El mes de junio traía para periodistas una buena noticia a pesar de la tendencia preocupante para colegas mujeres. Pero en menos de un día dos reporteros fueron abatidos y nuestro medio ambiente volvió a oscurecer.
Era buena noticia que las agresiones contra periodistas en contextos electorales federales disminuyeran 70.27 por ciento.
En 2018 se registraron 185 agresiones y de ese total, 63 ocurrieron el día de las elecciones. En contraste, durante el proceso de 2021 fueron 55 agresiones y únicamente 16 el día de las votaciones, según datos de la Red Rompe el Miedo, que difunde Artículo 19,
La tendencia preocupante aparejada, era que, a pesar de la mengua de casos de violencia, de enero a junio por vez primera fueron agredidas más mujeres periodistas que hombres.
En el proceso electoral de 2018 fueron 39 las agresiones contra mujeres periodistas entre un total de 185 (21 por ciento) y para 2021 aumento la proporción a 52.7 por ciento (29 periodistas mujeres agredidas y 26 hombres) de acuerdo con los reportes respectivos de Artículo 19 y de la asociación civil Comunicación e Información de la mujer.
Parecía mejorar nuestro medio ambiente profesional en relación con la violencia.
Pero los días 16 y 17 de junio fueron asesinados Felipe Enrique García en Metepec, Estado de México y Gustavo Sánchez Cabrera cerca de Tehuantepec, Oaxaca.
Con ellos suman tres periodistas ultimados en 2021. El 2 de mayo mataron a Benjamín Morales Hernández en Sonoyta, Sonora.
Y entonces regresó lo sombrío para el ejercicio libre y seguro del periodismo.
Inaceptable violencia contra mujeres
La tendencia de mujeres periodistas agredidas preocupa porque ellas representan menos de la tercera parte de las personas en estas labores.
Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo de 2019 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) laboraban en México 36 mil 066 personas como periodistas. De ese total 10 mil 315 eran mujeres (28.6 por ciento).
Por tanto, en proporción aritmética la violencia contra ellas tendría que ser mucho menor.
Pero en el México de 2021 sigue demasiado pesada la atmósfera machista en contra de todas las mujeres de México.
Todos los indicadores confirman la vulnerabilidad de las mujeres y quienes laboran en periodismo no son la excepción:
Casi la mitad de ellas, de acuerdo con el INEGI (5 mil,190), carece de seguridad social en el Instituto Mexicano del Seguro Social o en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales y otros; una de cada cinco (el 20.6 por ciento) “trabaja por cuenta propia o son empleadores, trabajadoras sin pago y otros”.
En la profesión de periodista poco mejora para ellas.
La International Women’s Media Foundation examinó en 2011 a más de 500 empresas de medios de comunicación en 59 países y encontró que “Las desigualdades de género en la sociedad encuentran eco en los medios de comunicación, con representaciones estereotipadas de hombres y mujeres, así como una menor presencia de mujeres entre el personal de las empresas de comunicación, especialmente en puestos directivos…los hombres ocupaban el 73 por ciento de los puestos de alta dirección y el 64 por ciento de los puestos de periodistas” (Informe, citado por La Red de profesionales ACE ).
La pandemia en el mundo y en México disminuyó empleos, prestaciones y seguridad tanto para hombres como mujeres en el periodismo.
No obstante que de cada 10 periodistas tres sean mujeres, el medio ambiente discriminatorio las hace más vulnerables.
¿Por qué agreden más a mujeres periodistas?
Quizá por eso en el periodo de campañas electorales (enero a junio) fueron agredidas 29 de ellas y 26 hombres, como lo documentó la asociación civil Comunicación e Información de la mujer.
Tendrá que estudiarse si esa violencia contra ellas tiene, además de su vulnerabilidad, como causa las formas con que hacen periodismo.
Nadie puede dudar que las mujeres tienen un visión del mundo y formas distintas de entenderlo y narrarlo.
En el ámbito científico sobran los estudios demostrativos de lo diferente de su visión. Ellas son mejores diferenciando los colores, mientras que los hombres gozan de una mayor percepción de los movimientos rápidos y las distancias aseguran Brooklyn College e Israel Abramov, en su investigación difundida en la revista Science.
“En la mayor parte de los hombres, el espectro visible requiere una longitud de onda ligeramente más larga que las mujeres con el fin de experimentar el mismo tono”, se concluyó en el estudio.
Y en periodismo aportan también su naturaleza. En el libro el Género es el Mensaje la académica Francisca Robles analiza la manera femenina de ejercer el periodismo. Dice:
“Ante la pregunta de ¿por qué? sobre el mismo hecho, se generan versiones tan diversas -haciendo parecer al mismo hecho como dos como hechos distintos- que es posible responder que es debido al tipo de implicatura (sic) de quienes relatan los hechos.
“El periodismo de mujeres sostiene su credibilidad en las implicaturas textuales y contextuales reflejadas en sus discursos, en ellos dejan entrever sus roles familiares (madres, esposas, hijas, hermanas) sus roles profesionales (políticas, sociólogas, psicólogas) su calidad de narradoras, protagonistas o testigos e incluso su calidad de víctimas, cómplices y victimarias.”
¿Cuáles agresiones?
El informe de agresiones a mujeres periodistas en 2021 de Comunicación e Información de la Mujer reseña que fueron: comentarios misóginos y sexistas contra reporteras, intimidación, descrédito a su labor informativa, hostigamiento, bloqueo informativo y amenazas en redes sociales y, por supuesto, agresiones directas verbales o físicas.
La mayoría de las periodistas (37.9 por ciento) fueron violentadas por la ciudadanía, personas que, si bien no tenían un cargo público, sí tenían relación laboral, personal o familiar con alguna candidata, candidato, partido político o eran funcionarios de casilla y 27.5 por ciento de las comunicadoras fueron agredida por candidatos a cargos de elección.
Urgencias
Al analizar las agresiones más recientes contra otras cuatro mujeres periodistas el director de la oficina en México de Artículo 19, Leopoldo Maldonado demandó dos tipos de acciones del Estado:
Del ejecutivo federal que se abstenga de emitir un discurso estigmatizante contra la prensa y contra quienes ejercen el derecho a la libertad de expresión y acceso a la información.
Y del Sistema Nacional de Prevención, Atención, Sanción y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, exigió investigar las agresiones en el ámbito de las respectivas competencias de las entidades federales, estatales y otras que allí participan.
Ya era preocupante esa tendencia de mayor violencia contra mujeres periodistas que contra hombres. No obstante, con la disminución de agravios parecía mejorar un poco el medio ambiente para periodistas vulnerables, pero ocurrieron esos dos crímenes contra dos colegas más frágiles todavía.
Y otra vez regresó la pregunta ¿hasta cuándo habrá alguna iniciativa gubernamental efectiva que pueda reducir los altos niveles de vulnerabilidad de quienes realizan esta labor esencial para las relaciones democráticas?