'Lord Molécula', el groupie de López Obrador

21 de Diciembre de 2024

‘Lord Molécula’, el groupie de López Obrador

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Simpatizante confeso de la Cuarta Transformación, rechaza la acusación de hacer preguntas a modo. Asegura que se siente como Clark Kent

Como todos los días desde hace un año, llegó a Palacio Nacional a las 4:20 horas, cuando la noche no terminaba de irse. Iba preparado: chamarra, gabardina, sombrero y una bufanda de los Pumas, que usa no sólo porque es su equipo preferido, sino porque cree que también lo es del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Habían pasado entonces 14 días desde el Culiacanazo, esa tarde en que hombres armados obligaron al gobierno a liberar a Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín El Chapo Guzmán. Y ese día, el 31 de octubre, López Obrador anunció que contestaría cuestionamientos sobre el tema.

El hombre de cara redonda, bigote ralo y corbata de moño estaba apostado, como siempre, en la primera fila. Levantó la mano. El mandatario lo miró y le dio la palabra. Se puso de pie, como acostumbra. Se acomodó. Colocó en la silla su libreta y encima un micrófono en el que pegó un sticker con su propia caricatura y soltó con voz suave:

“Presidente del Gobierno de México”, hizo entonces una pequeña pausa. “Soy Carlos Pozos, reportero de Petróleo y Energía”. Un segundo alto, bien estudiado, y segundos después continuó: “Buenos días a quienes nos ven y a quienes nos escuchan. Gracias por permitirme el uso de la palabra, Presidente”. Ahora sólo se detuvo cinco segundos, para dar un mayor énfasis. “Primero quiero dar tres datos: ayer se subastaron 57 objetos olmecas, mayas, mexicas y teotihuacanos en Francia; mi segundo dato es que hoy por la noche nace una nueva cadena de televisión en donde hay nuevos periodistas; y el tercer dato, Presidente, los Astros perdieron contra los Nacionales”, atajó ante las miradas incrédulas de las decenas de periodistas.

Para ser reportero se necesita tener la piel gruesa, porque si uno lloriquea de todo lo que se le dice, está mal. Además, el reportero no es la nota, el reportero debe ser el que cuente las historias”. Carlos Pozos, periodista

Era la conferencia más ríspida que ha habido entre el mandatario y los comunicadores. Durante dos semanas habían esperado una respuesta al operativo fallido, una explicación de cómo ocurrió la detención, quién dio la orden de liberar al presunto líder del Cártel de Sinaloa, en qué se falló y quién pagaría las consecuencias. Era el tema más crítico de la administración. Y, de pronto, sin razón alguna, Carlos Pozos Soto, el reportero que presume más de 30 años experiencia, le pidió al Presidente que hablara de beisbol.

Ese día Lord Molécula, como es conocido, fue número uno en la lista de trending topics de México en Twitter. Esa vez, el reportero más histriónico de los que acuden a las mañaneras, simpatizante confeso de la llamada Cuarta Transformación y que, además, ha sido criticado por ser demasiado reverencial con López Obrador, recibió metralla de las redes sociales.

La piel gruesa

“Como dice el señor presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, yo respeto sus opiniones, mas no las comparto. Yo les diría que revisaran cada una de mis preguntas. Yo, en mi primera pregunta, le puse el tema de la venta del avión presidencial; en la segunda, le hice la pregunta de que si no le temblaba la mano y que si no iba a meter a la cárcel a exfuncionarios, y en esa le hice la misma pregunta que a Luis Donaldo Colosio, que si no temía por su vida. Yo le he puesto el tema del narcotráfico, el tema de las armas, le he puesto el audio del comandante zapatista que se opone al Tren Maya, si estas son preguntas a modo, pues no sabría decir cuáles son”, se defiende Lord Molécula en entrevista con ejecentral.

Pero las redes sociales no retrocedieron en el tiempo, se enfocaron en el momento. #LordMolécula, #LordLameCulo, #PrensaProstituida y #PrensaSicaria fueron algunos de los hashtags que dominaron la conversación en Twitter ese día, y todas fueron acompañadas de fotografías o videos de Carlos Pozos. Los memes no faltaron.

“Para ser reportero se necesita tener la piel gruesa, porque si uno lloriquea de todo lo que se le dice, está mal. Además, el reportero no es la nota, el reportero debe ser el que cuente los hechos, el que cuente las historias. Únicamente uno es el transmisor. El reportero es la voz, los oídos, los ojos de la ciudadanía. El reportero no tiene que ser el protagonista de la historia”, dice firme.

Eso es, tal vez, lo que lo ha llevado a ser el reportero que más veces ha logrado cuestionar a López Obrador. En las 252 conferencias del primer año, los reporteros cuestionaron más de cuatro mil veces al Presidente de la República, 77 de éstas fueron de Carlos Pozos, es decir, casi el 2% de las preguntas de la mañanera las realizó Lord Molécula, reveló el análisis realizado por Luis Estrada, socio director de SPIN Taller de Comunicación Política.

