La crisis sanitaria y las medidas de confinamiento incitaron aún más el uso de efectivo entre la población mexicana que al tener que recurrir a otras formas de compra y resguardar su dinero optaron por tener en casa billetes y monedas más que antes.
Según el reporte del estado de cuenta del Banco de México, la demanda de billetes y monedas y circulación dentro de la economía creció un 9.5 % más de lo que se tenía en la primera semana de julio de 2022, lo que significó un aumento nominal de 228 mil 710 millones de pesos.
El último reporte del efectivo en circulación registró dos billones 695 mil 281 millones de pesos. Equiparado, al cierre del sexenio anterior, el circulante en el país era de 1.56 billones de pesos, equivale al 6.4 % del PIB de ese entonces, lo que revela un aumento como porcentaje del crecimiento económico.
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Al cierre de 2019, en México había un circulante de un billón 740.9 mil millones de pesos, por lo que el efectivo ha aumentado 54.8 % o 954 mil 347 millones de pesos, el equivalente al 3.3 del PIB actual del país.
El fenómeno de aceleración de efectivo en los bolsillos de los ciudadanos también obedece a un mayor número de trabajadores que se han integrado al mercado laboral en los dos últimos años, pero en la informalidad, lo que conlleva a hacer pagos en efectivo más que los bancarios y a que un gran número de mexicanos no cuenta con servicios de la banca.
Pero también, los efectos de la inflación han provocado que los consumidores tengan efectivo para las compras de oportunidad en mercados, tianguis y tiendas de barrio que no cuentan con terminales bancarias. Asimismo, se puede observar que hay un aumento en la base circulante a la par del crecimiento de los programas sociales que ha implementado el gobierno de la Cuarta Transformación y que indudablemente han abonado a que más personas usen el efectivo como medio de pago.
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