El plan acelerado de la Secretaría de Hacienda que encabeza Carlos Urzúa, de transferir recursos a Pemex y que implicó el recorte a las dependencias federales en dos ocasiones, no funcionó; así lo demuestra lo ocurrido este miércoles, cuando Fitch Ratings degradó la calificación soberana de México ante la debilidad financiera de Petróleos Mexicanos, la perspectiva de la economía y la guerra comercial que le declaró Estados Unidos a México. Esto no es casual, dicen los conocedores, las calificadoras le están cobrando al gobierno los errores de la política macroeconómica.