En medio de hechos violentos como la mina antivehículo que el 18 de junio lesionó a ocho militares en Apatzingán, Michocán; o las minas que el 11 de julio causaron la muerte a seis agentes ministeriales en Tlajomulco, Jalisco, un analisis de la empresa C/O Futures advierte sobre la “cuarta ola en el uso de explosivos improvisados” en el país.
“México está bien entrado en su cuarta ola, casi histórica, del empleo de artefactos explosivos improvisados por parte de los cárteles como el Jalisco Nueva Generación (CJNG) y sus aliados, los Cárteles Unidos. Las minas antivehículo improvisadas son cada vez más utilzadas, junto con los drones artillados, al igual que la utilización de ‘campos minados’”, indica la consultora enfocada a servicios especializados de investigación y consultoría analítica.
El documento indica que el tipo de mina utilizada el mes pasado en Apatzingán indica “una innovación del crimen organizado” que se remonta a 2021.
Dato. Las minas son utilizadas por los grupos criminales para sacar de combate a los vehículos blindados de las autoridades.
En el caso del CJNG su uso ha sido complementado con minas antipersonales y drones armados o con explosivos, los cuales son utilizados para impedir el paso y acceso a espacios y el uso de caminos por parte de grupos rivales y autoridades, como las Fuerzas Armadas, la Guardia Nacional y policías locales que transitan a bordo de vehículos blindados.
Aunque el análisis refiere que las minas antivehículo improvisadas se han utilizado en los últimos dos años y medio, pueden comenzar a proliferar gradualmente en la medida que más cárteles mexicanos reconozcan su utilidad para detener a los vehículos de combate de grupos rivales, y los vehículos blindados de las fuerzas federales.
En ese sentido, el documento destaca que los cárteles mexicanos han utilizado este tipo de artefactos explosivos en las últimas tres décadas, y aunque se han registrado “oleadas casi históricas” y altibajos, reitera que la primera ola fue a principios de los noventa, por el choque entre el cártel de los Arellano Félix y el cártel de Sinaloa; seguida de otra ola desde mediados de 2010 hasta la mayor parte de 2012.
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