El hueco educativo que dejó la pandemia en México no sólo es uno de los más grandes que se han documentado en el mundo, sino que además corre el riesgo de no cerrarse, especialmente en el aprendizaje de las matemáticas.
De acuerdo con un estudio publicado ayer en la revista Nature, que hace un metaanálisis de 42 estudios hechos en 15 países, México, donde las escuelas cerraron durante 48 semanas, se encuentra entre las naciones donde el efecto negativo de la pandemia fue más grande, sólo después de Sudáfrica.
Si bien nuestro país destaca por ser uno de los pocos de ingresos medios que ha hecho estudios sobre este problema, la comparación entre países es difícil, pues los de ingresos altos hicieron más estudios; por ejemplo, de México sólo un estudio reunió los requisitos para ser considerado en el análisis mientras que del Reino Unido fueron nueve.
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Además, en los países de altos ingresos en general se hicieron más mediciones en distintos momentos entre mayo de 2020 y el mismo mes de 2022. Así, el estudio mexicano, hecho por un equipo del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) y la Universidad Veracruzana, hizo mediciones en dos momentos distintos, mientras que los 10 de Estados Unidos reúnen 149 mediciones en distintas fechas.
Gracias a estas mediciones de ese tipo, se encontró que los déficits de aprendizaje que “surgieron a principios de la pandemia, persisten a lo largo del tiempo”, que esas desventajas son particularmente grandes en los entornos socioeconómicos bajos y que son más grandes en matemáticas que en lectura.
Dato. Los más afectados por el rezago educativo durante la pandemia son los estudiantes de ingresos bajos.
En el estudio mexicano, encabezado por Felipe J. Hevia, se encontró que, por ejemplo, a los 10 años las caídas en la comprensión lectora son del 25% en el nivel socioeconómico bajo y del 15% en el alto, y que las caídas en matemáticas llegaron a duplicar estos valores.
Tanto en el estudio mexicano como en el internacional, los autores enfatizan la necesidad de hacer programas especiales, o adaptar los existentes, con la intención de recuperar en lo posible el tiempo perdido; sin embargo, a pesar de que esto es algo que también sugirió la ONU desde finales 2020, la mayoría de los países no lo han hecho, México entre ellos.
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