Fue estremecedor saber que, por miedo extremo, se había exiliado por sexta vez Alberto Escorcia, ese reportero mexicano que transitó acelerada y extraordinariamente al manejo digital de la información hasta convertirse, probablemente en el primero de su tipo. En esta ocasión tramita su asilo en Suecia por altos riesgos contra su vida. Y el sacudimiento aumentó al ver su segundo mensaje, en el que pide ayuda, pero no gratuita, sino a cambio de sus servicios para poder seguir siendo periodista incómodo.
En febrero de 2022 supe de esos alcances profesionales de Alberto en una reunión virtual entre las nueve personas que participaríamos como instructores en la Especialidad de Periodismo de la Universidad Autónoma de Coahuila. Curso de posgrado en donde se transfieren conocimientos de periodistas veteranos y conocedores de la ética, de la fotografía, lo político, lo cultural, deportivo, financiero, científico, de las aplicaciones digitales y del Blogging periodístico,
La periodista y escritora, coordinadora de la especialidad, Dalia Reyes, nos presentó a todos como “expertos en sus materias, quienes han sido galardonados con múltiples premios a nivel nacional”: Eddie Macías, Patricia Vega, María Eugenia Arriaga, Gerardo Albarrán, Rogelio Hernández, Roberto Piñón, Miguel Sánchez Maldonado y Alberto Escorcia, quien sería titular de la materia Periodismo 3.0, lo más actual de las vías y modalidades de la difusión de información.
Alerta
Hasta once mes después, el 11 de enero de 2023, todos los periodistas capacitadores de ese curso académico fuimos enterados que Alberto Escorcia había enviado un mensaje breve, más bien una alerta desde Suecia, en la que solicita nuestra ayuda. Luego, algunos pudimos ver una explicación de su autoexilio que él redactó para el portal internacional underground periodismo internacional.
La lectura de ese texto también tendría que zarandear a quienes ignoran mucho de quienes son periodistas profesionales, pero que las amenazas han convertido en desplazados, en exiliados de su vida, sobre todo los que más incomodan, como Alberto.
En ese texto Alberto Escorcia narra la última amenaza grave, que resintió en mayo de 2022, por unos extraños clientes. Después, relata los amagos anteriores:
“ESTOCOLMO, Suecia.- (…) Desde 2012 he recibido amenazas y agresiones por realizar mi trabajo como blogger, principalmente por documentar el uso de bots y trolls y sacar a la luz pública operaciones de desinformación y manipulación digital en México. Mi vida corre peligro, he estado exiliado en España en dos ocasiones y en Costa Rica tres.
Cito uno de esos episodios, ocurrido en 2015, cuando aún usaba un seudónimo que era “LoQueSigue”. Resulta que decidí dar mi nombre en una entrevista a la revista Wired en la que hablaba sobre el descubrimiento de los “peñabots” -un ejército de cuentas de bots en Twitter al servicio del entonces presidente Enrique Peña Nieto- y cómo estos eran usados para reducir el impacto de las protestas en las calles a través de Twitter, una de las redes sociales con mayor fuerza en la opinión pública de México.
Tras la publicación de la entrevista -y darse a conocer mi nombre- recibí amenazas de muerte masivas; cientos de ellas en pocos días, lo que resultó en mi incorporación al Mecanismo de Protección a Periodistas.
Otro ejemplo. En 2017 descubrí que los saqueos que parecían espontáneos durante las protestas contra el llamado “gasolinazo” fueron instigados y organizados a través de bots en las redes sociales, principalmente Twitter y Facebook. Después de publicarlo en mi blog, el análisis fue retomado por muchos medios, incluyendo a la televisión.
En ese contexto, el departamento de mi vecina fue destrozado. Personas habían ido al edificio a preguntar por mí, pero tenían mal la información y entraron al departamento de arriba y no al mío. Tuve que huir a San José de Costa Rica.
No era la primera incursión en mi domicilio. Cuatro años antes, personas desconocidas entraron a mi casa para robar un par de discos duros donde guardaba las pruebas de cómo la policía de la Ciudad de México organizaba muchos de los destrozos ocurridos durante las marchas en contra del jefe de gobierno local Miguel Ángel Mancera y el presidente Peña Nieto.
