Los niños mexicanos representan casi la quinta parte de los estudiantes que, a nivel mundial, perdieron total o casi completamente el año escolar debido al cierre de centros educativos por la pandemia de la Covid-19. México resultó el tercer país más afectado por el cierre de escuelas de acuerdo con un informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
México es uno de los países en los que el cierre de escuelas se ha prolongado por más tiempo (180 días) y figura como el número ocho a nivel mundial en ese rubro, la cifra mexicana es superior al promedio en América Latina y el Caribe (158 días) y el doble de la estimación global (95 días).
El cierre detonó que 33.2 millones de estudiantes perdieran completamente o casi en su totalidad el año escolar. La cifra coloca al país sólo por debajo de Brasil (44.3 millones) y Bangladesh (36.8 millones).
“Con cada día que pasa, estos niños se quedarán más atrás y los más vulnerables pagarán el precio más alto. Los gobiernos deben reabrir las escuelas mejor que antes y garantizar que todos los niños puedan regresar a la escuela”, advirtió la Unicef.
Barreras. El limitado acceso a internet y a una computadora entorpece el aprovechamiento escolar.
Desde antes de la pandemia, México ya enfrentaba una crisis de aprendizaje, puesto que alrededor del 80% de las niñas y los niños en primaria no alcanzaban los conocimientos esperados en comprensión de lectura y en matemáticas. Unicef también advirtió que el alargamiento de cierres de escuelas incrementa la posibilidad de que los estudiantes no vuelvan a las aulas.
Además, el uso excesivo de pantallas para seguir clases en televisión o en línea y el confinamiento en casa pueden generar insuficiente actividad física y sedentarismo, con lo que aumenta el riesgo de sobrepeso y obesidad.
“Los rezagos de aprendizaje en niñas, niños y adolescentes se están viendo agudizados debido al cierre de las escuelas, especialmente entre aquellos que no pueden acceder a la educación a distancia o no de manera apropiada. Por ejemplo, los que viven en comunidades indígenas de alta marginación o no cuentan con internet o computadora en casa”, explicó Christian Skoog, Representante de Unicef en México.