Lozoya pagó precios ‘volados’ por aviones usados

26 de Diciembre de 2024

Lozoya pagó precios ‘volados’ por aviones usados

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En su gestión al frente de Pemex, compró dos aeronaves en 71 mdd, cuando el precio real era de 38 mdd

En una operación poco transparente y bajo la administración de Emilio Lozoya Austin, Petróleos Mexicanos compró, a través de una de sus subsidiarias con sede en San Antonio, Texas, dos aviones por los que pagó casi el doble de su valor comercial. En 2014, a través de una operación de compra-venta triangulada con un intermediario con sede en Panamá, Pemex pagó en total 71.3 millones de dólares por aeronaves para transporte de personal y de las que hasta la fecha ha mantenido la información bajo reserva en México. La empresa productiva del Estado adquirió un avión tipo Cessna Citation Sovereign 680, modelo 2009, por el que pagó 15.5 millones de dólares, y un Gulfstream Aerospace G-550, fabricado en 2010, por un precio de 55.8 millones de dólares. Pero, los precios reales en el mercado internacional oscilaban entonces en casi la mitad de ese costo. Las páginas especializadas muestran que un Cessna costaba en promedio 6.9 millones de dólares. Y en el caso del Gulfstream, el valor real comercial alcanzaba 31.4 millones de dólares. Es decir, por lo que pagó Pemex prácticamente podría haber adquirido las aeronaves nuevas. Por ejemplo, el nuevo avión Gulfstream G-550, se vendía en 2014 en 50 millones de dólares, cinco menos de los que Pemex pagó por un modelo usado, de acuerdo con los portales especializados en la compra-venta de aviones de reacción (jet) ejecutivos y por especialistas en aeronáutica civil consultados por este semanario. Los sobreprecios de la compra surgieron de manera indirecta durante un juicio en la Corte Sur de Florida, Miami, en donde la empresa Matrix Aviation Inc. demandó a Pemex y a la compañía SYM Technologies Ltd, que sirvió de intermediaria de la operación, de formar parte de una conspiración civil para afectar económicamente a la propietaria de las aeronaves y por incumplir con el pago total de una comisión que habían acordado en 9.7 millones de dólares y de los que faltaron por cubrir 1.7 millones de dólares. En esa demanda civil de más de 250 páginas, a la que ejecentral tuvo acceso, se incluyó como prueba la propuesta económica y técnica que Matrix Aviation Inc., una empresa con sede en Fort Lauderdale, Florida, dedicada a la venta de aeronaves ejecutivas, entregó formalmente el 7 de enero de 2013, a través de su intermediaria SYM Technologies Ltd., para que Pemex comprara las dos aeronaves. Ese documento, meses más tarde, se convirtió en el contrato formal de compra-venta.

Esa propuesta fuedirigida al general brigadier Eduardo León Trauwitz,gerente de Servicios de Seguridad Física de Pemex, sobre quien existe una investigación por diversos contratos yoperaciones internas.

También aparece la firma de Guillermo Carabajal, como presidente de Matrix Aviation Inc., y por Óscar M. Oaxaca Rodríguez, como otro de los representantes de esa empresa. Fue hasta 13 meses después, el 11 de febrero de 2014, que Pemex presentó y firmó con la empresa vendedora, dos ofertas formales de compra-venta PPI-18-4-00027 y PPI-18-4-00028, de las que este semanario tiene copia, por el Cessna con matrícula N284RP, registrado en Estados Unidos ante la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés), y por el Gulfstream G-550, con matrícula B-KEQ, registrado ante la autoridad aérea de Hong Kong. Ambos contratos fueron autorizados mediante las firmas de Gustavo Torres y de Gustavo Escobar, quienes entonces ocupaban los cargos de presidente y vicepresidente ejecutivo de Pemex Procurement International, respectivamente, la filial que operó como agente representante en el proceso de negociación y compra de los aviones. A pesar de que el precio de ambos aviones salía de los valores internacionales del mercado, Pemex los compró , lo que representa una violación a la legislación en materia de adquisiciones para entidades estatales y al Código Penal Federal. Esta operación fue considerada por expertos como poco usual, no sólo por el sobreprecio de las naves, sino por la comisión que cobró SYM que fue de 13.6%, cuando lo habitual es que sea de entre 2 y 5 por ciento. Además, en operaciones similares se contrata una tercera empresa especializada en garantizar, a las dos partes, que todos los documentos están en regla, las aeronaves en el estado que se indica y la transferencia de dinero, será de manera correcta; en este caso se utilizó sólo un intermediario que sólo encareció el costo. Hay un dato adicional que confirma lo irregular de la operación: el mismo día en que se firmó la oferta de compra de Pemex, el mismo avión Cessna aparecía ofertado en 4.6 millones menos al precio pactado con la petrolera.

