Las mujeres y las niñas en Afganistán han sido abandonadas a su suerte. El Talibán ha tomado el control del país ante los ojos estupefactos del mundo mientras el presidente Ashraf Ghani y soldados afganos huyeron sin compasión. La comunidad internacional debe condenar a una autoridad impuesta por la fuerza. Condescender con un grupo terrorista podría traer consecuencias desastrosas para las democracias de todo el mundo.
En la sesión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU el gobierno de México fue tibio en sus declaraciones. La condena contra las vejaciones que han sufrido las mujeres bajo el yugo de los talibanes fueron superficiales.
“Mi país deplora de manera inequívoca los ataques deliberados contra la población civil, los reportes de ejecuciones sumarias, de ataques deliberados contra mujeres, apaleamientos, restricciones y censura de medios de comunicación, son señal de alarma para la comunidad internacional’’, dijo la embajadora alterna ante la ONU Alicia
Buenrostro Massieu quien a pesar de su experiencia en el mundo diplomático leyó su texto de manera lenta, sin entonación y con demasiados titubeos.
Terminó diciendo que la 4T urge a “privilegiar la vía del diálogo y de la negociación política”.
Lo que será complejo tomando en cuenta que el interlocutor es un grupo terrorista reconocido por la ONU y cuando son los talibanes los que se retiraron de la mesa negociadora.
Es bienvenido el anuncio del canciller Marcelo Ebrard en el que informa que han comenzado a procesar las primeras solicitudes de asilo, especialmente de mujeres y niñas, sin embargo, no especifica el número de refugiadas que serán recibidas, ni cuándo. Como dicen, “prometer no empobrece”.
Por su parte, los talibanes han tratado de convencer al mundo de sus intenciones más inclusivas y moderadas “acordes a la ley islámica” respecto a las mujeres. Pero la respuesta de las afganas ha sido contundente: “No les creemos a los talibanes” y denunciaron rastreos casa por casa en busca de activistas y periodistas.
La semana que viene se llevará a cabo una sesión especial sobre la situación en Afganistán en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Será la primera sesión en la que intervendrá Francisca Méndez Escobar, nueva embajadora de México ante organismos internacionales en Ginebra, Suiza.
Se espera que la 4T tenga una postura más contundente en contra del Talibán a raíz de las denuncias de la Corte Penal Internacional sobre posibles crímenes que pueden constituir crímenes de lesa humanidad o de guerra y tenga una postura de mayor liderazgo, especialmente porque el país es miembro del Consejo de Seguridad y del Consejo de Derechos Humanos.
Es necesario que se establezca una misión de investigación sobre violaciones de todas las partes, además de un mecanismo de rendición de cuentas o un tribunal ad hoc y se llame a elecciones bajo observación internacional.
De lo contrario le habremos fallado al pueblo afgano y habremos abandonado a sus mujeres al peor escenario posible que es caer en las manos de estos salvajes que en pleno siglo XXI se burlan del derecho internacional, del derecho humanitario y de los derechos humanos con la más absoluta libertad e impunidad.
Sería loable que el presidente Andrés Manuel López Obrador también se pronuncie en contra de una autoridad impuesta por la fuerza y que exprese su más absoluta condena a la esclavitud sexual de las mujeres y niñas, venta, trata y la anulación de los derechos fundamentales de la mujer en ese país y en cualquier parte del mundo.
Es necesario por la situación que se vive en México con la explosión de feminicidios, violaciones, acoso y violencia doméstica, especialmente durante el encierro pandémico. Es una deuda que AMLO tiene con las mujeres y víctimas mexicanas a las que no ha escuchado.
En momentos en que la diplomacia y el servicio exterior mexicano se ve arrastrado por un caudal de malas decisiones, pésimos nombramientos, incomprensibles despidos y desafortunadas renuncias, el gobierno de López Obrador podría ser uno de los primeros países en declarar abiertamente en los foros de la ONU que en defensa de la mujer no reconocerá al Talibán como el nuevo gobierno de Afganistán. Es lo que toca.