“Margarita, la única para derrotar al resentimiento”

3 de Diciembre de 2024

“Margarita, la única para derrotar al resentimiento”

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Calderón reflexiona sobre su estrategia de seguridad y revela mitos de “la guerra contra el narco”

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> El expresidente panista reconoce que hubo metas inconclusas en su misión por devolver la seguridad a las familias

Parte 3 de 3

Juan Carlos Rodríguez jcrodriguez@ejecentral.com.mx

—¿Por qué piensa que Margarita Zavala puede hacer un buen papel como candidata del PAN y como presidenta de México?

—Es una mujer honesta, inteligente, sencilla y socialmente muy sensible. En una sociedad agraviada por la corrupción y la falta de sensibilidad de sus gobernantes eso es indispensable. Además, tiene una sólida preparación, particularmente en el derecho, en el cual cree y lo domina, (cosa que no ocurre con su principal adversario), y eso es vital precisamente para superar el mayor desafío que tenemos, hacer de México un país de leyes.

“Margarita tiene además de esa gran sensibilidad social, vocación política y un gran amor por México. Por si fuera poco, tiene algo que suele escasear en el ámbito político de nuestros días: calidad ética y moral probada. Conoce al partido como pocos y representa los valores humanistas que dieron origen y han dado vida a Acción Nacional.

“Por lo demás, está muy bien colocada en las encuestas sin tener un cargo público, ni disponer de recursos públicos como hacen otros aspirantes para promocionarse. Es la única que puede derrotar una alternativa basada en el resentimiento y en la demagogia, que mucho daño le haría al país. Margarita está preparada para hacer historia como la primera mujer presidenta de México.” —¿Felipe Calderón es un activo o un lastre para las aspiraciones de Margarita Zavala? —Quizá esa valoración corresponda más a ella y a su equipo que a mí. Sin embargo estimo que muchos mexicanos recuerdan de manera positiva lo que hicimos en materia de salud, de infraestructura, la manera como enfrentamos y salimos de la crisis económica con altas tasas de crecimiento (4.2% en promedio después de la peor crisis económica internacional en casi un siglo, que golpeó de manera particular a México), estabilidad en la inflación y el tipo de cambio, e incluso el esfuerzo y la determinación que tuvimos en el tema de seguridad y combate a la delincuencia.

“Pero es evidente que, no teniendo Margarita ‘negativos’ relevantes en su imagen, sus adversarios, que mucho le temen, se dedicarán, como ya lo hacen, a atacarme para atacarla a ella. Lo que sí podría decir es que Felipe Calderón es un apoyo incondicional para Margarita Zavala.”

—Por tradición, una primera dama de México dirige el Sistema Nacional DIF. Pero ¿a qué se dedicaría un “primer caballero” de la nación?

—A no estorbarle en su trabajo, a no intervenir ni opinar, salvo que ella me pida un consejo basado en mi propia experiencia, y a desarrollar las tareas que ella me asigne. Espero poder seguir con lo que ahora hago: trabajar en favor de una causa global indispensable en el diseño y puesta en marcha de un modelo de desarrollo sustentable, que permita combatir los riesgos del cambio climático y a la vez tener tasas de crecimiento, reducción de pobreza y creación de empleo sostenibles.

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MITOS Y VERDADES SOBRE SEGURIDAD

—Dígame tres mitos sobre la “guerra de Calderón contra el narco”.

—¡En esa afirmación hay, en sí misma, tres mitos! No fue guerra, no fue “de Calderón”, ni fue meramente contra el narcotráfico.

“1) No es guerra, nunca hubo tal ‘declaratoria de guerra’, por mucho que aludir a la ‘declaratoria’ o ‘cuando Calderón declaró la Guerra’ sea un estribillo recurrente en muchos que se denominan analistas. No hubo declaratoria ni una guerra propiamente dicha, sino una estrategia por la seguridad de los ciudadanos y el Estado de derecho que implicó el uso de la fuerza pública que, aunque suene extraño para algunos, existe para garantizar los derechos de las personas por encima de la arbitrariedad de terceros y en ello estriba una de sus mayores justificaciones.

zvala-calderon_cuarto“2) No es ‘de Calderón’. La intervención estatal fue solicitada formalmente, en cada caso, por los gobiernos en turno, pero sobre todo enfrentar a los criminales, enviar fuerzas federales, era una exigencia creciente de la sociedad, en especial de las comunidades y las familias más vulneradas.

“’Hagan algo’, decían. Por eso, cuando veían presencia de fuerzas federales en zonas altamente acosadas por los criminales, la gente salía a la calle a recibirles con aplausos en no pocos casos. No era un asunto del Presidente, sino que era y es un desafío verdaderamente nacional que amenaza a todos los mexicanos, a todos, y que sólo puede combatirse aplicando la ley con el apoyo de todos. Una amenaza que no empezó en el gobierno de Calderón y que tampoco terminó con ese gobierno.

