Una de las sorpresas con las que se topó el gobierno tras la captura de Genaro García Luna en Dallas, el martes, es el despacho de abogados que tomó la defensa. Se trata del bufete Quinn, Emanuel, Urquhart & Sullivan, cuya matriz está en Los Angeles, y que tiene entre sus socios más famosos a Christopher Landau, el embajador de Estados Unidos en México, que se retiró cuando fue nominado para el cargo diplomático.
Es un despacho poderoso, que ha tenido clientes como IBM, Qualcomm o Hughes, que forma parte del conglomerado industrial-militar de Estados Unidos. Entre sus clientes mexicanos se encuentra Gonzalo Gil White y la empresa que presidía, Oro Negro.