Como dos gotas de agua

22 de Noviembre de 2024

Gabriela Sotomayor

Como dos gotas de agua

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El presidente Andrés Manuel López Obrador ha descartado todos los argumentos que lo comparan con Hugo Chávez. Desde que era candidato presidencial habló de “esa campaña negra de desprestigio, buscando meter miedo a los mexicanos, haciendo creer que si ganamos México va a ser como Venezuela’’ y afirmó que era “parte de la guerra sucia de la mafia de poder’’.

Con el paso del tiempo se observan ciertos paralelismos entre los dos líderes, ambos fervientes admiradores de Simón Bolívar y José Martí. Los dos impulsaron la ratificación de mandato. Chávez manipuló los votos porque estuvo a punto de perder, en cambio AMLO manipuló a los votantes, los acarreó, aunque habrá que reconocer que muchos participaron con todas las de la ley.

“AMLO y Chávez son muy parecidos”, me dijo Miguel Henrique Otero, director de El Nacional, el diario independiente más importante de Venezuela desde 1943.

Recuerda que cuando Chávez se postuló a la Presidencia en 1998, “lo apoyamos porque representaba un posible cambio para bien. Ganó limpiamente las elecciones. Era carismático, un gran comunicador. Defendió, retóricamente, nuestro derecho a la libertad de expresión y prometió un programa democrático liberal”.

Y poco después, en 2001, Chávez “mostró sus verdaderos colores”. Estaba obsesionado con mantenerse en el poder y arremetía contra cualquiera que lo desafiara. Al igual que AMLO usó su programa de televisión dominical Aló, Presidente para atacar a los medios y periodistas, incluyendo a Otero.

Cuenta que el régimen fue “silenciando al país”. Primero, Chávez compró con dinero público diarios independientes como El Universal. Y, un año antes de su muerte le ofreció comprar el periódico: “El Nacional no se vende”, le dijo Otero. Tiempo después controló a la prensa con la escasez de papel y los impresos tuvieron que migrar a diarios digitales.

Ya con Maduro, el tiro de gracia contra el diario ocurrió cuando Otero publicó una nota del ABC, que reveló que un fiscal de Nueva York estaba investigando al entonces presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, por narcotráfico vinculado a las FARC. “Cabello, indignado, abrió un juicio por difamación contra nosotros”.

La demanda fue por un millón de dólares, pero con artimañas del poder judicial, Cabello presentó una segunda por 13 millones de dólares. “Hace un año, Diosdado se quedó con las instalaciones del diario y todavía le quedamos a deber tres millones de dólares.

Una vez que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) ratificó el monto, ese día el ejército tomó el edificio de El Nacional y sacó a la gente a punta de pistola”.

Además les bloquearon la página web, deplora Otero, quien desde 2015 vive en el exilio donde dirige la versión digital del periódico. Sin embargo, lamenta que como el sitio fue interrumpido “la mayoría de los venezolanos no lo pueden ver’’.

Considera que en América Latina hay otros mandatarios “cortados con la misma tijera”, primero controlan el congreso y con eso le ponen la mano al poder judicial. El objetivo, recalca Otero, es apropiarse del TSJ “que en manos de estos populistas desmontan todos los valores de la democracia, la separación de poderes, el sistema electoral, la libertad de expresión”. Estos regímenes “lo primero que proponen es cambiar la Constitución, así como AMLO ha propuesto”.

Y acusa que “la dictadura no es una dictadura tradicional como la de Stalin. El régimen de Maduro es una corporación criminal que opera como una dictadura pura y dura’’.

Durante mucho tiempo, “los venezolanos, miramos a otros países y decíamos: Venezuela no es Cuba. Lo que les pasó a ellos no nos puede pasar a nosotros. Pero sucedió. Quizás pienses lo mismo ahora. Escuchas mi historia y dices que lo que le pasó a Venezuela nunca nos pasará a nosotros. Pero te digo que se puede. En este momento, varios países latinoamericanos están cortejando a políticos como Chávez. No des por sentada la libertad”, me dijo Otero con una profunda tristeza.

México se hunde con un Presidente autoritario que no sabe gobernar y pretende desmantelar la frágil democracia mexicana. Habría que entender cómo Chávez, un líder tan carismático como AMLO, se quedó en el poder llevando a la quiebra a todo un país pujante, emprendedor, rico, esperanzado y alegre. Sí, como dos gotas de agua.

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