Utilizando como pretexto la creencia religiosa y como refugio un templo, cada día más ministros de culto están abusando sexualmente de sus feligreses, cuyas víctimas --generalmente niños y mujeres-- no se atreven a denunciar ante las autoridades, por el poder religioso que representan los acosadores y por la impunidad que presumen tener.
De acuerdo con especialistas, son cada vez más los casos en donde un pastor, profeta, apóstol, sacerdote o líder espiritual se ven involucrados en denuncias de acoso y abuso sexual, pero existe un subregistro o cifra negra de quienes prefieren guardar silencio por temor a la revictimización que sufren en la congregación religiosa, y porque presentarse ante un Ministerio Público es tener certeza de que todo quedará en la impunidad.
Para el doctor Raúl Martín Cruz Mireles, quien cuenta con una maestría en Investigación Biomédica Básica de la UNAM y otra en Teología Ecuménica por la Universidad Tubinga de Alemania, no cabe duda que en México existe un “encubrimiento eclesiástico”, para los abusos sexuales cometidos por actores religiosos.
“El caso de Naasón Joaquín, a quien se le ve como un caudillo político ligado al Partido Revolucionario Institucional, no es único en el mundo. También hay abusadores en el Islam y en la cultura de los vedas, que hacen exactamente lo mismo que en el catolicismo: mueven a los agresores a otras latitudes y con eso quedan libres de cualquier persecución de tipo penal”, advirtió el investigador.
“Los humanos tendemos a aprovecharnos de nuestras posiciones de poder y en el mundo religioso abundan los líderes religiosos que son falsos creyentes y usan la religión como un modo de vida y no actúan con ética ni lineamientos sobrenaturales”, expuso en entrevista con ejecentral.
Cuando estas prácticas son descubiertas, añadió, se matizan incluso con el lenguaje que han utilizado en estos casos las asociaciones religiosas: “es que el pastor tuvo momentos de debilidad… además es un ciervo de Dios humano que tiene errores que está expuesto a recaídas morales…”, evitando siempre mencionar palabras como “abuso”, “acoso”, “pornografía”, y traduciendo los presuntos delitos al plano religioso equiparándolo a un “pecado” o falta moral que debe ser “superada” a través de penitencias o ejercicios espirituales.
Los abusos sexuales por parte de los ministros de culto no son exclusivos de una asociación religiosa, lo mismo en los Testigos de Jehová que entre mormones, católicos, la Iglesia Universal del Reino de Dios (Pare de Sufrir), metodistas, pentecostales, neocarismáticas, presbiterianos y recientemente el caso de los bautistas en Estados Unidos, según indica Angélica Eliú Fischer, licenciada en Etnología de la Escuela Nacional de Antropología e Historia.
“Cuando las Iglesias tienen un actor único, como Naasón Joaquín en La Luz del Mundo, al que nadie puede cuestionar, porque sería tanto como cuestionar al mismo Dios, hacen que sus fieles entren en un proceso de sometimiento colectivo lo que lo hace un ser incuestionable para sus fieles, logrando un poder ilimitado en el culto.
“Y aunque sus seguidores tienen la capacidad de reaccionar, responder y resistirse, finalmente el líder los somete por su capacidad de manipulación por su carisma, encanto e incluso con amenazas espirituales”, aseguró la también doctora en Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma Metropolitana.
Líder eclesial. Naasón Joaquín García, líder de La Iglesia de La Luz del Mundo, fue detenido desde
2018, en Sacramento, California; la semana pasada fue sentenciado a casi 17 años de prisión.
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