Suman escándalos

La historia detrás de los dos aviones que fueron adquiridos por Pemex en febrero de 2014 no sólo pasa por un presunto sobreprecio con el que fueron comprados o con un juicio en cortes estadunidenses, sino con filtraciones y conspiraciones que rondan los pasillos de Pemex. En 2016, varios medios nacionales dieron cuenta de una serie de filtraciones que llegaron a la bancada del Partido Acción Nacional en la Cámara de Diputados, quienes reclamaron desde la tribuna el uso, costo y mantenimiento de dos aeronaves que la petrolera dirigida por Lozoya había comprado dos años atrás. Los aviones, que hasta entonces se encontraban en comodato a favor de la Secretaría de la Defensa Nacional y resguardados en la Base Aérea número 1 de Santa Lucía, en el Estado de México, aparentemente habían sido adquiridos por Pemex para utilizarlos en labores de combate a la ordeña de ductos y para transporte de personal. Sin embargo, el diputado federal del PAN, Armando Rivera, acusó que las aeronaves serían destinadas para el uso personal del entonces director de Pemex, Emilio Lozoya; acusación que fue rechazada por José Antonio González Anaya, ahora director de la petrolera, quien reiteró su doble propósito de uso y, agregó, que el contrato de compra relacionado a esos aparatos era reservado. De acuerdo con información pública obtenida de los portales de las armadoras y de empresas especializadas, tanto el Cessna como el Gulftream G-550 son aviones diseñados para cumplir con funciones corporativas de traslado. Sin embargo, en el caso del Gulfstream G-550, la configuración de su diseño permite que se modifique para adaptar sus funciones a tareas militares de rastreo, como lo ha hecho con su flota el gobierno de Israel.AVIONES 1

> La adquisición de las dos aeronaves, cerrada en febrero
de 2014, fue el resultado de una operación que trianguló la empresa SYM Technologies Ltd.

ejecentral rastreó los convenios de comodato que tuvieran Pemex y Sedena vinculados con aeronaves propiedad de la petrolera nacional. Al respecto, únicamente fueron encontrados los registros de cinco solicitudes de información que fueron desahogadas en la Sesión Ordinaria del Comité de Transparencia de Pemex, el 1 de diciembre de 2016. En esa sesión, presidida por Bernardo Bosh Hernández, se resolvieron las solicitudes 1857200296816, 1857200296916, 1857200297016, 1857200297116 y 1857200297216, en las que se pedía información sobre la compra del avión Cessna, número de serie 680-0284, registro XA-GME, así como de los convenios de comodato vinculados a esa aeronave y a otras que Pemex tuviera con la Sedena. Al respecto, el Comité de transparencia de Pemex resolvió que la información solicitada respecto a la compra del Cessna y de los contratos de comodato vinculados a este era inexistente; mientras que la relacionada con aviones adquiridos por Pemex y dados en comodato a la Sedena para su operación, resguardo y mantenimiento, era de carácter “reservado”.

SOSPECHA. La operación de Pemex para adquirir los dos aviones fue considerada por expertos como poco usual, pues la comisión que cobró SYM de 13.6% es muy elevada, cuando lo habitual es que sea entre
2 y 5 por ciento.

