México es el país más peligroso de la región de América Latina para ejercer el periodismo. La Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2020 que elabora la organización internacional Reporteros sin Fronteras (RSF) señala que el gobierno que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador “no ha logrado frenar la espiral de violencia contra los periodistas ni poner fin a la impunidad en que permanecen los crímenes cometidos contra ellos”.
Con el antecedente de que en 2019 fueron asesinados 10 periodistas, la clasificación de RSF sostiene que al igual que en los países de Centroamérica, en México persiste colusión entre políticos corruptos y autoridades, sobre todo a nivel local, con el crimen organizado, lo cual agrava aún más la seguridad de los comunicadores.
En general, la perspectiva que la organización no gubernamental tiene del ejercicio periodístico en la región no es favorable, al contrario, en la clasificación se advierte que el ambiente en el que trabajan los periodistas de América Latina es cada vez más complejo y hostil, y los periodistas que abordan temas delicados sufren cada vez más presiones, violencia e intimidaciones. “En la mayoría de los países de la región se han emprendido grandes campañas de descrédito contra la prensa”, señala el informe.
Considerando que en la región de Latinoamérica se percibe “un deterioro generalizado de la situación de la libertad de prensa”, la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa considera que loa inestabilidad política y social ha sido un factor de los ataques a la prensa, derivado de que en toda la región se han registrado protestas multitudinarias, en la que los periodistas que cubren estas manifestaciones quedan en primera línea.
Ejemplificando con los casos de Brasil, Venezuela, Nicaragua y Cuba, Reporteros sin Fronteras apunta que el autoritarismo que los presidentes de esos países ejercen en sus respectivos mandatos genera censura y demás violaciones contra los representantes de la prensa que incluyen, por ejemplo, insultos y humillaciones que fomentan un clima de odio y desconfianza hacia la prensa en el país gobernado por Jair Bolsonaro; así como detenciones arbitrarias, violencia de las fuerzas del orden, cortes a la conexión de internet y bloqueo de las redes sociales, o expulsión de periodistas extranjeros en el caso de la Venezuela de Nicolás Maduro.
México, dentro del rubro de los casos considerados como “problemas estructurales inextricables”, es decir que se trata de una situación muy intrincada y confusa, se ubica en la posición 143 del ranking mundial de un total de 180 países donde la primera plaza supone la mejor posición, que el primer lugar lo ocupa el país europeo de Noruega, seguido de Finlandia, Dinamarca, Suecia y Los Países Bajos.
En cuanto a América Latina, la organización apunta que, “mientras la prensa de la región no cuente con instituciones democráticas sólidas que garanticen la seguridad de los periodistas y apoyen el desarrollo de los medios de comunicación, estos se verán obligados a reinventarse, a encontrar nuevas soluciones y alternativas”.
Covid-19, factor de riesgo
La cobertura periodística en medio de la crisis sanitaria a causa de la pandemia global por el nuevo coronavirus Covid-19 “resalta y amplifica las múltiples crisis que amenazan al derecho a una información libre, independiente, plural y fidedigna”, advierte RSF.
De acuerdo con Christophe Deloire, secretario general de la organización enfocada en defender la libertad de prensa en el mundo y, particularmente de los periodistas perseguidos por su actividad profesional mundial, subrayó que “la pandemia del coronavirus muestra factores negativos para el respeto del derecho a una información confiable; esta es, en sí misma, un factor multiplicador”.
En ese sentido, la clasificación señala que existe una clara correlación entre la represión de la libertad de prensa registrada durante la crisis del coronavirus y el lugar que ocupan los países. Por ejemplo en el caso de China (en el lugar 177) e Irán, en el puesto 173, epicentros de la pandemia, establecieron dispositivos de censura masivos.
En Irak, ubicado en el lugar 162, el gobierno suspendió la licencia de trabajo de la agencia de noticias Reuters durante tres meses, horas después de que esta publicase una nota que cuestionaba las cifras oficiales de casos de Covid-19; en Hungría (lugar 89) el primer ministro, Viktor Orbán, hizo que se aprobara una ley relativa al coronavirus que sanciona la difusión de noticias falsas con penas de hasta cinco años de prisión, una forma de coacción completamente desmesurada.
“Los gobiernos autoritarios ven en la crisis sanitaria la oportunidad de aplicar la famosa ‘doctrina del shock’: aprovechar la interrupción de la vida política, la consternación de la población y el debilitamiento de los movimientos sociales, para imponer medidas que sería imposible adoptar en condiciones normales”, acusó Deloire.