Tony Brooks, pionero del deporte del automóvil, que ganó seis grandes premios de Fórmula 1 en los años 1950 y era apodado el “dentista de las carreras”, falleció a la edad de 90 años.
El británico era el último superviviente de los vencedores de carreras de Fórmula 1 en los años 1950.
Brooks se había impuesto en su debut en F1 en el Gran Premio de Siracusa, en Sicilia, en 1955, que no formaba parte del campeonato. Había sido inscrito a última hora y había participado cuando era todavía estudiante de dentista.
“Formaba parte de un grupo especial de pilotos que eran pioneros y que superaron sus límites en una época de grandes riesgos”, declaró el presidente de la F1, Stefano Domenicali. “Lo vamos a echar de menos y nuestros pensamientos va a su familia en este momento”.
Brooks registró su primera victoria en el Mundial en el Gran Premio de Gran Bretaña, en Aintree, en 1957, donde compartía el volante con Stirling Moss en el equipo Vanwall.
Brooks está considerado, junto a Moss, como el piloto británico en no haber ganado nunca el Mundial de F1.
Brooks habría podido ser campeón del mundo con Ferrari en 1959 si no hubiera recibido un choque en la primera vuelta de la última carrera, en Sebring, en Estados Unidos, por parte de su compañero Wolfgang Von Trips.
En ese momento perdió dos minutos en boxes para que se verificaran los daños sufridos por su auto y acabó cruzando la meta en tercera posición, perdiendo el campeonato con siete puntos de retraso respecto a Jack Brabham.
Brooks tenía un récord entre los pilotos de su época, eclipsado solo por el quintuple campeón del mundo argentino Juan Manuel Fangio, el doble campeón del mundo italiano Alberto Ascari y su compatriota Moss: subió 10 veces al podio en el curso de su carrera en 38 pruebas, ganando también los grandes premios de Bélgica, Italia, Francia y Alemania. MAAZ
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