Podría pensarse que sólo entre animales no humanos existen las temporadas de apareamiento y cría. Por ejemplo, las ballenas jorobadas llegan a las costas del Pacífico mexicano en octubre para tener a sus crías, con las que se van en el mes de marzo al norte, o las golondrinas, que en algunas latitudes son conocidas por “anunciar” la primavera, tienen su época de cría entre mayo y agosto.
Los humanos, aunque nos creemos distintos, no lo somos.
Que los humanos tenemos épocas para nacer es algo que se sabe desde hace tiempo, y el pasado 13 de diciembre se publicó el estudio más grande que se ha hecho al respecto, en el que un equipo de investigación de España y Estados Unidos analizó datos oficiales sobre más de 10 millones de nacimientos en España, de 1980 a 1983 y de 2016 a 2019 y en Francia de 2000 a 2003 y de 2010 a 2013.
Madres e hijos comparten cumpleaños
Cada país tuvo una época en particular en que ocurrieron más nacimientos que en otras (esto sucede en general en cualquier país); sin embargo, la investigación publicada hace unos días en la revista Population Studies, descubrió que las mujeres tienen más probabilidades de tener hijos en el mismo mes en que ellas mismas nacieron.
En general, hubo un 4.6% más nacimientos de los esperados en los que la madre y su hija o hijo compartieron el mismo mes de cumpleaños.
Para los animales, los factores físicos externos asociados a la geografía, como temperatura o disponibilidad de alimento, son los principales determinantes; para los humanos, además, hay factores sociales, demográficos e individuales que favorecen los nacimientos en determinadas épocas del año, aunque no nos libramos del todo de los geográficos.
Factores determinantes
Por ejemplo, según el nuevo estudio, en España, una mujer con estudios superiores tiene más probabilidades de dar a luz en primavera que una mujer sin estudios superiores, y también que si una mujer con estudios tiene una hija (que probablemente nacería en primavera), esta hija tendrá más probabilidades de tener educación superior, ya que su madre la tiene, y cuando tenga hijos, será más probable que nazcan también en primavera.
En el caso de los hermanos sucede el mismo fenómeno y hasta con mayor probabilidad, pues nacen en el mismo mes 12.1% más de lo esperado; además, la madre y el padre comparten el mismo mes de nacimiento un 4.4% más de lo esperado, e incluso los padres comparten el mes de nacimiento con sus hijas e hijos en 2% de los casos más de lo cabría esperar por azar y estacionalidad.
Panorama nacional
En México no se han hecho muchos estudios de la estacionalidad de los nacimientos; pero, por ejemplo, uno hecho por un equipo estadounidense encontró que en el siglo XIX, en la árida Baja California (en particular en el extremo sur), las mujeres planeaban dar a luz en la época de lluvias, en particular con el Sistema Monzónico Norteamericano, que ocurre entre julio y septiembre.
Un estudio reciente encontró que en el estado de Yucatán la mayor cantidad de embarazos (o concepciones) se registra durante las vacaciones invernales; como resultado, los nacimientos ocurren en mayor número entre septiembre y octubre, que corresponden a la estación lluviosa en la zona, pero probablemente no esté tan relacionado con la disponibilidad de alimento, como sucedía en siglos anteriores.
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