El presidente Peña Nieto convive con militantes del tricolor.Aunque el grupo del presidente salió fortalecido de la renovación del CPN, otros liderazgos arraigados en Hidalgo y los cuadros históricos también colocaron piezas estratégicas
Francisco Pazos
Por ahora, la estrategia le salió bien al Presidente y a su círculo cercano. En un ambiente controlado, casi un búnker sellado bajo el control del Estado Mayor, con las militancias alineadas y los asientos asignados minuciosamente, se desarrolló el Consejo Político Nacional (CNP) del PRI el domingo 27 de noviembre. Aunque en realidad el partido Revolucionario Institucional fue tomado semanas atrás, cuando los grupos cerraron las negociaciones y cada uno colocó a sus piezas.
Ese domingo, el de los priistas, parecía que nadie recordaba en el patio del Comité Ejecutivo Nacional la caída en picada de los votos ni la desaprobación de los ciudadanos a la gestión de Enrique Peña Nieto. Él, entre aplausos, abrazos, selfies, vítores y porras, se dio el gusto de sentirse el líder máximo, el “primero de los priistas”.
Pero la operación política comenzó meses atrás. Negociaciones de grupos y fracciones. Así, el presidente logró apoderarse de la mayoría de los 731 lugares del Consejo Político Nacional (CPN), que decidirán el futuro político del partido.
Peña Nieto integró al CPN a personajes del grupo Toluca, su grupo, que el peñismo armó a partir de la herencia histórica que arrastra del grupo Atlacomulco, con el que mantiene lazos.
Operadores visibles y otros sin reflectores, pero estratégicos, como Luis Miranda y Luis Videgaray, el secretario de Desarrollo Social y el ex de Hacienda con libre acceso a Los Pinos, de quienes Peña espera que sean fichas importantes.
La reaparición de Manlio Fabio Beltrones, exdirigente nacional del partido.Miranda ha estado vinculado históricamente con el Estado de México, sirvió en los gobiernos de Arturo Montiel y del propio Peña Nieto. Se ha dicho entre los priistas que la elección del próximo año en el Estado de México es el ticket de acceso para la sucesión presidencial. Será en este escenario en el que Miranda y Videgaray operarán para el Presidente desde el CPN.
La verdadera fuerza del Presidente estará en quienes le han sido fieles desde su campaña y que le han acompañado en su gabinete. Uno de ellos es Videgaray. Ahí, el artífice de la visita del entonces candidato republicano Donald Trump a México y responsable del sismo que sobrevino, estará acompañado por Aurelio Nuño, el secretario de Educación, que se dice es delfín de Peña Nieto, y de Francisco Guzmán Ortiz, jefe de la Oficina de la Presidencia, y ahora consejero político nacional.
En territorio mexiquense la pinza cerraría con la presencia en el Consejo del primo del presidente, el diputado federal Alfredo del Mazo Maza, que ya se alista para recuperar el Palacio de Gobierno de Toluca para el grupo Atlacomulco, y de la otra prima del ejecutivo federal, Carolina Monroy del Mazo, también diputada federal y secretaria general del Comité Ejecutivo Nacional. Otro de los operadores silenciosos pero efectivos será el senador Emilio Gamboa.
Casi simbólico resultó el sitio que el presidente nacional del PRI, Enrique Ochoa, también del grupo peñista, designó para tres secretarios que buscan ser el “nombre” que Peña Nieto ordenó sea revelado cuando el plan esté definido. Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, Claudia Ruiz Massieu, titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, y José Antonio Meade, el secretario de Hacienda, quien no es miembro del partido, pero es uno de los alfiles con los que jugarán la batalla de la sucesión para 2018.
Aunque los grupos mexiquenses ubicaron piezas estratégicas, el liderazgo encabezado por Osorio Chong, llamado Grupo Hidalgo, sigue afianzando su presencia en el partido. Cercano al presidente, pero también perfilando a sus operadores que apuntan a 2018.
El secretario de Gobernación conoce de lealtades y sabe que frente a la figura del Ejecutivo hay que guardar las formas, como exige la tradición priista; sin embargo, también prepara el terreno con consejeros como su hermano, Luis Jaime Osorio Chong, y, principalmente, con Nuvia Mayorga, vinculada al secretario desde que fue gobernador de Hidalgo y que es de toda su confianza. Otro allegado del hidalguense es el actual gobernador del estado, Omar Fayad Meneses, quien también fue nombrado consejero.
José Narro, quien ha sido agregado a la baraja de “presidenciables”.Aunque discreto, otro liderazgo que recientemente fue golpeado, el de Manlio Fabio Beltrones, también colocó sus piezas. Es el caso de William Ochoa, quien fue secretario de Organización del PRI; Manuel Añorve Baños, secretario de Operación Política, ambos durante la presidencia nacional del político sonorense, y la exgobernadora de Yucatán Ivonne Ortega.
La fuerza del expresidente nacional es más evidente en el sector de los gobernadores que se integraron como consejeros políticos nacionales. Beltrones contará con la lealtad de Claudia Pavlovich, Alejandro Moreno y Rubén Moreira, gobernadores de Sonora, Campeche y Coahuila.
También tendrá margen de maniobra con el capital político de Carlos Lozano, cuyo gobierno terminó en Aguascalientes para entregarlo al PAN.
Aunque hubo reclamos de los militantes, por ahora sólo se plasmaron en una carta en la que exigieron a la dirigencia nacional, que el piso fuera parejo para los cuadros históricos del priismo. La misiva la firmaron 42 miembros de la corriente Expresión Nacional Democracia Interna, de los que ninguno fue integrado en la lista de los 731 consejeros políticos.
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