El disidente chino Liu Xiaobo, premio Nobel de la Paz, murió este jueves a los 61 años, a causa de un cáncer de hígado, indicaron las autoridades, después de que Pekín se negara a dejarlo salir del país asiático, donde cumplía una condena por “subversión”. Liu, emblemático activista chino prodemocracia, obtuvo la libertad condicional y fue internado en el hospital de Shenyang, en el noreste de China, tras haber estado ocho años detenido, anunció a finales de junio el régimen comunista. La oficina legal de Shenyang confirmó este jueves su muerte en un comunicado. Y mientras en el mundo las reacciones no se han hecho esperar, el gobierno de Estados Unidos solicitó a China la liberación de la viuda de Xiaobo.
Últimos meses y un cáncer terminal
Los médicos le habían diagnosticado un cáncer de hígado terminal en mayo a este escritor y profesor de literatura, que había sido líder del movimiento democrático de Tiananmen en 1989 y enemigo del régimen comunista. La noticia de su hospitalización a finales de junio provocó las críticas de varias organizaciones proderechos humanos y de los familiares del Nobel, que le reprochaban a Pekín que no le permitiera salir de la cárcel, pero el gobierno chino insistió en que Liu recibía los cuidados de prestigiosos oncólogos. El disidente deseaba ser hospitalizado en el extranjero, y varios países, incluidos Estados Unidos y Alemania, pidieron al régimen comunista que accediera a esa petición, pero Pekín rechazó los llamamientos de la comunidad internacional al considerarlos como una injerencia en sus asuntos internos.
Disidente chino pudo ser atendido en otro país
El Hospital Universitario Nº1 de Shenyang había asegurado a principio de julio que, dado el estado de salud de Liu, habría sido “peligroso” trasladarlo al extranjero. Pero dos médicos occidentales, un estadunidense y un alemán que viajaron a China para atender al enfermo, contradijeron a las autoridades médicas locales y consideraron posible llevarlo a otro país. Ye Du, un disidente cercano a la familia de Liu, afirmó que Pekín quería detener al opositor político “hasta la muerte”. Fuera de China, Liu “podría expresarse políticamente como premio Nobel, lo cual tendría un impacto negativo sobre el partido y el país”, declaró Ye Du a la AFP. Liu Xiaobo fue condenado en 2009 a 11 años de reclusión por “subversión” tras haber reclamado reformas democráticas. Es uno de los autores de un osado manifiesto, la Carta 08, que pedía elecciones libres. Fue laureado con el premio Nobel de la Paz en 2010. En 2010, el opositor se enteró desde su celda que le habían otorgado el premio Nobel de la Paz. El comité Nobel quiso recompensar aquel año “un largo combate no violento por los derechos humanos fundamentales en China”. En la ceremonia de entrega en Oslo, se escenificó su ausencia con una silla vacía. “Nos parece profundamente perturbador que Liu Xiaobo no haya sido transferido a un hospital en el que podría haber recibido un tratamiento médico adecuado antes de que su enfermedad entrara en fase terminal”, declaró este jueves la presidenta del comité Nobel, Berit Reiss-Andersen. “El Gobierno chino tiene una gran responsabilidad por su muerte prematura”, añadió en un comunicado.
Justicia alemana rinde homenaje al activista chino
El ministro de Justicia alemán, Heiko Maas, rindió homenaje a Liu en la red social Twitter. “Su resistencia por la no violencia lo convirtió en un héroe de la lucha a favor de la democracia y los derechos humanos”, escribió. En un texto leído durante la ceremonia de entrega del Nobel, en la que estuvo representado por una silla vacía, Liu -más moderado que algunos disidentes chinos en el exilio- reafirmó su intención de “responder a la hostilidad del régimen con buena voluntad y al odio con amor”. El régimen chino se indignó entonces por la atribución del Nobel a “un condenado” y congeló sus relaciones con Noruega hasta diciembre de 2016. Desde la llegada al poder del presidente Xi Jinping a finales de 2012, se ha incrementado la represión política en el gigante asiático. Tras haber reprimido a los defensores de los derechos humanos, el régimen también persiguió a sus abogados, deteniendo a decenas de juristas y militantes. El nombre del premio Nobel es tabú en la prensa oficial, salvo en los diarios chinos de lengua inglesa que califican a Liu de “criminal”. El disidente es un desconocido para gran parte de la población de su país. (Foto: Handout / James. H via FactWire News Agency / AFP). KT