Es impreciso e injusto afirmar que es insuficiente el mecanismo federal de protección a periodistas y sus equivalentes que existen en 28 entidades de la república. La actuación de todos juntos ha sido, es y será exageradamente poco para frenar los agravios y asesinatos. Además, hay demasiada simulación en los estados. Hay que cambiar la estrategia.
La violencia contra periodistas se torna más mortífera.
El sexenio más letal para la integridad de quienes ejercen el periodismo ha sido el de Calderón (2006-2012) por los 48 asesinatos de personas vinculadas al periodismo. Los agravios crecieron a 1,092.
En junio de 2012 comenzó a operar el mecanismo de protección federal, pero en adelante, en los seis años del gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2018) se registró un asesinato menos (47) y las agresiones aumentaron a más del doble (2,502).
En los diez meses del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, ha sido demencial el crecimiento de homicidios a personas que la ley de protección define como periodistas: 20 en menos de un año.
El promedio anual de crímenes con Calderón fue de casi 8 por año (47 en el sexenio) y de 8 con Peña Nieto (48 en seis años). Y de diciembre a la fecha se registran 20 en diez meses.
Ligera baja en agresiones
El registro de agresiones en general en estos diez meses del gobierno actual muestra tendencia a la baja. La organización Periodistas de a pie informa de 245 hasta fines de septiembre. con un promedio mensual de 24.5. Esta cifra es un poco menor al promedio mensual de 26 registrados con Calderón y casi 39 por ciento menos del promedio de 34 agravios por mes que se registraron con Peña Nieto.
Esta disminución podría ser buena noticia. Primero porque ha crecido la práctica entre periodistas de denunciar todo, hasta los empujones y cerrones de puerta que hasta hace poco eran aceptables; segundo porque se han incorporado a este tipo de registro los agravios en internet y de los blogueros y otros aficionados que hacen coberturas de manifestaciones, lo que hace doce y seis años no se denunciaba.
También podría suponerse que el promedio mensual de agravios registrados está bajando sensiblemente porque hay algún efecto disuasivo en la existencia de los mecanismos y en las medidas de autoprotección de los mismos periodistas.
No obstante 25 agresiones por mes son preocupantes y resulta aterrador que el promedio mensual de crímenes se haya triplicado en diez meses. ¿Están optando por asesinarnos en lugar de agredirnos de otras formas?
Un mecanismo activo y 28 simulaciones
En sus 7 años de operación el mecanismo federal ha podido incorporar como beneficiarios de distintos niveles de protección a un poco más de 500 periodistas entre los casi 3 mil registros de agravios en ese lapso. Apenas el 16.6 por ciento. La mayoría aplastante de agravios y asesinatos a periodistas ocurren en los estados.
En 2012, desde los meses posteriores a la creación del mecanismo federal, se iniciaron las gestiones para que los gobiernos estatales se vincularan a las acciones de protección y prevención. Pero su comportamiento, en lo general ha sido para simular que hacen sin hacerlo realmente.
Un elemento de esta simulación la informó el diagnóstico que entregó el mes de junio la oficina en México del Alto Comisionado para Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
“En los estados actualmente existen dos mecanismos locales y 12 Unidades Estatales de Protección (UEP) y de estas algunas están constituidas por una única persona que además tiene responsabilidades en varios otros temas.
“En 15 estados designaron (solo) enlaces con el Mecanismo en la Secretaría General de Gobierno, la Fiscalía o en la Secretaría de Seguridad Pública. No aceptan el protocolo que desde el origen se les propuso, comento yo.
“Cuatro estados no tienen ni enlace, ni UEP”.
Aún más. Ese mismo diagnóstico indica que los aportes de los estados a la protección de periodistas y defensores no llegan ni al 10 por ciento en los siete años.
Siete años debieran ser suficientes para hacer alcanzado una red o una especie de sistema nacional de protección a periodistas y a defensores de los derechos humanos con medidas de protección y muchas políticas públicas de prevención. Pero sus mecanismos disímbolos han sido inútiles frente a los crímenes y agresiones que no cesan. Es muy clara la falta de sensibilidad y de voluntad política de los gobiernos estatales.
Como se observa, es muy alta la insuficiencia general de los mecanismos, tanto federal como estatales, porque además se limitan a lo cautelar.
Por un plan de protección integral
Para el diagnóstico del mecanismo federal los expertos de la ONU hicieron una revisión exhaustiva de la actuación de este y emitieron 103 recomendaciones (33 de para mejorar su operación cotidiana, como una especie de manual).
Realmente el mecanismo federal realiza el 90 por ciento del trabajo de protección a pesar de sus limitantes presupuestales, la sobrecarga de trabajo de su personal y sus deficiencias. La ONU advirtió que aun con mayores presupuesto y personal será insuficiente de no modificarse su visión.
Se necesita otro modelo para proteger al ejercicio del periodismo. Y junto al castigo, la prevención es la clave para atajar la violencia contra el periodismo.
Durante más de 5 años hemos propuesto en todos los foros posibles otro modelo, una estrategia con otra mirada.
Las propuestas más elaboradas al respecto fueron publicadas con el título Recomendar al recomendador dentro del libro Estudios sobre el cumplimiento e impacto de las recomendaciones generales, informes especiales y pronunciamientos de la CNDH 2001-2017 que hicieron el Programa Universitario de Derechos Humanos y el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM en 2018 a petición de la CNDH.
Allí asentamos que se han identificado seis grandes vulnerabilidades de las personas que ejercen el periodismo en todo el país y eso eleva los riesgos de agresión, como sigue ocurriendo; vulnerabilidades que varían en rango de importancia según la región o estado, pero todas requieren ser atendidas bajo una visión integral que les facilite, en primer lugar, elevar capacidades profesionales para su autoprotección y en segundo rango de importancia, dotarlos de un andamiaje jurídico y políticas públicas para que obtengan fortalezas profesionales, laborales y sociales.
La propuesta central es la prevención. Discutir y adoptar un plan nacional de protección integral que involucre a diversas secretarías del gobierno federal, a todos los gobiernos de los estados, a las empresas de los medios y a los periodistas organizados para su profesionalización.
Este plan contendría cuatro programas para un Plan integral 1. Contra la vulnerabilidad profesional, laboral y social; 2. Contra la vulnerabilidad por agravios; 3. Contra la vulnerabilidad por el régimen legal; 4. Contra la vulnerabilidad organizativa profesional.
Los mecanismos cautelares, insistimos, son muy insuficientes. Se necesita otra mirada, otra sensibilidad y más voluntad política.
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Texto para ser presentado y argumentado en la Mesa Redonda Mecanismos de protección en el ejercicio periodístico en el auditorio González Casanova de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM el lunes 14 de octubre.