México cayó 12 lugares en el Índice de Desarrollo Humano (IDH), un indicador elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) que mide las condiciones que brinda un país (salud, educación e ingreso) para que su población tenga calidad de vida y oportunidades de crecimiento.
En su edición 2021-2022, el Informe del PNUD dio a México 0.758 puntos (en una escala de 0 a 1, donde cero es mínimo desarrollo y 1 es máximo), lo que lo ubica en la posición 86 de 191 países analizados. El año pasado, el país obtuvo 0.799 puntos y se ubicó en el lugar 74.
Uno de los indicadores que más influyeron en el desplome de México en el IDH fue la drástica reducción en la esperanza de vida. En 2020, primer año de la pandemia de Covid-19, México tenía una expectativa de 75.1 años, mientras que para 2021-2022 el indicador cayó a 70.2. Es decir, los mexicanos han perdido cinco años en su esperanza de vida.
Otro rubro que contribuyó al descenso del IDH mexicano fue el ingreso nacional per cápita, que pasó de 19 mil 160 dólares en 2020 a 17 mil 896 en 2021, una baja de 6.5% en un solo año.
Al mismo tiempo que México descendía en el ranking de Naciones Unidas, otras naciones con economías más pequeñas nos han rebasado. Es el caso de República Dominicana, que en 2020 tenía un IDH de 0.756 puntos y ocupaba la posición 88; un año después ya tenía 0.767 puntos y estaba en el lugar 80, seis escaños arriba de México.
Titulado “Tiempos inciertos, vidas inestables. Dando forma a nuestro futuro en un mundo en transformación”, el informe del PNUD hace énfasis en los efectos adversos de la violencia en la salud mental de la población y menciona la vulnerabilidad de la población mexicana.
“Las personas que residen en vecindarios donde operan cárteles de la droga u otros grupos criminales experimentan más angustia mental, sobre todo debido a las amenazas de violencia. La evidencia de México muestra que la información sobre actos brutales, como ejecuciones y enfrentamientos violentos entre la policía local y grupos criminales ha causado una gran angustia mental a los miembros de la comunidad”, señala el informe.
Y para ilustrar los efectos de la criminalidad, cita el caso de poblaciones al norte de México. “Un estudio de mujeres y niñas traficadas de Monterrey (Nuevo Léon) y Reynosa (Tamaulipas) encontró que todas las participantes del estudio experimentaban sentimientos de tensión, estrés, ansiedad, preocupación e ira y que la mayoría lloraba más de lo normal (86%), solían no tener apetito (86%) y tenían pensamientos suicidas (80%).
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