños es protección del Estado y garantías a sus derechos básicos. Si bien el informe es demoledor, la situación no es reciente.
El Comité de Derechos del Niño de la ONU, ha denunciado que la vulnerabilidad extrema de la población infantil en México es de larga data. La pandemia sacó a la luz la violencia generalizada a la que está expuesta la niñez y agudizó el problema.
Para empezar, 5.2 millones de estudiantes no se inscribieron en el ciclo escolar 2020-2021 por causas relacionadas al Covid o por falta de recursos y de estos, tres millones son niños.
Y para 2021 están matriculados 35.6 millones de menores, con una disminución significativa de 2.6% en educación básica, de 3.1 % en educación media superior y del 0.8% en educación superior.
“Si bien el porcentaje más alto se da en educación media superior, lo delicado es que el mayor número de niños y niñas matriculados está en educación básica, tanto en primaria como en secundaria”, dijo Encinas.
“Un dato que es preocupante, es que en el primer semestre del 2021 se registraron 129 mil 20 carpetas de investigación por violencia familiar, que representa un aumento del 24% respecto al mismo periodo del año anterior”, detalló.
El 81.6% de las víctimas son menores y durante el primer semestre de 2021 los casos de violencia por parentesco alcanzaron el 66% . Las niñas fueron las más violentadas dentro del hogar, con el 92.8% de agresiones vinculadas a violencia sicológica, sexual, física, abandono, negligencia y violencia económica.
A esto se suma el embarazo infantil. Cada día nacen más de mil bebés de adolescentes. En 2020 hubo 373 mil 661 nacimientos, de los cuales ocho mil 876 son de madres menores de 14 años.
Niñas entre 10 y 14 años fueron embarazadas por un amigo, un familiar, exnovio o un desconocido, la mayoría de estos casos por violación sexual o por matrimonios arreglados, que son violaciones sexuales.
Con respecto al homicidio infantil , “solamente entre 2018 y el 2021 se han registrado cuatro mil 400 homicidios’’. En 2020, la tercera causa de defunción de niños es el homicidio y en el caso de las adolescentes es la primera causa de defunción. Desde 2017 se registran alrededor de mil 500 homicidios anuales y la tendencia se ha ido incrementando a partir de la pandemia.
Junto a ello, en 2020 hubo mil 100 suicidios infantiles, una cifra que no se había registrado antes. La tasa aumentó en 12% entre 2019 y 2020, llegando también a su máximo histórico. Los suicidios de menores entre 10 y 14 años aumentaron en 37% en niños y 12% en niñas.
Y lo más delicado, el pensamiento suicida en adolescentes aumentó del 5.1 al 6.9 % y la conducta suicida se incrementó en adolescentes del 3.9 al 6% de 2018 a 2020.
Entre enero de 2020 y el 10 de agosto 2021, hubo cuatro mil 325 desapariciones de menores, mil 470 niños y dos mil 853 niñas, el 66% de las desapariciones, que se da en niñas entre los 15 y los 17 años, es por trata de personas, muchas veces son víctimas de familiares, remató Encinas.
Este flagelo no se va a remediar de la noche a la mañana con el regreso a clases. El problema es grave, complejo, profundo, es urgente un plan nacional multidimensional, voluntad política, recursos millonarios y dedicación para resolverlo. La pandemia ha sacado a la superficie lo que se habían negado a ver desde Palacio Nacional.
Miles de niñas y niños han sentido el ahogo por la pandemia, han visto que sus vidas se hunden en la enfermedad, el encierro, la pobreza, la violencia, el hambre, la injusticia, el abuso, la muerte. La niñez mexicana merece salir de los pantanos y navegar por aguas cristalinas.
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