Migrantes en Chiapas padecen estragos de ola de calor
Los cientos de migrantes que esperan ser atendidos por las autoridades en Tapachula se enfrentan a enfermedades que se han agudizado y multiplicado por la ola de calor
A la discriminación y exclusión que se enfrentan constantemente los migrantes en nuestro país se ha sumado una nueva adversidad: el clima. Y es que la ola de calor que se vive en 22 estados del país también se ha vuelto un factor en contra para los indocumentados.
Por ejemplo, algunos de los cientos de migrantes que permanecen en Chiapas a la espera de un aval que les permita moverse de forma legal por territorio nacional deben ahora padecer distintas enfermedades.
Dichos malestares ya estaban presentes en los asentamientos temporales de los migrantes, quienes ante la falta de un lugar donde quedarse improvisan campamentos en los que se exponen a basura, aguas sucias, la lluvia, el polvo, entre otras condiciones que representan un foco de infección.
Tales riesgos se han incrementado con la presencia de la tercera ola de calor en nuestro país. Si antes de este tiempo ya proliferaban casos de tos, diarrea, fiebre, vómito, resfriado y algunos de bronquitis, ahora estos han tenido un alza dentro de estos grupos.
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Como ocurre en Tapachula, ciudad fronteriza con Guatemala, en donde diario arriban grupos de indocumentados en busca de asilo o papeles que les permitan continuar su travesía rumbo a Estados Unidos.
Los niños que se encuentran en estos grupos son los más perjudicados al ser más vulnerables a las condiciones. Y es que las temperaturas superiores a los 40 grados centígrados que se han registrado complican el panorama.
A esto, se suma la falta de capacidad de las autoridades para atender el alto flujo migratorio. La espera de los indocumentados para ser atendidos es alta, hay testimonios de personas que deben esperar hasta cuatro días, lo cual no les garantiza una solución a su solicitud.
A la par, van arribando más migrantes provenientes de Guatemala. Ya sea de esa u otras naciones centroamericanas, de Sudamérica, África e incluso Asia, decenas de personas se acumulan en una ciudad que solo es el primer “filtro” en su paso por México. La capital chiapaneca, Tuxtla Gutiérrez, es el siguiente de un número incierto de destinos que les espera con la única certeza de exponerse a los riesgos que son inherentes a su condición.
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