Una compra triangulada

La adquisición de las dos aeronaves, cerrada en febrero de 2014, fue el resultado de una operación que trianguló la empresa SYM Technologies Ltd. (SYM), la cual participó como intermediario con Pemex Procurement International, en la negociación de promoción y venta en favor de la vendedora Matrix Aviation Inc. (Matrix). De acuerdo con testimonios asentados por los representantes legales de ambas empresas, vertidos en las versiones estenográficas de las audiencias correspon-
dientes al juicio 14-24442, en el que se enfrentaron ambas empresas, SYM ofreció a Matrix sus servicios como broker para “obtener el mayor beneficio de venta” en la operación con Pemex. Por estos servicios, SYM recibiría el pago de 9.7 millones de dólares como comisión por la venta exitosa de las dos aeronaves; repartidos en 6.7 millones de dólares por el Gulfstream G-550 y tres millones más la venta del Cessna. Con las negociaciones avanzadas, Matrix entregó a Pemex el 7 de enero de 2013 una carta con la propuesta técnica y económica para la venta de los dos aviones, los cuales sumarían en total 71.3 millones de dólares. La propuesta incluía el entrenamiento de dos pilotos y dos mecánicos para cada aparato. Como parte del proceso de compra, Pemex pidió a la vendedora que garantizara, a través de bonos de rendimiento, que cumpliría con las obligaciones contractuales. Matrix presentó los bonos exigidos en el acuerdo contractual, sin embargo, Pemex los rechazó argumentando que habían sido emitidos por un fideicomiso venezolano. La transacción parecía caerse; sin embargo, SYM aconsejó a Matrix que buscara otro tipo de bonos para cumplir con las exigencias que ponía Pemex y asumiera el costo, “mucho mayor que el contemplado”, se reveló posteriormente en las audiencias judiciales, de bonos alternativos para cerrar la venta. Finalmente, en febrero de 2014, Pemex presentó una propuesta formal de oferta a Matrix que ambas firmaron, en la que se detalló el proceso de inspección de las aeronaves, así como su facturación, pago y entrega. En el caso del Cessna Citation Sovereign, modelo 2009, cuya matrícula era N284RP, se acordó constituir un fideicomiso en el que se concentrarían las operaciones finales de pago. Pemex resolvió un esquema de pago que contempló la entrega de un anticipo equivalente a 30% del valor de la aeronave y su liquidación, previa entrega de la factura correspondiente, a través de un fideicomiso constituido a través de Insured Aircraft Title Service, Inc. Este esquema aplicaría también en la liquidación de los 55.8 millones de dólares que Pemex pagó por el Gulfstream G-550, entonces con matrícula B-QEK, registrada en Hong Kong. Finalmente, ambas aeronaves fueron entregadas en el hangar de Matrix ubicado en Fort Lauderdale, en Florida.

Rostros en la transacción

Uno de los funcionarios que formó parte de las negociaciones desde Pemex fue Eduardo León Trauwitz, subdirector de Salvaguarda Estratégica, quien ha sido uno de los mandos de la Secretaría de la Defensa (Sedena) que se han visto favorecido con cargos estratégicos dentro de la administración pública en los últimos dos sexenios. El hoy general brigadier inició su carrera en el servicio público como jefe de departamento en el área de análisis de prensa y edición de publicaciones dentro del Estado Mayor de la Sedena.

Inflación. Los sobreprecios de los aviones surgieron durante un juicio en la Corte Sur de Florida, Miami, donde la empresa Matrix

Al interior de la misma Secretaría, se desempeñó como coordinador de Operaciones Militares de la VIII Región Militar en Oaxaca; de agosto de 1999 al mismo mes del año 2001 fue docente en la Escuela Superior de Guerra, para después incorporarse como subjefe de sección (agosto de 2001 a septiembre de 2006), y luego como jefe de sección en la coordinación de seguridad en el Estado Mayor Presidencial. En los últimos días de su mandato, el presidente Felipe Calderón promovió a León Trauwitz, quien fungió como encargado de la seguridad del entonces presidente electo y exgobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto. La ratificación fue el 20 de noviembre de 2012, 11 días antes de que Peña Nieto asumiera. Una vez que ascendió dentro de la jerarquía castrense, el general Trauwitz fue designado gerente de servicios de seguridad física de Pemex, cuya función principal consistía en supervisar y coordinar la seguridad al interior de la paraestatal. Pero su principal reto no se hizo esperar, y el jueves 31 de enero de 2013, se suscitó la explosión en la Torre Ejecutiva de Pemex en la Ciudad de México que dejó un saldo de 37 muertos y al menos 126 lesionados. Como subdirector de Salvaguarda Estratégica de Petróleos Mexicanos, la labor de Eduardo León también ha dejado muchas dudas. Una de sus responsabilidades es salvaguardar el patrimonio mexicano y combatir el robo de hidrocarburos, la incidencia de ese delito se incrementó y sigue al alza a nivel nacional. Al grado de que a escasos tres meses de la puesta en marcha del nuevo modelo de distribución de combustibles que implementó Pemex en 2015, durante la gestión de León Trauwitz, la “ordeña” de ductos se disparó en más del 30% para julio de ese año. Fuentes de primer nivel del gobierno federal confirmaron a este semanario que el general está siendo investigado desde principios de este año, como consecuencia de distintas auditorías practicadas a su área y tras la revisión de los contratos por la compra de equipo en materia de seguridad física de Pemex.

