Muchas veces lo ha repetido. Al terminar su mandato como Presidente de México, se alejará de la vida pública, vivirá en su finca en Palenque, Chiapas, y se dedicará a leer y a escribir, lo mismo que podría hacer desde la cárcel, en caso de correr la suerte de Cristina Kirchner, en Argentina; Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasil, o Pedro Castillo, en Perú.
Incluso, al abundar sobre su vida después del 2024, la última semana aseguró que no asistirá ni a eventos deportivos o familiares, ni aceptará invitaciones a actos de ningún tipo. Quiere alejarse de los reflectores y dedicarse a una de sus pasiones: los libros.
Sin embargo, hoy surgió una nueva interrogante, pero su respuesta resonó en todos los periodistas y ciudadanos que asisten, escuchan y ven las mañaneras cada día.
El martes, la vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner fue declarada culpable de fraude y corrupción, por lo que fue inhabilitada para cualquier otro cargo político, y condenada a seis años de prisión.
López Obrador, inmediatamente mostró su respaldo. “No tengo duda de que es víctima de una venganza política y de una vileza antidemocrática del conservadurismo”, advirtió.
Pero este miércoles, el cuestionamiento de la prensa fue sobre los opositores que señalan que el mandatario morenista podría tener un destino similar al de Kirchner, al terminar su mandato.
Primero reiteró su apoyo a la política argentina y aseguró que se trata de un acto antidemocrático porque no quieren que participen en el proceso electoral, por eso la inhabilitan para que no pueda ser candidata, similar a lo que sucedió en Brasil con Lula da Silva. Pero luego se enfocó en su caso. Serio, pero con la frente en alto, afirmó que a él ya se lo hicieron, que no tiene nada de qué avergonzarse porque está acostumbrado a enfrentar a sus adversarios.
“Si quieren meterme a la cárcel cuando termine, ya saben dónde voy a estar”, respondió.
En un momento de reflexión y hasta victimización, el presidente López Obrador apuntó que se padece y se sufre, cuando se va a la cárcel por un problema de consciencia, cuando se hace mal, pero como él tiene su consciencia tranquila, no le importa.
“Y aquí que se preparen también, ahí voy a estar, no me voy a ir. Y para lo que voy a hacer cuando me jubile, que va a ser leer y escribir, pues también en la cárcel se puede leer y escribir”, finalizó.
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