Si bien prácticamente en todos los países del mundo la salud mental empeoró significativamente durante la crisis de la Covid-19, en México este fenómeno ha sido especialmente agudo, de acuerdo con un reporte de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).
México tiene algunos de los peores indicadores en el reporte Ready for the Next Crisis? Investing in Health System Resilience (¿Listos para la próxima crisis? Invertir en la resiliencia del sistema de salud), en particular la OCDE destacó esta mañana en su cuenta de Twitter en español los referentes a la salud mental.
Entre los países de la organización, se puede decir que México es el que tiene un mayor problema de discriminación hacia las personas con padecimientos de salud mental, ya que es donde más gente opina que quienes tienen antecedentes de salud mental no deberían tener cargos en la administración pública, con el 44% de los encuestados.
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Llama la atención que de los cinco países donde más existe este tipo de discriminación, solamente Corea no es de habla hispana.
Por otro lado, el reporte retoma datos de mayo de 2021 en los que la población mexicana no sólo tuvo por mucho la prevalencia más alta de ansiedad de los países miembros de la OCDE durante el 2020 como resultado de la pandemia (50%, mientras que Reino Unido, el segundo lugar en el indicador, tuvo 39%), sino que fue donde más aumentó, ya que creció en 35 puntos porcentuales (le sigue Estados Unidos, donde el crecimiento fue de 22.6 puntos).
44% de los mexicanos entrevistados opinan que personas con padecimientos mentales no deben ocupar cargos públicos.
En cuanto a la prevalencia de la depresión en los primeros meses de 2020, México ocupa el segundo lugar en crecimiento, pues pasó de 3.0% en el año previo a 27.6%; únicamente Corea tuvo crecimiento mayor pues pasó de cero a 36.8 por ciento.
“La mala salud mental pesa mucho sobre las sociedades y las economías: incluso antes de la Covid-19, sus costos económicos se estimaban en más del 4% del PIB anual en los países de la OCDE, más que el costo del sobrepeso y la obesidad”, señala el reporte.
El documento considera que “los países deben continuar implementando medidas para ir más allá de la atención de salud mental en hospitales e incorporar y/o fortalecer la salud mental en la atención primaria de salud”.
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