Los mercados internacionales dictan los precios de las materias primas que se negocian en el mundo: maíz, trigo, soya, café, petróleo, y una larga lista que domina el intercambio comercial. México está bajó esas condiciones y su comercio está alineado al contexto internacional. El problema es que expone a los productos a que respondan a factores externos, como conflictos geopolíticos, guerras, interrupciones en el suministro de los principales productores o incluso climáticos que afecten a la producción en algún lugar del planeta.
La situación toma relevancia por los conflictos mundiales y el cambio climático que está alterando la producción en diferentes países, pues este año un gran número de agricultores mexicanos dejaron de sembrar varios productos ante la caída de las cotizaciones internacionales, lo que incidió en que los precios de garantía sufrieran un recorte cayendo por debajo de los precios de producción.
“Dejar de permitir se siga importando grano de otros países, hasta que la producción nacional esté protegida. Y depender de nuestra bolsa nacional y no de la bolsa de Chicago, ese es el remedio”, indicó Mónica Isabel Gutiérrez Figueroa, participante en el parlamento abierto Rumbo al Presupuesto de Egresos de la Federación para el Campo 2024.
Varias voces más se sumaron a la petición de tener una bolsa de granos que fuera rectora de los precios en la comercialización en y para México, lo que para ellos sería la solución al dañado campo mexicano en el tema de precios que no cubren el costo de producción.
La maestra María del Rosario Enríquez Morán, presidenta de la Confederación Nacional de Propietarios Rurales (CNPR) detalló en entrevista a ejecentral, que “los insumos, como fertilizantes subieron 30%, y las tasas de interés aumentaron tres veces, lo que bajó toda la rentabilidad al cultivo y tienes que sembrar extensiones muy grandes para optimizar los costos unitarios, que es la preparación del terreno, el manejo de maquinaria y comprar grandes cantidades de semilla para obtener mejores precios; eso se hace difícil sino sacas muchas toneladas de rendimiento, entonces tienes pérdida neta”.
Estos costos, añadió, junto con la pérdida de créditos de la banca de desarrollo para el sector social, obligaron a que muchos de ellos decidieran no sembrar este año, y enfatizó que la banca comercial sí los tiene, pero son caros y lentos los procesos de autorización.
Chicago daña a México
Algo que se debe considerar, enfatizó Enríquez Morán, “que lo que se cotiza en la bolsa de Chicago, no tiene, en cuanto a calidad, casi nada que ver con lo que nosotros estamos produciendo en el país. Chicago te está cotizando segundas de maíz amarillo, una variedad de menor calidad, usada para alimento de ganado.
Maíz blanco de alta calidad lo producimos aquí y es un grano de mucho mayor valor nutricional para el consumo humano, pero lo que están trayendo (los grandes importadores) es maíz blanco de Sudáfrica, de Argentina, que por alguna razón está resultando más barato comprarlo allá y traerlo”.
Al no estar cotizando los granos que produce México en la bolsa de Chicago, ejemplificó, se están usando índices de referencia que son más baratos, situación que está siendo aprovechada por los grandes compradores para bajar los precios del mercado interno, lo que está perjudicando a los productores nacionales.
Barreras de una bolsa mexicana
Aunque la idea de establecer una bolsa local que cotice el tipo de granos que produce México y que sea pagado de una manera más justa no es descabellada para los productores, expertos en el tema indican que los tratados comerciales a los que está suscrito México podrían impedir de alguna manera la idea. Para Juan Carlos Arizmendi Espino, secretario de Desarrollo Agroalimentario de la Unión Nacional de Productores Pecuarios (UNPP), mencionó que se debe tener cuidado porque podría tener un impacto negativo que al final no beneficiaría al sector.
“Aunque hoy en día se pide que el precio de los granos no estén basados en los precios internacionales, se deben considerar los tratados vigentes de libre comercio, lo cual dificulta el establecer un precio independiente; sin embargo, una alternativa sería haciendo agricultura por contrato con un precio objetivo, que ayudaría al productor a recibir un precio competitivo y al gobierno sólo aportar el diferencial sin la necesidad de quedarse con los inventarios a ‘precio lleno’ y muchas veces fuera de rango del precio que marca el mercado”, comentó Arizmendi Espino.
Si el gobierno se queda con altos inventarios, agregó, es posible que salga a rematar el producto a precios reales, es decir, los que marca el mercado globalizado, lo cual distorsionaría el precio interno con un alto impacto de costo al erario, además de no estar exento de la corrupción desde las instituciones.
Nueva ley
Otros se pronunciaron por la creación de una “ley de comercio justo”, donde los precios se establecerían según el valor que aportan a la cadena de suministro con base en los precios que paga el consumidor abatiendo la intermediación que daña los ingresos de los hogares y que ha limitado la capitalización de las unidades de producción.
Un ejemplo de lo anterior, los precios del maíz a nivel global cayeron 29.3% en un año, no obstante, los precios de la tortilla en México continúan incrementándose. Medido en el mismo periodo, de las 53 ciudades en las que da seguimiento el Sistema Nacional de Información e Integración de Mercados, sólo en una se observó un decremento de 0.2%, cinco no mostraron variación, pero 47 incrementaron los precios, a la vez que el mercado internacional los redujo.
Matamoros, Durango, y Piedras Negras sufrieron de aumentos de 25.0, 23.7 y 20.0%; mientras que Campeche; Puebla; Torreón, Coahuila; Celaya, Guanajuato; Nogales, Sonora; y Gómez
Palacio, Durango, se situaron en el rango de incrementos de 18 a 10 por ciento.
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De acuerdo con una propuesta de la ley de comercio justo, debe existir una metodología de precio que incluya los costos de producción y los costos logísticos para dar al productor la cantidad de conformidad con su inversión y trabajo y la calidad del producto, lo que serviría como referencia para el precio de comercialización.
El mercado agrícola mexicano sufrió una baja de producción por la caída de precios, pero también ante la falta de lluvias que no llegaron al ciclo primavera-verano, y se apuesta a una producción de estados como Sinaloa, en el ciclo Otoño-invierno, con la esperanza de recuperar parte de lo perdido, aunque ese alimento se estaría enfocando al autoconsumo, principalmente del ganado de la región, que de no lograr los cupos necesarios podría traer alza de precios en cárnicos y lácteos, que es de lo que más consumen los hogares mexicanos.
El presupuesto para el campo para 2024 se planteó 74 mil 109.6 millones de pesos, 5.08% más que este año, aunque el mayor recurso se destinará a programas sociales como “sembrando vida” y en menor medida a los productores con fertilizantes.
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