Muere Harry Belafonte, el cantante pro activismo
El cantante saltó a la fama en la década de 1960 con éxitos como Day-O, además, luchó por los derechos civiles de los afroamericanos y destacó su simpatía por figuras de la izquierda política como Fidel Castro y Hugo Chávez
Tras un evento por insuficiencia cardiaca congestiva, Harry Belafonte, cantante, actor y activista de derechos civiles que rompió las barreras raciales, murió a los 96 años.
Tras interpretar éxitos mundiales como Day-O, también conocido como The Banana Boat Song, ser galardonado con un premio Tony, además de actuar y aparecer en numerosos largometrajes, Belafonte pasó su vida luchando por una variedad de causas. Por ejemplo, financió numerosas iniciativas de la década de 1960 a favor de los derechos civiles de los afroamericanos; también hizo campaña contra la pobreza, el apartheid y el Sida en África. En su simpatía por la izquierda política, apoyó a figuras políticas como Fidel Castro de Cuba y Hugo Chávez de Venezuela.
Belafonte nació en 1927 en la zona donde se ubicaba la clase trabajadora de Harlem, Nueva York, y pasó ocho años de su infancia en Jamaica. Después regresó a Nueva York para cursar la escuela secundaria, y tras mostrar problemas de dislexia, abandonó sus estudios posteriormente. Tomó trabajos ocasionales en los mercados dentro del distrito de la confección de la ciudad, y luego se inscribió en la Marina de Estados Unidos a los 17 años, en marzo de 1944, donde trabajó como cargador de municiones en una base en Nueva Jersey.
Terminada la guerra, fue asistente de conserje, pero aspiró a convertirse en actor después de ver obras en el American Negro Theatre de Nueva York, junto con su compañero aspirante a actor Sidney Poitier. Tomó clases de actuación con Marlon Brando y Walter Matthau como compañeros.
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Su álbum debut llegó en 1954 e incluía una colección de canciones populares tradicionales; en su segundo álbum el éxito llegó con el primer número 1 en la nueva lista de álbumes de Billboard de Estados Unidos, en marzo de 1956.
Al año siguiente su tercer álbum, Calypso, con canciones de su herencia jamaicana, llevó el estilo calipso a muchos estadounidenses por primera vez y se convirtió en el primer álbum en vender más de un millón de copias en Estados Unidos.
El sencillo principal fue Day-O, conocida como The Banana Boat Song, una canción emblemática de Belafonte, pues pasó 18 semanas en la lista de sencillos del Reino Unido, incluidas tres semanas en el número 2.
Su versión de Mary’s Boy Child fue una de las primeras en las listas del Reino Unido ese año, mientras que Island in the Sun alcanzó el número 3. Así, lanzó 30 álbumes de estudio, además de álbumes en colaboración con Nana Mouskouri, Lena Horne y Miriam Makeba. Este último lanzamiento le valió uno de sus dos premios Grammy; más tarde recibió un Grammy por su trayectoria y el premio al mérito del presidente de la Academia.
La vida a la izquierda
En la década de 1960 aseguró en una entrevista, se gestó su espíritu rebelde, algo que lo llevó por el activismo, por lo que usó su nueva riqueza para financiar varias iniciativas. Fue asesorado por Martin Luther King Jr. y Paul Robeson. Incluso sacó a King de una cárcel de Birmingham, Alabama, en 1963, además de coorganizar la marcha en Washington que culminó con el discurso “Tengo un sueño” de King. También financió a Freedom Riders y SNCC, activistas que luchan contra la segregación ilegal en el sur de Estados Unidos, y trabajó en campañas de registro de votantes.
Más tarde se centró en una serie de iniciativas africanas. Organizó el disco benéfico de estrellas We Are the World, recaudando más de 63 millones de dólares para el alivio del hambre, y su álbum de 1988, Paradise in Gazankulu, protestó contra el apartheid en Sudáfrica. Fue nombrado embajador de buena voluntad de Unicef en 1987 y luego hizo campaña para erradicar el sida de África.
Fue un acérrimo defensor de la política de izquierda, crítico de la política exterior de Estados Unidos, e hizo campaña contra el armamento nuclear y se reunió tanto con Castro como con Chávez.
En la reunión con Chávez, en 2006, calificó al presidente estadounidense George W. Bush como “el mayor terrorista del mundo”. También calificó a los secretarios de estado de origen afroamericano en la gestión de Bush –entre ellos Colin Powell y Condoleezza Rice– como esclavos que trabajaban en la casa de su amo en lugar de en el campo, críticas que Powell y Rice rechazaron.
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