Después de 16 días de búsqueda en las aguas mexicanas del Pacífico norte, entre Sinaloa y Baja California, la Guardia Costera estadounidense y la Marina mexicana suspendieron los recorridos para tratar de localizar a los tres estadounidenses desaparecidos desde el pasado 4 de abril.
Fueron 280 horas de búsqueda las que se acumularon en estos días, así como 200 mil millas cuadradas y no hay rastro de Kerry O’Brien y su pareja Frank O’Brien; así como William Gross, quienes partieron el 4 de abril de Mazatlán, a bordo de un bote de 44 pies llamado Ocean Bound con dirección a San Diego.
Fuentes consultadas por ejecentral comentaron que al principio no se descartó que fueran víctimas de algún ataque de traficantes de drogas en altamar o delincuentes que roban a pescadores; sin embargo, conforme han pasado los días se considera que tuvieron un accidente por el mal tiempo y la altura de las olas.
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De acuerdo a los expertos, la ruta de Sinaloa a Baja California Sur es complicada porque se navega contra los vientos. Aunque los familiares y amigos de los marinos desaparecidos aseguran que Gross tenía gran experiencia, de unos 50 años, para navegar.
En cuanto se conoció de la desaparición, el gobierno mexicano autorizó la participación de la Guardia Nacional en la búsqueda, para que no se generara algún incidente o quedara alguna duda en torno a los esfuerzos de la operación de búsqueda, pero al mismo tiempo por la capacidad del equipo que poseen y la Secretaría de Marina no tiene.
“Los recursos de la SEMAR y la Guardia Costera de los Estados Unidos trabajaron de la mano en todos los aspectos del caso. Desafortunadamente, no encontramos evidencia del paradero de los tres estadounidenses o de lo que podría haber sucedido”, expuso Gregory Higgins, comandante de la Guardia Costera. dijo Gregory Higgins.
De acuerdo con la hoja de ruta que planteó Kerry O’Brien, Frank O’Brien y William Gross, su siguiente parada era Cabo San Lucas, a donde debían llegar dos días después, pero no ocurrió y se perdió contacto con ellos hasta ahora.
Si bien por el momento se detuvo el rastreo de la ubicación de los tres estadounidenses, las investigaciones continúan para determinar qué es exactamente lo que pudo pasarles, y si existe la posibilidad de que estén en algún punto con vida.
