La Cumbre de los Tres Amigos, entre Andrés Manuel López Obrador, Joe Biden y Justin Trudeau, permitió este jueves “trazar un nuevo camino” para la colaboración, en un ambiente distendido pese a la alargada sombra de las tensiones comerciales y migratorias.
Era la primera Cumbre de líderes de América del Norte desde 2016. El presidente estadounidense, Joe Biden, la resucitó después de que fuera enterrada por su predecesor, Donald Trump.
Los tres países que forman el Tratado de México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) aseguran haber “reafirmado la solidez de su relación y trazado un nuevo camino para su colaboración en un momento en que enfrentan desafíos globales increíblemente complejos”, en una declaración conjunta publicada al final del encuentro.
En ella se comprometen a “actuar juntos” para hacer donaciones de vacunas para ayudar a América Latina y el Caribe frente a las desigualdades en el acceso a los inmunizantes.
La visión de Biden para Norteamérica pasa por aunar fuerzas para afrontar los retos “y tomar tras la pandemia acciones decisivas, poder reducir el cambio climático e incluso llevar adelante un repunte económico”, esbozó durante la cumbre.
AMLO, como se le conoce al presidente mexicano por sus siglas, trajo a Washington un mensaje de integración económica y ayuda al desarrollo como antídoto a la migración clandestina.
“La integración económica, con respeto a nuestras soberanías, es el mejor instrumento para hacer frente a la competencia derivada del crecimiento de otras regiones del mundo”, afirmó AMLO durante el encuentro trilateral refiriéndose a la expansión de China.
México es partidario de “producir en América del Norte” lo que la región consume.
“Tenemos un objetivo común de hacer que las cadenas de suministro sean más fiables a medida que buscamos acercarlas a casa”, afirmaron los tres líderes en la declaración, en plena crisis de desabastecimiento global.
Pero en la cumbre no todo era de color rosa por mucho que se deshicieran en halagos.
Hecho en EU
Como un eco de la ideología del “Estados Unidos primero” de Trump, Biden intenta revitalizar la tambaleante base industrial estadounidense, sobre todo impulsando el mercado de vehículos eléctricos y energías limpias. Y esto genera fricciones.
Tanto
México
como Canadá están alarmados por la propuesta de Biden de otorgar beneficios fiscales para promover la fabricación en Estados Unidos de vehículos eléctricos.
Y Canadá y Estados Unidos desaprueban la reforma constitucional de AMLO para el sector eléctrico, por su potencial impacto en las inversiones privadas.
“Buy American”, la política de Biden para fomentar la compra de productos estadounidenses, molesta a sus vecinos, que lo tachan de proteccionismo.
Migrantes “honrados”
La migración es el otro lastre en las relaciones.
Hay que “manejar los retos de la migración y los beneficios que podríamos sacar”, dijo Biden durante la cumbre.
López Obrador pidió “hacer a un lado mitos y prejuicios” como “dejar de rechazar a migrantes cuando para crecer se necesita fuerza de trabajo que en realidad no se tiene con suficiencia en Estados Unidos ni en Canadá".
El problema migratorio requiere “una respuesta regional coordinada, así como una respuesta global de recursos”, afirma la declaración final, en la que se comprometen a adoptar un enfoque “para una gestión migratoria segura, ordenada y humana”.
Los tres países tienen la responsabilidad de gestionar el flujo de migrantes “priorizando el respeto y la garantía de los derechos humanos”, señalan.
Los Tres Amigos se comprometen a fortalecer la entrada por vía legal, abordar las causas fundamentales de la migración “e invertir en la región, dando prioridad a la cooperación para el desarrollo”.
Muchos de los migrantes afirman que huyen de la violencia y la pobreza en sus países. Como Elsa, una hondureña de 35 años. "¡Nos tiene que echar la mano a nosotros que en verdad estamos necesitados!”, implora a Biden desde una caravana migrante en México.
Durante la cumbre, López Obrador respaldó a Biden por la iniciativa enviada al Congreso para regularizar la situación de millones de migrantes porque beneficia a personas “que viven y trabajan honradamente”, pero insiste en que la migración debe “ser opcional, no forzosa”, no el resultado de la miseria.
Antes de la cumbre, López Obrador se reunió por separado con los dos dirigentes y con la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris.
Los encuentros bilaterales se fueron sucediendo entre carantoñas diplomáticas.
Biden dijo que defiende una relación “en pie de igualdad” con México, basada “en el respeto mutuo” para un futuro prometedor.
Cosa que agradecemos, respondió López Obrador, “porque de esa manera no necesitamos estar reafirmando nuestros principios de independencia y soberanía”.
“Somos pueblos y naciones hermanas”, afirmó por su parte AMLO al primer ministro canadiense.
“Es una de las relaciones más fáciles que tenemos”, le dijo Biden a Trudeau.
Y este último en la trilateral proclamó: “Somos tres países con vínculos fortísimos de amistad”.
“Nuestra diversidad es nuestra fuerza”, coinciden los tres países, que se dan cita en 2022 para la próxima cumbre, que será en México.