México y Estados Unidos, seis meses de tropiezos

8 de Febrero de 2025

México y Estados Unidos, seis meses de tropiezos

Al menos 10 temas han ido cimentando la confrontación entre el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y el de su homólogo, Joe Biden; la postura del mexicano ha sido declarativa, la respuesta estadounidense activa y velada, pero contundente

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Los desencuentros se siguen acumulando. Comenzaron desde que ganó Joe Biden y el presidente Andrés Manuel López Obrador esperó hasta el último momento para felicitarlo. Para enero, cuando asumió la presidencia de Estados Unidos, las diferencias se acrecentaron. Los cárteles mexicanos; la actuación de las agencias estadounidenses; temas económicos, laborales, energéticos y de medio ambiente; el financiamiento a organizaciones civiles o el problema migratorio han sido los tópicos que sumaron a la confrontación.

Ahora fue Cuba. Las declaraciones de López Obrador sobre las protestas en la isla configuró el más reciente choque con la agenda estadounidense.

Aunque en cada episodio, después de las declaraciones que atizan la confrontación, López Obrador suele matizar sus afirmaciones horas o días después; en cada caso, la respuesta desde Estados Unidos se ha hecho escuchar. Las formas han sido diversas, sea desde los briefings de la Casa Blanca, con declaraciones desde el Pentágono o congresistas, la publicación de informes sobre los cárteles mexicanos o violaciones de derechos humanos elaborados por alguna agencia de seguridad de ese país, la difusión de nuevas acusaciones contra exfuncionarios del gobierno o filtraciones a medios de comunicación sobre México.

Cuba, y la intervención

En el marco de las inéditas protestas en Cuba el presidente Biden se posicionó a favor de los manifestantes y señaló al gobierno de ser autoritario y represor.

“Apoyamos al pueblo cubano y su clamor por la libertad y el alivio de las trágicas garras de la pandemia y de las décadas de represión y sufrimiento económico a las que ha sido sometido por el régimen autoritario de Cuba”, indicó el demócrata y exhortó al gobierno que encabeza Miguel Díaz-Canel a que “en lugar de enriquecerse”, escuche a los inconformes.

›En un sentido completamente opuesto, el presidente López Obrador urgió poner fin al bloqueo que Estados Unidos impuso a la isla desde los años sesenta y acusó que existe “un despliegue informativo inusual, desde luego promovido por quienes no están de acuerdo con las políticas del gobierno de Cuba”.

La prensa le preguntó “¿Usted ve la mano de países extranjeros en las protestas de allá?”, a lo que López Obrador respondió: “Yo veo que están interviniendo” y puso como ejemplo el error en un tuit de Artículo 19, una organización que defiende la libertad de prensa.

En Twitter, Artículo 19 usó una imagen de protestas en Egipto asegurando que eran de Cuba, por lo que le llovieron críticas y se disculparon posteriormente.

Precisamente Artículo 19 fue uno de los actores en otro desencuentro que López Obrador tuvo con Estados Unidos. Tanto esa organización como Mexicanos Unidos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) —ambas críticas con la llamada Cuarta Transformación y calificadas como opositoras por el Presidente— reciben financiamiento de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés).

El 7 de mayo, López Obrador informó el envío de una nota diplomática al gobierno de Estados Unidos para que se justificara y explicara el financiamiento a dichas organizaciones. Luego, el 3 de junio la Casa Blanca anunció el mantenimiento de financiamiento a organizaciones no gubernamentales y periodistas de investigación que denuncien la corrupción en México. Sin embargo, el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, dijo que ello no era una respuesta a la nota diplomática.

Dichos. De acuerdo con el canciller Marcelo Ebrard, la relación entre el presidente López Obrador y el estadounidense Joe Biden, “cada vez es mejor y más cercana”.

Lo económico un motivo

Las diferencias entre las administraciones no sólo están en el eje internacional y de libertad de prensa. También están en el aire.

En mayo pasado, la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) descendió a la aviación mexicana de categoría uno a dos. El organismo argumentó deficiencias en el personal técnico de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), además de la falta de capacitación de inspectores y una regulación endeble que incumple con los requisitos para sancionar y garantizar los lineamientos mínimos de seguridad.

