Allá en la Torre de Cristal, como alguna vez le llamaron a la Secretaría de la Función Pública en Insurgentes Sur, los vidrios estaban opacos o empañados.
La secretaria Irma Eréndira Sandoval no anda de buenas, porque como se adelantó en esta Trastienda hace ya varios números, su cabeza está en riesgo y cada vez se acerca más a la guillotina.
Desde hace tiempo la dejaron de invitar a las mañaneras, dicen los que saben, y sólo a cuentagotas la dejan ir. El mal genio de doña Eréndira acompaña su declive —y pensar que tenía ambiciones presidenciales —, por lo que ya prefieren no incorporar en sus síntesis de prensa las columnas negativas a ella.
La última que le dolió fue la que escribió Roberto Rock el lunes pasado, “¿La Hora Final de Irma Eréndira?”, que por si acaso y por las dudas, mejor la censuraron sus colaboradores.