Yo creo que todos los reporteros, en algún momento, nos sentimos súperhéroes. Siempre soñamos con hacer justicia y sí, sí sientes paralelismo (con Superman) .

El nacimiento de un personaje

Apenas era su onceava mañanera a la que asistía, pero ya empezaba a ser reconocido entre sus compañeros. Una corbata de moño, lo hacía resaltar. A algunos les causaba gracia, a otros les parecía extraño.

Esa “palomilla”, como él la llama, la tomó del estilo de los gringos de los años ochenta. También se apropió de los tirantes y de la disciplina de la puntualidad, dice seguro, pues muchos de los periodistas creen que los pueden esperar todo el tiempo que quieran por el hecho de ser reporteros. Eso creía él, dice mientras cruza la pierna derecha sobre su extremidad izquierda.

Pero también le criticaban su inusual estilo de bigote. Ese sí de plano no lo buscó. “Se me pasó la mano con la rasuradora y que lo acomodo del otro lado y así se ha quedado el bigote, pues ya qué hago”, recuerda y ríe fuerte.

Ese día, el 21 de enero, representantes del sector energético acompañaron a López Obrador en la conferencia. Desde su lugar, Pozos Soto pidió la palabra y se la dieron. Sin importarle el grito de los camarógrafos por taparles la imagen, el reportero se puso de pie, tomó el micrófono y lanzó su pregunta: “¿Cuál es el punto de ignición de la molécula?”, dijo dirigiendo su mirada al director de Pemex.

“Como dice el señor Presidente, yo respeto sus opiniones, mas no las comparto. Yo les diría que revisaran cada una de mis preguntas”. Carlos Pozos, periodista

El cuestionamiento, que no le supieron contestar, fue la célula que dio paso al nacimiento de Lord Molécula. Al momento, las redes sociales se movilizaron y le dieron el mote que ahora porta con orgullo, en su micrófono, una libreta de taquigrafía, el nombre que lleva su canal de Youtube en el que acumula cerca de 73 mil suscriptores y en Twitter, su cuna, donde tiene 10 mil 300 seguidores.

“Las benditas redes sociales me bautizaron como Lord Molécula, lo cual acepté con gusto. Mi hija, que es mi community manager, y su esposo, Karla y Ricardo, me dijeron: ‘Mira, papá: no lo tomes como algo negativo, tómalo como algo positivo. Si la vida te da limones, haz limonada’”. Y así inició la historia, rememora.

Pese al éxito, Lord Molécula no se siente famoso. Aunque en la calle le piden algunas selfies y autógrafos, asegura seguir “con los pies en la tierra”. Incluso, en Estados Unidos ha ganado tal fama que ya le ofrecieron su voto si buscara la Presidencia de México. “En Estados Unidos ya me dijeron que votan por mí para Presidente. Se siente bien, se siente bonito el que alguien se pueda fijar en un simple reportero”, dice sonriente.

En el primer año de la administración, Pozos se convirtió en un ícono de las mañaneras. Para muchos, una oportunidad para que su denuncia por alguna acción injusta llegara hasta López Obrador, pero para muchos otros, sólo un reportero a modo.

Alguna vez, Lord Molécula fue acusado públicamente de utilizar las conferencias matutinas del Presidente de México para extorsionar a empresarios, con la amenaza de que si no le compraban publicidad los mencionaría en sus cuestionamientos. Tajante, el reportero rechaza estos dichos y reta a quienes lo señalan a mostrar pruebas.

Lo que no puede negar, dice con los hombros alzados en señal de victoria, es que desde que se convirtió en Lord Molécula las ventas, profesión que combina con el periodismo, han aumentado en el medio para el que trabaja. “La revista está mejor posicionada, los empresarios del sector energético me buscan más, les gustan más las preguntas, les gusta más mi trabajo. Igual como vendo, igual escribo en la revista. Y sí, sí vendo más publicidad”, reconoce.

¿Un reportero? ¡Un héroe!

Carlos Pozos Soto estudió la licenciatura en Comunicación Colectiva y Periodismo, pero el conocimiento adquirido parece sobrepasar las leyes de la naturaleza.

Cuando se quita el traje de ejecutivo de ventas, aunque no lo hace en una cabina como Superman, Lord Molécula se transforma como Clark Kent y luce los súperpoderes que ha venido cosechando desde 1982, cuando inició en la actividad reporteril.

“Yo creo que todos los reporteros, en algún momento, nos sentimos súperhéroes. Siempre soñamos con hacer justicia y sí, sí sientes paralelismo (con Superman). No eres el hombre de acero, pero sí buscas siempre la nota. Y bueno, tengo a mi esposa, que es la dama que quiero y la cual protejo y sí, hay un pequeño paralelismo”, dice mientras sonríe y voltea a los lados, como buscando a su Lois Lane.

