Científicos de la Universidad de California en San Francisco han descubierto que los neandertales, con quienes nuestros antepasados se aparearon, influyeron en los patrones de sueño de los humanos modernos. Aunque la mayoría de los genes neandertales han desaparecido con la evolución, un pequeño porcentaje persiste, especialmente aquellos que afectan los relojes biológicos.
Hace unos 70.000 años, Homo sapiens migró de África a Eurasia, encontrándose con los neandertales, portadores de un 4% de ADN neandertal.
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El análisis del ADN reveló variantes genéticas relacionadas con los ritmos circadianos, y la evidencia se encontró en el Biobanco del Reino Unido, donde muchas personas portaban estas variantes asociadas al despertar temprano.
Aunque ser una persona mañanera no depende exclusivamente de los genes neandertales, el epidemiólogo John Capra sugiere que estos genes proporcionaron a nuestros antepasados adaptabilidad a entornos con variaciones estacionales de luz. Mark Maslin, profesor en University College London, respalda esta idea, señalando la ventaja evolutiva de despertar temprano en latitudes más altas para aprovechar al máximo las horas de luz en invierno.
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Detectan remedio para la “actuación” de los sueños