En la tierra sólo quedó la ceniza negra, en las casas los orificios de calibre 50 permanecieron en las paredes de las fachadas y ventanas, árboles y un transformador de luz inservible. En más de 200 metros alrededor hay rastros de la balacera que duró más de una hora.
En los restos de llanta quemados, quedaron los lentes negros tirados que guardan mucha similitud con los de Hipólito Mora, el agricultor que se convirtió en líder de las autodefensas michoacanas hace 10 años para defender La Ruana, Michoacán, del Cártel de Los Caballeros Templarios.
Hoy fue emboscado y lo mataron. En Celaya, Guanajuato, también se encontraron rastros de un ataque. La trampa de un carro bomba provocó que al menos cinco elementos de la Guardia Nacional y policía municipal quedaran heridos.
Y antes, el secuestro en Chiapas de 16 funcionarios administrativos de la Secretaría de Seguridad Pública de la entidad, transitó por una tensa calma.
A la espera de que de alguna forma se vea cumplida la amenaza que lanzó el grupo criminal. A las familias les dijeron que hay más de mil elementos buscándolos, pero ellos sólo esperan en vigilia afuera de la dependencia.
Estas tres acciones en tres estados del país tienen algo en común, fueron cometidas por grupos criminales que controlan mercados ilícitos regionales, con capacidad para enfrentar a las fuerzas de seguridad y tomar ventaja sin ser detenidos.
Fuego y terror
La operación para matar a este líder social fue muy bien planificada. Camionetas con hombres armados cuidaron los accesos a la comunidad de Felipe Carrillo Puerto, conocida como La Ruana. A las 11 comenzó la balacera. Resonaban los disparos con varios calibres, incluido el .50, y aseguran que también disparaban Barrett..
Más de una hora, asegura Lupe Mora, hermano de Hipólito, duró el intercambio de fuego.
Y en esos 60 minutos no llegó una sola autoridad, ni federal, ni estatal ni mucho menos local.
Fue tiempo suficiente para quebrar el blindaje de la camioneta del líder de las autodefensas, prenderle fuego a su vehículo y matar a sus escoltas. Pero no para salvarlo, a un lado de su vehículo quedó vencido.
“Lo dejaron solo. Ninguna autoridad llegó. La balacera duró una hora y nunca llegaron. Desde temprano se fueron y no había nadie. Lo dejaron solo”, denuncia con mucha insistencia Lupe Mora.
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En La Ruana aseguran que lo mataron los miembros del grupo autodenominado Los Viagras, a los que Hipólito Mora denunciaba. Incluso esta semana pidió a las autoridades que llegaran a apoyar en la seguridad. No atendieron el llamado, el operativo comenzó después que lo mataran.
El padre Gregorio López Gerónimo, a quien llaman Padre Goyo, fue el primero en confirmar el crimen y de inmediato acusó: “Hoy responsabilizo al gobernador de Michoacán” que encabeza el morenista Alfredo Ramírez Bedolla.
Y es que los enfrentamientos llevaban varios días y sin embargo no se atendieron los llamados de auxilio antes, dijo, “mientras las corcholatas están haciendo su promoción, aquí el cártel llamado Morena, está haciendo su trabajo”, expresó.
Pero no sólo en La Ruana quedaron los restos de cenizas. Antes, en Celaya, Guanajuato, el miércoles ya noche, pasadas las 10 de la noche, un coche bomba explotó.
También aquí, en la calle de tierra, quedó el polvo negro, autopartes regadas y el vehículo retorcido.
Ocurrió la explosión en la comunidad del Sauz De Villaseñor, un lugar en donde han sido localizadas fosas clandestinas, han desaparecido personas y los crímenes son comunes.
Esta vez la detonación fue suficiente para herir severamente a elementos de la Guardia Nacional y policías municipales, al parecer cinco, quienes cayeron en la trampa de una denuncia anónima que aseguraba que en el vehículo había algunos restos sospechosos.
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En Chiapas no hubo cenizas, más bien miedo. Las familias desde la medianoche han sentido miedo de recibir una noticia que sea devastadora.
Y es que los secuestradores de 16 funcionarios administrativos aparentemente dejaron de comunicarse, pues el miércoles lanzaron tres videos y en las últimas 20 horas ninguno. Pero además el último advertía que el plazo se vencía a las 23:00 horas de ayer y aparentemente cumplirían de alguna forma su amenaza.
De los 16 hombres que permanecen bajo el control de un grupo criminal, la mayoría tienen entre 45 y 50 años de edad y se dedican a la jardinería, reparación de servicios, asistencia administrativa, en el servicio de alimentos y en el área de veterinaria.
Son ellos los retenidos y que son utilizados para negociar violentamente, imponiendo un ultimátum para destituir a funcionarios y resolver el secuestro, ocurrido el 22 de junio, de la cantante chiapaneca, Nayeli Cyrene Cinco Martínez.
Los nombres de estos funcionarios: Mariano Adalberto, César Octavio, Ernesto, Olimpio Maclovio, José Luis, Darío, Adaí, Amer, Rafael Antonio, Pedro, José Rafael, Adalberto, Abelino, Carlos Alberto, René e Isidro.
De todos ellos sus familiares esperan su regreso, a ellos los pastores evangélicos se han sumado, en vigilia, y siguen esperando.
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