Lo que sabemos sobre las 28 toneladas de bolitas de plástico en el mar
Se trata de un problema grave. Y es que el retiro de estas piezas de plástico es prácticamente imposible
Hace poco más de un mes, el pasado 5 de diciembre, el buque carguero Toconao perdió seis de sus contenedores —repletos de pellets de plástico—en aguas portuguesas. Esto liberó al menos 28 toneladas de bolitas de plástico, y está generando alarma en las autoridades.
Inicialmente, el vertido de los pellets fue tomado como un accidente carguero más, pero a medida que los mini plásticos comenzaron a llegar a las costas, el problema se volvió evidente. Además de las molestias que puedan causar a los habitantes y turistas de las zonas costeras, por su tamaño pueden ser confundidos con huevos, e ingeridos por peces y aves. Si se trata de animales que son más tarde consumidos por el ser humano, los pellets terminan dentro de nuestro propio organismo.
Aquellos animales que son consumidos, mueren con el estómago lleno de plástico, el cual, cabe aclarar, no se descompone, por lo que de nueva cuenta liberado, vuelve a ser ingerido por otros animales. Los que sobreviven, sufren problemas de desarrollo y reproducción.
Pero el daño no se limita a los grandes animales. Una vez en el océano, el plástico es “colonizado” por microorganismos entre los que se incluyen bacterias y hongos, y debido a que se trata de un material no biodegradable, pueden permanecer en él por tiempo indefinido y transportados por las corrientes a otros ecosistemas, en donde pueden representar una amenaza para la flora y fauna locales.
La única forma de descomposición de los pellets es en piezas más pequeñas de plástico, un problema aunmayor del cual ya estamos viendo las consecuencias.
Se trata de un problema grave. Y es que el retiro de estas piezas de plástico es prácticamente imposible. Al medir cerca de 5 milímetros, no se pueden retirar sin arrasar con las formas de vida oceánica; ni el agua ni en las playas es viable.
Hasta el momento, se sabe que la carga de bolitas de plástico está siendo arrastrada a las playas de Galicia, aunque una cantidad sin determinar permanece en las aguas oceánicas cercanas a Portugal, de donde podrían diseminarse a cualquier parte del mundo.
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