La justificación que el mandatario mexicano encontró para esta degradación, es que se trató de una medida que busca beneficiar a las aerolíneas de Estados Unidos. “No es un tema delicado, veo más un propósito de ayudar a las líneas estadounidenses con una medida de este tipo, al final de cuentas no van a faltar los aviones porque está creciendo mucho el transporte aéreo y se recupera la economía y se recupera la aviación”, dijo López Obrador.

Al tema aéreo le antecedió la defensa del mandatario mexicano a la reforma eléctrica —señalada de forma negativa por expertos que indican que beneficia a la Comisión Federal de Electricidad y pone en último lugar a privados y proveedores de energías limpias—, ya que el Departamento de Estado, llamó al gobierno mexicano a proveer un ambiente propicio a la inversión libre en el sector energético.

“Es un asunto de las políticas de cada país, de cada nación, somos libres y soberanos, somos independientes. Entonces, nosotros no nos inmiscuimos en los asuntos de Estados Unidos de América, no nos metemos, y de ninguna nación del mundo”, espetó el Presidente.

El llamado del Departamento de Estado tuvo lugar en febrero pasado, apenas un mes después de la llegada al poder de Biden. El inicio de la relación entre ambos fue tenso, pues el mandatario mexicano tardó casi un mes en reconocer la victoria del demócrata, pese a que otros mandatarios lo hicieron una vez que superó los 270 votos electorales que requería para la Presidencia.

La dea, un objetivo

Los desencuentros entre López Obrador y Estados Unidos han estado presentes desde la era Trump sobre todo en el eje de seguridad.

En octubre de 2020 fue detenido en Estados Unidos el general y exsecretario de la Defensa Nacional Salvador Cienfuegos, acusado de cargos relacionados con el narcotráfico. México se quejó de que Estados Unidos no le había proporcionado información sobre una investigación contra el mando castrense. La salida, la cancillería realizó una serie de gestiones para que se liberara a Cienfuegos y así fue devuelto a México.

Una semana antes de que concluyera el mandato de Trump, el presidente López Obrador acusó públicamente a la DEA de haber fabricado la investigación contra Cienfuegos.

“Ayer resuelve la FGR (Fiscalía General de la República) que no procede la acusación que se le fabricó al general Cienfuegos por la agencia estadounidense encargada del combate a las drogas”, dijo en su comparecencia del 15 de enero de este año.

Luego del caso Cienfuegos, López Obrador adicionó a la reforma a la Ley de Seguridad Nacional —que envió al Senado— una serie de medidas sobre la actuación de agentes extranjeros en el territorio nacional con los que se les exige informen a las autoridades mexicanas el nombre de las corporaciones a las que pertenecen en sus países de origen y qué tipo de trabajos realizan, y se contempla que no tengan ninguna inmunidad en caso de verse involucrados en la comisión de delitos.

Antes de lo ocurrido con el general Cienfuegos, en mayo del 2020 México pidió al gobierno de Estados Unidos información sobre el operativo “Rápido y Furioso” que entre 2009 y 2011 — durante el mandato de Felipe Calderón— permitió la entrada a territorio mexicano de dos mil 500 armas que tenían un chip, el objetivo era seguirles el rastro a criminales que presuntamente las adquirieron. La misión fue un fracaso y las armas no fueron recuperadas en su totalidad.

A la petición, Christopher Landau, quien fue embajador de Estados Unidos en México, dijo que el 6 de julio el gobierno de Donald Trump respondió a la petición, pero hasta ahora se desconoce el contenido de esa contestación.

Luego de la respuesta de la administración del republicano, López Obrador acudió el pasado 8 de julio a Washington D.C., en su primera visita al extranjero y días después la prensa lo cuestionó por el tema del muro fronterizo, una de las promesas de campaña de Trump y que en repetidas ocasiones amagó al decir que México lo pagaría.

“No voy a confrontarme sobre este tema (el muro), no queremos ni mencionarlo, solo recuerdo que cada gobierno de Estados Unidos ha insistido en ese asunto, sea de un partido o de otro, es cosa de ver los datos, y nosotros no estamos de acuerdo con ese tema, no lo tratamos”, dijo.

De esta forma, temas energéticos, de seguridad e internacionales han confrontado a López Obrador con Estados Unidos, especialmente en la era Biden. Una respuesta de las preocupaciones de Estados Unido sobre la administración lopezobradorista ha sido las más de 15 visitas de altos funcionarios estadounidenses a México, en tan sólo 15 meses, para tratar temas prioritarios de la agenda estadounidense.