Lujo en el aire

Los aviones que Pemex compró para destinarlos a labores de combate al robo de combustible y traslado de personal, son considerados en el sector de la aeronáutica civil como aviones ejecutivos de lujo y por sus características tenían poco uso. El Cessna Citation Sovereign 680, modelo 2009, se trató de un avión cuyo fuselaje sumaba mil 242 horas de vuelo desde su fabricación hasta el momento de su venta. Sus motores, modelo Pratt & Whitney PW306C, tenían entonces cuatro mil 757 horas de uso desde su fabricación y acumulaban 700 ciclos completos en aterrizajes y despegues. Este modelo destaca por su eficiencia y alcance de vuelo, por lo que es considerado uno de los mejores jets de la categoría premier bussines. El modelo que Pemex adquirió estaba equipado con capacidad para dos tripulantes y nueve pasajeros acomodados en una configuración cara a cara. La aeronave estaba equipada con asientos de cuero color caramelo y alfombra de piso en tonos beige. Las molduras y acabados fueron fabricados en madera de nogal francés de alto brillo, además de contar con herraría en satinado en tono champagne. En el espacio de pasajeros ofrece armarios empotrados de techo a piso, cuatro monitores de 8.4 pulgadas con reproductor de DVD de doble disco, horno de microondas, compartimentos para bebidas, comida y un servicio sanitario totalmente equipado. De acuerdo con consultas realizadas a especialistas en aeronaves, por las características de las aeronave, tanto en equipo mecánico como en amenidades, su costo en el mercado internacional variaba entre 6.9 y hasta 10.9 millones de dólares, es decir hasta 44% menos en comparación con el precio que Pemex pagó a Matrix. A través de un rastreo en portales especializados en la venta de aeronaves, este semanario ubicó una oferta, fechada el 11 de febrero de 2014, mismo día en que se firmó la oferta de compra de Pemex, por el mismo avión, con matrícula N284RP, que la empresa Ogarajets vendía por 10.9 millones de dólares, es decir, 4.6 millones menos en comparación con el precio de venta. Aunque en la oferta publicada por Ogarajet se muestra una imagen con el Cessna matrícula N284RP, hay diferencias en las horas de vuelo indicadas, de las que asegura la oferta, corresponden a mil 287 horas en su fuselaje, 45 horas más respecto a los datos de la oferta hecha por Pemex, y cuatro mil 712 horas acumuladas en sus motores, 45 menos contra las reportadas por Matrix. En una situación similar fue vendido el Gulfstream G-550, modelo 2010, el cual al momento de la compra contaba con 625 horas de vuelo en su fuselaje, 214 aterrizajes, y cuyos motores, marca Rolls Royce BRW 710C4-11, acumulaban 620 horas de vuelo y 212 ciclos de despegue y aterrizaje. Este tipo de aeronave es considerada una de las mejores en su tipo para realizar viajes de negocios y ha sido galardonada con la presea Robert J. Collier, que otorga la Asociación Nacional de Aeronáutica de Estados Unidos, por logros en el diseño y desempeño de las aeronaves. El avión ofrece espacio para 17 pasajeros, sistemas de entretenimiento DVD y monitores de LCD, sistemas de información de vuelo con detalles de noticias, finanzas, deportes y clima en tiempo real. De acuerdo con los precios de mercado encontrados para esta aeronave, en 2014 podía comprarse hasta en 31.4 millones de dólares bajo condiciones de uso similares a las del avión que Pemex compró, lo que hubiera significado que la empresa estatal hubiera pagado 24.4 millones menos por dicho aparato e incluso comprar un modelo 2014 cuyo costo entonces era de 50 millones de dólares, de acuerdo con información de portales especializados.

Acusación por conspiración

El 23 de junio de 2014, cuatro meses después de haber cerrado la transacción, la vendedora Matrix retuvo el pago de 1.7 millones de dólares que le adeudaba por concepto de comisiones a la intermediaria SYM, por lo que esta la demandó en noviembre ante una corte de Miami, en el Distrito Sur de Florida. De acuerdo con las 253 páginas de documentación judicial que fueron revisadas por este semanario, la demanda original derivó en una contrademanda interpuesta por el equipo legal de Matrix, no sólo en contra de SYM, sino de Pemex por presuntamente haber formado una conspiración con el bróker para obtener beneficios en la compra de las aeronaves y engañar a la vendedora para que prestara servicios de mantenimiento a las aeronaves, que no le fueron pagados. Además del cargo de conspiración civil, Matrix también demandó a Pemex por incumplimiento de contrato, por no haber devuelto los bonos de rendimiento exhibidos durante el proceso de compra-venta, la violación de un convenio de buena fe al no haber retribuido el préstamo de servicio de mantenimiento y enriquecimiento ilegal, al no haber liquidado el saldo de esos mismos servicios. El caso se extendió hasta la segunda semana de octubre de 2015, cuando el juez Federico A. Moreno emitió las órdenes finales para desechar y negar las peticiones exigidas en el juicio, debido que ambas empresas llegaron a un acuerdo fuera del tribunal, del cual no existe registro en el expediente judicial.