Después de la sonrisa, el rostro moreno que brilla igual que su calva por los rayos del sol, cambia de tonalidad. Se muestra serio. Su kryptonita fue el alcohol. Gracias a su matrimonio y a los golpes que le dio vida, logró vencerla.

“De que debo tener mi kryptonita, sí, y la tuve. Afortunadamente supe controlarla. En esta profesión y en las generaciones anteriores éramos muy proclives al alcohol y me gustaba mucho la bebida y, gracias a Dios, desde que me casé empecé a moderar y ahora con el alcoholímetro, el Uber y todo eso, ya procuro no excederme; y además con los años vas aprendiendo con los golpes que te da la vida y esa kryptonita ya la dominamos”.

Una vida en el periodismo

En 1982, cuando estudiaba el quinto semestre de la licenciatura, recuerda, Leonel Dorante en El Heraldo de México tenía la guardia nocturna y fue el primero que se fijó en él. “Me dijo: ‘Oye, Carlos, ¿no quieres tener la guardia nocturna?’ La verdad que, en ese entonces yo trabajaba en un centro nocturno, era técnico en iluminación y sonido, ganaba muy bien, pero opté por mi pasión, que es el periodismo”.

El cabaret no fue algo que haya elegido. Fueron las circunstancias las que lo llevaron a ese lugar, pues desde chico le ayudaba a su padre en su taller, aprendió y para solventar sus gastos inició en ese trabajo.

“No es que yo haya elegido el cabaret para trabajar, lo que pasa es que mi papá tiene un taller de anuncios luminosos y yo aprendí. Desde la secundaria tomé el taller de herrería y electricidad, entonces sé algo de electricidad, algo de cables y para poder combinar el estudiar en la ENEP (Escuela Nacional de Estudios Profesionales, ahora Facultad de Estudios Superiores), la chamba que había en la noche era un cabaret”, rememora con certeza, como si 37 años no hubieran pasado.

Fue en El Heraldo de México donde conoció la profesión de ejecutivo de ventas, pues como “escuelita” que era para todos los que se iniciaban en el medio, también les enseñaban a vender y estaba incluido en su salario, por lo que se dedicó a ambas labores.

›Un momento que marcó su vida fue cuando donó sangre para Luis Donaldo Colosio, o al menos al Hospital General de Tijuana, a donde fue trasladado el candidato presidencial después de recibir un balazo en la cabeza.

“Resulta que hice buenas migas con el licenciado y en algunas ocasiones me llamó a su habitación. Me preguntaba que por qué no prendía su campaña, yo le decía —de lo poco que sabía— que yo sentía que había muchos intereses, como el de Manuel Camacho”, relata sentado con la espalda recta, entusiasmado y en alerta.

Luego de escribir la información que tenía que enviar a la redacción de El Universal Gráfico, para el cual trabajaba en 1994, afirma que hasta su habitación de hotel le fueron a avisar del atentado.

Le pidió al taxista que lo llevara al Hospital General de Tijuana, el segundo destino de quienes son heridos de gravedad. Al llegar había una fila muy grande y le impidieron el paso, pero luego logró acceder al recinto de salud.

“Entonces ya pasé, me recostaron y me sacaron sangre. Le pedí hablar con la jefa de enfermeras y le pregunté que si ya había recibido al licenciado Luis Donaldo y ya me dijo que sí, que para ella estaba muerto, pero yo estaba ahí, acostado donando sangre”.

Tras su donación sanguínea al candidato priista por la Presidencia de México, Carlos Pozos pudo subir al sexto u octavo piso, aunque dice no recordar con certeza donde se encontraba el quirófano en el que era atendido Colosio.

“Pude entrar burlando al Estado Mayor Presidencial, porque en ese momento estaba Liébano Sáenz. Le hablé, el guardia volteó a ver a Liébano, me impulsé y fue como pude entrar al pasillo y logré estar muy cerca de la puerta del quirófano”, detalla.

Al salir Liébano Sáenz y dar a conocer oficialmente la muerte del candidato, Carlos Pozos le solicita el parte médico y asegura que se lo entregó.

“Cuando pasaron las horas y sale Liébano a dar el parte médico, se sube a una mesa y anuncia oficialmente la muerte del licenciado Luis Donaldo Colosio, en algunas imágenes de televisión salgo yo con una chamarra que decía “Colosio”; le pido el parte médico y me lo da, y una vez que regresé a mi medio, que era El Universal, se lo entregué a Francisco Ealy Ortiz”, afirma sin titubear.

Pero estas anécdotas no quedan ahí. Su relación con expresidentes o candidatos presidenciales, la ha hecho patente durante las mañaneras. Como el estudiante cumplido, cuando López Obrador le da la palabra, aprovecha y da a conocer que sí hizo la tarea sobre investigaciones que el mandatario haya pedido hacer en conferencias pasadas. Ese es y así es Carlos Pozos Soto, Lord Molécula.

https://www.youtube.com/watch?v=AdY82FAbg-M