Atención colegas en estados y municipios en alta violencia, que trabajan en medios pequeños, con mucha precariedad laboral, con pocas fortalezas profesionales y sin apoyo gremial o de sus empresas pero que insisten en hacer coberturas de políticos corruptos, de pandillas organizadas para delinquir o de personas violentadas tienen que ver el foro sobre desplazamiento forzoso interno de periodistas que les ayudará a no tener que desterrarse, abandonar su empleo, romper lazos hasta familiares, cambiar hábitos y hasta de profesión, o sea, hacerse invisibles y morir un poco.
No son pocas las personas de otras entidades que hacen periodismo en México y tienen que huir de la muerte, y refugiarse en la Ciudad de México por su cuenta y riesgo o solicitar la protección federal.
No hay un registro del total, pero desde 2019 las solicitudes de protección al mecanismo de la Secretaría de Gobernación siguen creciendo a un ritmo que desborda sus capacidades. En 2021 no ha muerto ningún periodista por asesinato.
Las cifras oficiales del mecanismo federal al 20 de marzo indicaban que 65 periodistas bajo su protección residían en la Ciudad de México (22 de ellas son mujeres) y de estas 44 cuentan con refugio para su seguridad porque provienen de varios estados de la república (8 mujeres).
Esto significa que al menos 44 personas que hacían periodismo han sido forzados a buscar asilo en los tiempos recientes. Se ignora cuántas otras se han asilado por su cuenta en esta u otras entidades. A todas estas personas se les llama Desplazados y trascendía muy poco de la vida que han perdido.
Tres estudios
Para prevenirse a sí mismos o alertar a colegas cercanos y no convertirse en Desplazados tendrán una pequeña ayuda al mirar tres videos de un foro en la cuenta de Facebook de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (1 y 2: https://bit.ly/3c13O0b, 3: https://bit.ly/3vPKkUn y 3: bis https://bit.ly/3bY3pM2). Allí se actualizarán sobre las muchas limitantes para enfrentar lo dramático y triste de este fenómeno en México y se percatarán de novedades.
Por ejemplo, sabrán de tres novedosos estudios académicos que obtuvieron hallazgos de marcos legales y niveles de confianza en instancias del Estado; de que si funcionan para esto los mecanismos de protección tanto el federal como el de la capital del país a pesar de sus muchas limitaciones; de la red de colaboración de organismos internacionales como Reporteros sin Fronteras de Francia y del Comité de Protección a Periodistas de Estados Unidos. Sobre todo, verán síntesis de los demasiados padeceres para sobrevivir de quienes están desplazados y muchos otros problemas de ellos y de autoridades para lograr que retornen a sus sitios originales o para hallarles otras formas de vida y trabajo.
En las exposiciones también se confirma la indolencia y carencia de empatía de la mayoría de gobernadores, presidentes municipales y sus gabinetes con las y los periodistas agredidos; que los dos mecanismos de protección que funcionan son esencialmente reactivos para la protección cautelar porque avanza muy lentamente la prevención de agravios, que aun no se logra una visión integral que reste vulnerabilidades a las y los periodistas. Y lo más triste de todo, se corrobora que la falta de unidad entre la enorme mayoría de colegas es quizá el factor que más facilita agresiones.
El foro
Tiene que decirse que este el primer foro sobre desplazados con un alto nivel de expositores y que lo idearon dos conocedores: Brisa Maya Solís, veterana defensora de la libertad de expresión que destacó como directora del Centro de Comunicación Social (Cencos) y Gerardo Albarrán de Alba, veterano reportero, defensor de periodistas y de audiencias.
El foro ocurrió el jueves 18 de marzo por vía digital, tuvo tres mesas. La primera fue sobre “Desplazamiento forzado interno: investigaciones y hallazgos”. Moderó Yennué Zárate del Programa de Periodismo del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE).
Presentaron sus investigaciones académicas la consultora María Edith López Hernández quien entregó un diagnóstico general para su difusión abierta y el ex reportero Marcelino Nieto Brizio quien mostró avances de su investigación para doctorado en Comunicación de la Universidad Iberoamericana (UIA).
En la segunda sobre El desplazamiento forzado interno en primera persona moderó Mireya Márquez de la UIA. Quienes vean este segmento se sacudirán con los testimonios de dos colegas que valientes contaron sus historias como desterrados: Violeta Santiago de Veracruz y Martín Durán de Sinaloa quien probablemente sea el único que ha podido regresar a su entidad.
Ambos periodistas contaron con los comentarios y contextos de las académicas Celeste González profesora de la Escuela de Periodismo en la Universidad de Arizona que también presentó datos del tercer estudio sobre el tema y Grisel Salazar Rebolledo, coordinadora del Programa de Periodismo del CIDE, ella es quien más ha estudiado al periodismo de las entidades de la república mexicana.
La tercera mesa se llamó Los desafíos del desplazamiento forzado interno: de la sociedad civil a la política. Moderó Gerardo Albarrán. Expusieron Giovanna Garrido, responsable del área de prevención del mecanismo de protección federal y Tobyanne Ledesma, directora del mecanismo de la Ciudad de México, única entidad que tiene medidas sociales para atender a personas desplazadas que defienden derechos humanos y periodistas.
Aquí también, con sus críticas y aportaciones expusieron los corresponsales de los dos organismos internacionales más veteranos, activos y efectivos en la defensa de periodistas: Balbina Flores de Reporteros Sin Fronteras (RSF) y Jan-Albert Hootsen del Committee to Protect Journalists (CPJ) de Estados Unidos.
Urge prevenir
Es probable que las y los colegas que vean completo este foro coincidan en que es altamente positivo, pero también coincidan en lo más preocupante: falta mucha prevención.
Falta prevenir entre nosotros. Muy pero muy pocas personas que ejercen el periodismo evalúan sus vulnerabilidades, toman prevenciones al ejercer y menos se agrupan para reaccionar con rapidez cuando amenazan o agreden a sus colegas.
Por ejemplo, se percibe muy poca comprensión y solidaridad, no solo de sectores sociales organizados de México, sino también de nuestros pares más fuertes y menos de las grandes empresas.
Las instancias del Estado no han construido una estrategia nacional de prevención. Todos los órganos oficiales son reactivos.
Las políticas públicas que hacen falta, con leyes o sin ellas, tendrían que visualizar que las personas que ejercen el periodismo profesional requieren ser reconocidas como del interés público y ayudarles a disminuir vulnerabilidades que cada día aumentan, como reconocieron todas y todos en el foro.
Pero sobre todo las y los profesionales de la información tendremos que encontrar la manera de construir una medida nacional muy viable que sería realmente efectiva para prevenir:
Una red de redes de periodistas de todo el país para alertas tempranas y reacción rápida ante amenazas o agresiones. Red que no funcionaria sin el concurso de los mecanismos e instancias relacionadas con autoridades de todos los niveles y los organismos civiles nacionales e internacionales. Es cierto que en lo que va de 2021 no hemos registrado ningún asesinato de periodistas, probablemente porque muchas y muchos amenazados han logrado huir o encontrar protección, pero no lo sabemos realmente. Todavía sabemos muy poco de cómo sobrellevan ese alto costo de hacer periodismo. Entre ellas y ellos dicen que ser desplazado forzoso, es como morir un poco.