“Los desaparecidos nos hacen falta a todos”, dijo de forma enérgica Araceli Salcedo Jiménez, líder del Colectivo de desaparecidos Orizaba-Córdoba, en la inauguración de la exposición “Estos rostros que ves: Mujeres que buscan”, ella busca a su hija Fernanda Rubí, de entonces 21 años, quien fue desaparecida el 7 de septiembre de 2012.
La muestra ubicada en el Complejo Cultural Los Pinos, donde anteriormente residían los presidentes de la República, retrata lo que significa ser familiar de alguno de los más de 90 mil desaparecidos en México.
“No contesta”, “no ha regresado”, “no llegó a dormir”, “nadie lo ha visto” son frases con las que empezó la pesadilla para miles de familias en México. Cuando alguien es desaparecido una familia queda mutilada”, aseguró en su intervención la activista Araceli Salcedo.
En la casa Miguel Alemán los visitantes son recibidos con una muestra fotográfica de mujeres que cargan los retratos del hijo, de la hermana, un amigo o un primo que no ha vuelto a casa.
La exposición cuenta con tres salas, la segunda de ellas está compuesta por palas, picos, rastrillos, trajes especiales y tamizadores para buscar entre la tierra huesos, indicios, credenciales o una señal para dar con el paradero de un desaparecido. También hay en vitrinas algunas camisetas y gorras que las activistas usan para identificarse como “rastreadoras”.
“Ir a la búsqueda huele a descomposición. Al internarse en el cerro o en el campo, el ambiente se torna cada vez más pesado, enrarecido, cargado de energía cautiva, como cautivos están los cuerpo ahí, en la clandestinidad. Huele a descomposición, descomposición de la humanidad”, dijo Araceli Salcedo.
Durante la apertura de la muestra el subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas, indicó que la instrucción del presidente Andrés Manuel López Obrador es que no se escatime en recursos para la búsqueda de desaparecidos.
Sin embargo, la cifra de personas desaparecidas no ha dejado de crecer. En México hay más de 91 mil personas desaparecidas y a la par hay 52 mil cuerpos que no han sido identificados. Ese es el tamaño de la crisis forense que reconoce el gobierno, pero los colectivos de familiares señalan que la cifra puede ser mayor.
La última sala de la exposición es una serie de fotografías que muestran el trabajo de la Red Eslabones por los Derechos Humanos uno de los colectivos que lleva varios años acompañando las exhumaciones de las fosas ilegales en Jojutla y Tetelcingo en Morelos.
“Se busca verdad, se requiere justicia y paz. Nadie tiene el derecho de desaparecer a nadie. La lucha por un hijo no termina y una madre nunca olvida”, dijo Araceli Salcedo al finalizar su discurso.