Una mujer descansa en una tienda de campaña en la estación de la frontera griega norte de Idomeni, donde unos ocho mil migrantes, la mayoría provenientes de Siria e Irak, permanencen en un pequeño campamento.
La frontera con Macedonia está herméticamente cerrada. Según indicó la portavoz de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ANUR) Keti Kejayoglu, a las 8 mil personas en el campamento fronterizo de Idomeni, se suman otras tres mil en dos centros improvisados en las cercanías.
En Atenas, los cuatro centros de acogida habilitados entretanto están repletos, así como también el puerto del Pireo, donde esta mañana había unas tres mil 400 personas, a las que se sumará previsiblemente otro millar a lo largo del día, pues se espera la llegada de un nuevo transbordador desde las islas.
Las organizaciones de ayuda apenas dan abasto para hacer frente a esta nueva escalada de la crisis de refugiados y añadió que uno de los problemas más acuciantes en el Pireo es que no hay suficientes alimentos para satisfacer las necesidades básicas de los migrantes.
En las islas del Egeo la situación está bajo control, con unas seis mi personas ya registradas o en espera de hacerlo en las próximas horas, según indicó un portavoz del Ministerio de Migración.
El ministro de Migración griego, Yannis Muzalas, calcula que en las próximas semanas el número de migrantes y refugiados puede alcanzar los 70 mil.