“Está descansando por ahora. No está disponible”. Con estas palabras, Andrey Kartapolov, jefe del Comité de Defensa de la Duma Estatal de Rusia, dio cuenta del destino del general Sergey Surovikin, comandante militar ruso a quien no se le ha visto desde la fallida rebelión del Grupo Wagner, y quien, según lo reveló CNN, formaba parte en secreto de la compañía militar privada.
Pero las versiones se contradicen. Esta tarde, el medio de noticias ruso Verstka publicó que Surovikin fue detenido por los servicios de seguridad rusos desde el 24 de junio, precisamente por su relación con los mercenarios de Wagner.
El militar no cuenta con ninguna acusación hasta el momento. Esto a su vez aumenta la disyuntiva del estado ruso, ya que se trata de uno de los militares con mayor reputación en el país, por lo que un eventual arresto podría aumentar el descontento en las calles, donde muchos ciudadanos ya han manifestado estar en contra de la guerra y sus consecuencias.
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Las versiones de que el militar fue detenido comenzaron casi inmediatamente, cuando un bloguero ruso de nombre Vladímir Románov dio la voz de alarma sobre su presunta detención. Tras su observación, medios rusos aseguraron que Surovikin tampoco había podido comunicarse con su familia, una versión que más tarde fue desmentida por su hija, quien el pasado 29 de junio declaró que su padre estaba en “su lugar de trabajo”.
Por su parte, los países occidentales han hecho eco de que las recientes apariciones en público de Viktor Afzalov, jefe adjunto de las Fuerzas Aeroespaciales rusas, “refuerzan aún más la hipótesis” de que Surovikin, fue “apartado” tras la breve rebelión.
“El aumento del perfil público de Afzalov, mientras el paradero de Surovikin sigue sin aclararse, refuerza aún más la hipótesis de que Surovikin ha sido apartado tras el motín”, detalló el Ministerio de Defensa británico esta tarde.
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