Se trataba de videos donde se mostraba cómo el grupo Dragón de la policía de la Ciudad de México organizaba a individuos encapuchados, hecho que confirmó el periodista Paris Martínez cuando posteriormente grabó a uno de estos elementos rompiendo los cristales de una parada en avenida Reforma durante las protestas por los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa.
Mi vida en esos tiempos era un infierno. Estaba inscrito en los dos Mecanismos de Protección a Periodistas, el Federal y el de la Ciudad de México, los cuales te imponen medidas más de corte militar que humanitarias y te impiden ejercer tu trabajo: te ponen a una patrulla para que acuda a tu auxilio y van casi todos los días policías para que firmes una prueba de que estás vivo. Te ponen una reja de hierro en la puerta y un timbre con video. Con el tiempo, lo único que logran es aislarte.
Las amenazas no solo te afectan a ti, a tu salud; afectan a tu círculo cercano y cada vez te vas quedando solo. No consigues trabajo. Y no soy al que le ha ido peor: hay quienes después de las amenazas dejan la profesión, que me imagino es el propósito de ellos: matarte en vida. Muchos de mis colegas sufren graves trastornos de salud mental como depresión y paranoia, provocando que su gente cercana los evite.
En diciembre de 2018 cambió el gobierno en México. Sin embargo, a diferencia de los peñabots que formaban un “ejército tercerizado” (un servicio subcontratado), apareció en nuestro país el grupo llamado Red AMLO, una red de trolls fanáticos del nuevo gobierno que toman su defensa si, por ejemplo, algún periodista le realiza un cuestionamiento difícil al presidente. En ese caso, este grupo se encarga de acosar en línea (doxing), atacar y amenazar a quienes lo hayan hecho.
En 2019 publiqué un reporte de cómo funcionaba esta red, por lo que volví a recibir amenazas. En esa ocasión decidí no salir del país. Mi reporte fue retomado por medios nacionales e internacionales y luego de ser entrevistado en uno de los noticieros de mayor audiencia en México, el del periodista Carlos Loret de Mola, comenzó un hostigamiento constante de esta red. Fue insoportable: no podía tener actividades públicas, tenía limitada mi vida social, y todo el estrés se vio reflejado en mi salud.
Ya son seis veces las que me han amenazado de muerte. Una de ellas ya me forzó a huir a toda prisa del país. Por la suma de todas esas amenazas y por la “muerte social” que he sufrido, a mediados de junio pasado solicité el asilo político en Suecia, donde mis habilidades serán más útiles.
Con todo el dolor de mi corazón vendí todas mis cosas en México, me despedí de mi familia y, cuidándome la espalda, fue que llegué hace un mes (en junio de 2022) a esta nación escandinava. Esta vez he decidido salir de forma permanente y es la razón por la cual estoy contando esta historia; para que todo tenga sentido y que mi lucha haya valido de algo.
Relato aquí.
Ayúdanos a continuar nuestro trabajo en el exilio
El mensaje personalizado que recibimos hace días sus colegas periodistas y capacitadores universitarios también agita, porque aflora su naturaleza de periodista que quiere seguir haciendo lo mismo desde Suecia, a pesar de los riesgos y además pide ayuda para eso:
Me encuentro en Suecia solicitando asilo…acudimos a su ayuda para continuar con nuestro trabajo
La forma en que puedes ayudarnos son las siguientes:
Difundiendo o inscribiéndote a los cursos emergentes que hemos lanzado justo para recaudar fondos para compartir nuestra metodología y conocimientos en estos años: Curso de detección de Fake News y Curso de Periodismo Digital.
También contratándonos para analizar tus temas de interés en redes sociales, hacemos un listening muy detallado y detectamos si se usa manipulación en tu contra. También te podemos ayudar a mejorar el desempeño de tu medio para alcanzar más visitas.
Donando en nuestra colecta en GoFundMe, si cada uno de ustedes nos ayudara con 5 dólares podríamos salir al paso de esta situación temporal
O bien, donando directamente vía Paypal o en transferencia en nuestra cuenta CLABE: 646180 120 628960100 Banco Rappi STP a nombre de José Alberto Escorcia Gordiano.
¡Gracias por la solidaridad! Alberto (@LoQueSigue_ en Twitter) ¿Alguien sabe de más casos de periodistas mexicanos exiliados para evitar ser asesinados? Podrían ser decenas. La ayuda que podamos otorgarles será alivio temporal. La impunidad estimula más violencia. Las soluciones deben provenir de políticas de Estado.