El presidente de México Andrés Manuel López Obrador presumió que los homicidios dolosos disminuyeron de 36 mil a 33 mil en lo que va de su sexenio. Consideró que “es una buena noticia” y aseguró que, a diferencia de sexenios anteriores, los homicidios en México “han ido a la baja”. Nos quiere dorar la píldora.
Con sus gráficas apantalladoras comparó que los homicidios durante el sexenio de Felipe Calderón aumentaron de 10 mil a 25 mil por año. Mientras que durante su gobierno estos crímenes han ido disminuyendo entre 2019 y 2021, de 36 mil a 33 mil. Nada qué celebrar. Los muertos no son números. Son seres humanos que han sido devorados por la espiral de violencia sistemática y generalizada que impera en el país a la que el Presidente es absolutamente indolente. AMLO tendrá sus datos, pero ¿qué dicen los expertos? En una entrevista con René Delgado en El Financiero Bloomberg TV (27/7/22) Eduardo Guerrero, especialista en seguridad y crimen organizado, afirmó que “la línea de homicidios ha permanecido inalterada y sigue el mismo nivel que dejó Enrique Peña Nieto”, pero ojo, en condiciones normales, sin cuarentena por la pandemia.
El hecho de que AMLO “no se confronte con grupos delictivos ha propiciado que estén a sus anchas’’, en nuevas zonas rurales y suburbanas en las que no incursionaban y además “la extorsión ha subido muchísimo’’, al tiempo que han aumentado los grupos de autodefensa.
A su modo de ver, estamos ante un “estado fallido” en varias zonas del país y acusó que “la descomposición extrema es muy preocupante, no sé realmente cómo vamos a salir de esta, va a tomar décadas arreglar las cosas”. El escenario ha empeorado con AMLO por “el nuevo lance del crimen organizado en alcaldías (…) hay un problema de colusión de funcionarios con los criminales en los tres niveles de gobierno que cuando uno acerca la lupa realmente asusta”, dijo al citar a Quintana Roo y Tamaulipas. La relación de políticos con la delincuencia le recuerdan a las “mafias italianas”.
-¿De qué dimensión es?, pregunta Delgado
-“No hay una idea clara”, responde. Habría que cuantificar células de sicarios, vigías, halcones, se ha enraizado el crimen socialmente, sobre todo cuando derraman ayuda en las comunidades, el narco emplea a jóvenes con salarios que no tienen nada que ver con lo que ofrece la 4T.
-¿Ha fracasado?
-“Ha fracasado estrepitosamente. Lo que tiene de cabeza a este país es el crimen organizado’’ a lo que se suma que no tenemos “servicio policial ni federal, ni estatal, ni municipal’’, remarca.
Se queja por la descomposición del CISEN y recomienda que “los políticos deben sacar las manos de las agencias de seguridad”. Critica el grado de politización de las agencias de inteligencia lo que ha sido tremendamente nocivo para la seguridad y estabilidad del país. Urge “dar un golpe en la mesa” y formar a personal especializado, elaborar una política de estado transexenal en materia de seguridad pues “es tal el deterioro que vemos, que carcome columnas de estabilidad política’’. En cuanto a su predicción sobre cuánto tiempo llevará recuperar la paz y la justicia con una nueva administración y con voluntad política, calcula que, para estados como Jalisco, Nuevo León o Baja California llevaría unos cinco años, pero en lugares de rezago social como Guerrero, Michoacán o Guanajuato “llevará un par de décadas”. En lo positivo destaca el estado de Yucatán al que considera que es “el paradigma”.
En cuanto a negociar con el narco responde que “más que negociar la idea es comunicar y decirles hasta dónde pueden llegar y qué rayas no pueden cruzar, pues hasta ahora “no existe en el país una amenaza creíble de la autoridad”. Observa que México es una potencia mundial… en crimen organizado, es deprimente: “La potencia de los grupos criminales que tenemos es única en el mundo. Este país alberga a los grupos criminales más poderosos en términos financieros, de armamento, de tecnología. No hay otro país que se enfrente a tantos grupos simultáneamente que tienen contingentes de sicarios de corte militar’’.
Advierte que grupos criminales gobiernan de facto en varias partes del país porque ponen a su gente, ya no apoyan a la autoridad, la autoridad es ellos mismos. México se hunde y se asfixia en una marea de sangre y violencia, el inquilino de Palacio Nacional desprecia a sus muertos, anuncia “buenas noticias” cuando todo apunta a un estado fallido, sin Estado de derecho. AMLO presume de lo que adolece. No hay gobierno.