“3) No es ‘contra el narco’ meramente, sino un esfuerzo por la seguridad de las familias y la vigencia del Estado de derecho, puestos ambos en predicamento por una delincuencia que se había venido apoderando de las instituciones del Estado en distintas regiones y niveles de gobierno. El objetivo fue enfrentar un proceso de ‘captura del Estado’, mediante el cual el ‘crimen organizado’, concepto más amplio y diferente que ‘el narco’, se apoderaba del país a través de sus instituciones de gobierno y en particular de seguridad y justicia.

“Otros tres mitos: 1) ‘la violencia fue causada por el gobierno’. No, la violencia no fue generada por la intervención del Estado. Al contrario, fue la violencia lo que provocó la intervención del Estado. Los operativos fueron generados por el nivel de violencia y penetración del crimen organizado en las estructuras gubernamentales, policías, ministerios públicos, gobiernos.

“2) ‘La estrategia causó miles de muertos’. No es así: el elevado número de homicidios no fue causado por el gobierno, sino por la acción aberrante de los criminales, particularmente en su lucha despiadada y violenta por conquistar territorialmente una zona de dominio frente a otros grupos criminales. Los homicidios no fueron cometidos por el gobierno, sino por homicidas en concreto, a los cuales el gobierno combatió como nunca se había hecho.

“3) ‘La guerra contra las drogas’. Ya hice mi comentario sobre el término guerra y su inexistente declaratoria, ahora me refiero al asunto drogas. No se trató de una estrategia centrada o reducida al combate a la droga. Hay que señalar que incluso, en sentido contrario, a iniciativa de mi gobierno se despenalizó el consumo y posesión de drogas en dosis personales, y a iniciativa del mío y de otros gobiernos (Colombia y Guatemala) se celebró una Convención de Naciones Unidas para revisar la política global antidrogas (desafortunadamente con magros resultados).

“Mucho más allá del tema de drogas, se trató de una estrategia centrada en la búsqueda de la seguridad de las familias, deteriorada notablemente por la captura del Estado a la que he hecho referencia. Cuando las instituciones caen en poder de los grupos criminales, éstos amplían su búsqueda de ganancias a la extracción de rentas de la comunidad que dominan mediante el secuestro, el cobro de ‘derecho de piso’ y la extorsión.

“Rescatar a las familias mediante el rescate de las instituciones, a través del combate a los criminales que las capturan, el fortalecimiento y saneamiento de dichas instituciones y la reconstrucción del tejido social tenían ese propósito y sentido, no meramente el combate a las drogas.

“Aprovecho para aclarar que la estrategia nacional de seguridad no se puso en marcha buscando legitimidad. A pesar de lo cerrado del resultado de la contienda electoral no hay más que revisar los niveles de aprobación que tenía el gobierno en aquellos días. El 2 de diciembre la aprobación del gobierno fue de más del 70 por ciento.”

—Ahora dígame tres verdades sobre la estrategia de Calderón sobre el combate a la delincuencia organizada.

—1) Es evidente que no logramos alcanzar la meta y los objetivos planteados. Me hubiese gustado mucho haber podido completar la tarea. A pesar de todo, estoy seguro de que era el camino correcto: todos los indicadores delictivos, fundamentalmente los homicidios, comenzaron a declinar notablemente a partir de 2011, una tendencia que continúo hasta dos años después de mi gobierno. En algunos casos, quizá en los más sintomáticos, los homicidios se redujeron dramáticamente, más del 70% desde su pico en los casos de Ciudad Juárez, Tijuana y Monterrey. Similares registros teníamos en varios casos.

“2) Es cierto que se requiere una política preventiva, la cual pusimos en práctica y a la que quizá no supimos darle la difusión debida. Por ejemplo, en el programa Todos Somos Juárez, que tuvo un enorme componente social, invertimos más recursos económicos que lo que después se invertiría anualmente para todo el país.

“3) Es necesario revisar a nivel global la política antidrogas, personalmente creo que ese debate debe darse con mayor objetividad y rigor científico, y dándole más espacio de participación a la sociedad, particularmente a los padres de familia. Pero con prohibición o liberalización regulatoria de las drogas, no hay Estado que pueda salir adelante sin tener policías, ministerios públicos y jueces confiables y eficaces que puedan cumplir con su tarea de hacer valer el Estado de derecho. Sin Estado de derecho no hay futuro.

—Durante su gobierno se hicieron varios estudios sobre la percepción que tenía la sociedad mexicana sobre su estrategia de seguridad. ¿Los resultados eran positivos o negativos?

—En general muy positivos. Aunque era una materia severamente, diría yo cruelmente criticada por la opinión publica, el apoyo a la estrategia de seguridad estuvo por lo general arriba de los niveles de 70% de aprobación. Siempre.