La canciller argentina Susana Malcorra le hizo una interesante declaración al periódico El País el domingo pasado, cuando le preguntaron por qué no se veía un apoyo más sólido a México ahora que está enfrentado con el presidente Donald Trump. No quieren ese apoyo, respondió la canciller, y nos han pedido prudencia. Solo, el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto piensa enfrentar a su contraparte en la Casa Blanca. Don Enrique parece tener un problema de cómo tejer alianzas. En diciembre hubo otro episodio. El senador por Arizona, John McCain, quien fue candidato a la Presidencia hace ocho años, estuvo en México porque iba a ver a Peña Nieto. La cita la cancelaron una. Y otra. Y una tercera vez. Dicen los que saben que eso motivó una molestia entre funcionarios del Departamento de Estado por tan inesperado desdén. Don Enrique no estaba para el senador, que es una de las voces más críticas de Trump en el Capitolio, y para que no se regresara plantado, tuvo que salir al quite el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. McCain recibió parte de la información que buscaba, pero no había viajado a la Ciudad de México para ir a Bucareli, sino para ser recibido en Los Pinos, donde su inquilino don Enrique, pues seguramente tenía cosas mejores que atender.