Murió Chuck Yeager, leyenda de la aviación
Yeager fue un piloto de combate en la Segunda Guerra Mundial que se catapultó a la fama al romper la barrera del sonido en la aeronave experimental Bell X-1 el 14 de octubre de 1947
WASHINGTON, Estados Unidos.- La leyenda estadounidense de la aviación Chuck Yeager, un as de la Segunda Guerra Mundial y el primer piloto en romper la barrera del sonido, murió este lunes a los 97 años, anunció su esposa.
“Con profundo dolor debo decirles que el amor de mi vida, el general Chuck Yeager, murió poco antes de las 9pm ET” (02H00 GMT del martes), escribió Victoria Yeager en la cuenta de su esposo en Twitter.
“Tuvo una vida increíble, bien vivida, fue el piloto más grande de Estados Unidos y su legado de fuerza, aventura y patriotismo será recordado por siempre”, continúo la viuda.
No especificó la causa de la muerte de su esposo.
Yeager fue un piloto de combate en la Segunda Guerra Mundial que se catapultó a la fama al romper la barrera del sonido en la aeronave experimental Bell X-1 el 14 de octubre de 1947.
Su hazaña ayudó a pavimentar el camino del programa espacial estadounidense.
“Eso abrió la puerta al espacio, Star Wars, los satélites”, dijo Yeager en 2007 en una entrevista con AFP.
Sus pruebas de pilotaje fueron luego inmortalizadas en el filme de 1983 “The Right Stuff”.
“Contribución brillante”
Nacido el 13 de febrero de 1923 en la pequeña localidad de Myra, en Virginia Occidental, creció reparando camionetas junto a su padre mecánico.
Se unió a la Aviación en septiembre de 1941, tres meses antes de que Estados Unidos entrara en la guerra y comenzó como mecánico de aeronaves antes de entrenarse como piloto.
Con base en Inglaterra, Yeager comenzó sus misiones de combate a bordo de un Mustang P-51 en febrero de 1944 y derribó un Me 109 alemán.
Fue derribado detrás de las líneas enemigas en marzo de 1944 pero logró reencontrarse con su unidad en Inglaterra con la ayuda de la Resistencia francesa tras una dura travesía por los Pirineos.
De vuelta en combate se le acreditaron una docena de victorias aéreas antes del fin de la guerra, incluyendo el derribo de cinco Me 109 alemanes en un solo día, y cuatro FW 190 en otro. En total participó de 64 misiones en los tumultuosos cielos europeos.
Pero Charles “Chuck” Yeager inscribió su nombre en la historia como piloto de pruebas cuando rompió la barrera del sonido a bordo de su Bell X-1 el 14 de octubre de 1947, lo que le valió el sobrenombre de “El hombre más rápido de la Tierra”.
Expulsado del vientre de un bombardero B-29 a 13.700 metros, Yeager voló a la velocidad supersónica Mach 1,06 (1.130 km/h) sobre el desierto Mojave en California a bordo del X-1, pequeño avión cohete naranja construido por la extinta Bell Aircraft.
Tenía solo 24 años, pero una personalidad ya carismática.
El colega de Yeager Chalmers “Slick” Goodlin, otro piloto de pruebas para los Laboratorios Bell, describió en una ocasión los X-1 como una “bala con alas”.
Y efectivamente el aparato fue concebido siguiendo el modelo de la bala de una Colt-45, con alas cortas y una nariz puntiaguda que le permitían atravesar el aire de manera más eficaz.
Yeager también estableció otros muchos récords de aviación, pero la mayor parte de su carrera transcurrió como comandante militar al mando de escuadrones de combate en los años 1950 y 1960.
Se retiró de la Fuerza Aérea en 1975.
El jefe de la NASA, Jim Bridenstine, lamentó esta “enorme pérdida” y alabó el “carácter pionero e innovador” de Yeager.
“La valentía de Chuck y sus hazañas son un testamento de su fuerza permanente, que le hizo ser un verdadero estadounidense”. El trabajo de la NASA Aeronautics “le debe mucho a su contribución brillante a la ciencia aeroespacial”, escribió en un comunicado.
Yeager volvió con frecuencia a romper la barrera del sonido, la última vez en 2012, a los 89 años. Fue también el primero en romper la barrera simbólica de Mach 2, dos veces la velocidad del sonido.
Los recuerdos de aquella primera vez en 1947 estaban frescos muchos años después. “Cuando sentí la onda de choque, supe que lo había logrado. Feliz, estaba en otro mundo, del otro lado del muro”, recordaba en 1983 en una entrevista con el diario francés Liberation.