Nacer en los tiempos de la Cuarta Transformación ha colocado a los infantes en desventaja frente al resto de la población. En cambio, tener más de 65 años es factor de bienestar y movilidad social. Los niños y niñas de entre cero y cinco años componen el grupo donde más aumentó la pobreza extrema en los últimos cinco años. En 2018, 9.9 % de la población de estas edades vivía en la miseria; en 2022 subió a 11.6 %.
Mientras tanto, en el segmento de mexicanos mayores de 65 años, la población en pobreza extrema pasó de 8.8 a 4.8 %, de acuerdo con la Medición Multidimensional de la Pobreza, publicada recientemente por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Al cabo de cuatro años del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, el grupo poblacional con mayores márgenes de pobreza extrema son los menores de 5 años (11.6 %), seguidos del sector de 6 a 11 años (10.1 %) y del de 12 a 17 (8.5 %).
Uno de los mayores logros del gobierno lopezobradorista es el aumento de la población no pobre y no vulnerable, es decir, mexicanos que no sólo cuentan con solvencia económica, sino que tienen cubiertas sus necesidades de salud, educación, alimentación y servicios en la vivienda.
Pero no todos los grupos avanzaron en la misma medida. De acuerdo con el documento del Coneval, en 2018 16.7 % de la población preescolar era no pobre y no vulnerable, cifra que subió a 18.3 % en 2022, un aumento de 1.6 puntos porcentuales.
En cambio, en el segmento de adultos mayores, el avance fue de 8.4 puntos, al pasar de 22.5 % en 2018 a 30.9 % en 2022.
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Un fenómeno similar se percibe en la carencia por acceso a servicios de salud; es decir, personas que no pudieron acudir al médico, independientemente de su situación laboral y de si están inscritos a esquemas de seguridad social. En 2018, 17.6 % de los mexicanos de entre cero y cinco años no tenían acceso a servicios médicos; cuatro años después, el porcentaje se disparó a 45.9, un incremento de 28.3 puntos.
En el otro extremo, entre la población mayor de 65 años, el aumento fue de 19.7 puntos, al pasar de 9.7 % en 2018 a 29.4 % en 2022.
Asimismo, entre la población de cero a cinco años, el porcentaje de mexicanos con carencia por acceso a la seguridad social pasó de 59.2 % en 2018 a 59.3 % en 2022. Es decir, la privación se mantuvo alta e inamovible. En cambio, entre los adultos mayores de 65 años, la carencia pasó de 41.4 % en 2018 a 20.8 % en 2022; es decir, la carencia se redujo en más de 20 puntos porcentuales.
El contraste de edades también es perceptible al observar el acceso a una alimentación nutritiva y de calidad.
En 2018, 23.7 % de la población de cinco años y menos pasaba hambre, cifra que bajó a 20.1 % en 2022, una reducción de 3.6 puntos. En el segmento de los mayores de 65 años, la reducción fue de 5.7 puntos, al pasar de 20.7 % en 2018 a 15 % en 2022.
Rogelio Gómez Hermosillo, coordinador de Acción Ciudadana frente a la Pobreza, advirte que la pobreza en la primera infancia es riesgosa porque tiene efectos más duraderos. “Por ejemplo, la desnutrición crónica durante la primera infancia afecta el desarrollo de las capacidades del cerebro, con efectos para toda la vida”, dijo.
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