Lo público de las políticas públicas
El gran desafío que tiene por delante el CIDE y otras instituciones educativas es seguir contribuyendo a que los grupos con menos recursos no sean excluidos de la formación de políticas públicas
En una democracia, las políticas públicas definen cuáles problemas son atendidos por el Estado y el gobierno, es decir, quién obtiene qué y cómo. El término “políticas públicas” hoy es de uso común en México, sobre todo en medios de comunicación y entre quienes tienen interés en los asuntos públicos. El uso de este término en el país es relativamente reciente. En la década de los noventa, para referirse a la acción del gobierno o del Estado se usaban términos como programas, planes, o proyectos de gobierno, pero no el de políticas públicas. En los últimos 30 años, el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) ha sido una pieza fundamental en el estudio y hechura de las políticas públicas en México.
Por sí sola, la palabra política expresa un compromiso con un determinado curso de acción. La segunda parte del término, el adjetivo público, contrario a lo que se puede creer, no radica en sus efectos (generales) o en quien lo implementa (el gobierno). El adjetivo público radica en la forma en que se crean. Es decir, el proceso y mecanismos por medio de los cuáles una sociedad adopta un determinado curso de acción, se compromete con él y lo lleva a cabo. El CIDE ha sido una institución clave para generar conocimiento sobre las políticas públicas en México y sus efectos en el desarrollo del país. Es decir, ha contribuido a poner lo público en muchas políticas. En este sentido, el CIDE ha contribuido por medio de su investigación y docencia, a que una mayor amplitud de grupos y puntos de vista sean integrados en políticas públicas relacionadas con temas como educación, desarrollo social, pobreza, corrupción, salud o desarrollo urbano, entre muchos otros.
Por otra parte, el CIDE y otras instituciones han contribuido por medio de su docencia y divulgación a la formación de redes temáticas. Estas redes temáticas son redes de expertos sobre asuntos públicos específicos. En muchos casos, estas redes funcionan como una representación de los diversos grupos de interés afectados por un tema. Sin embargo, utilizar evidencia para la toma de decisiones con frecuencia requiere de conocimientos técnicos significativos para interpretar estudios y análisis. Sobre todo, cuando esta evidencia no es intuitiva. Por esta razón, con frecuencia estas redes también pueden excluir voces de grupos o personas que no pueden acceder a la conversación porque no tienen el lenguaje o conocimiento técnico para participar en el diseño de las políticas públicas.
Esta exclusión ha llevado al gobierno actual a descalificar frecuentemente los procesos de creación de políticas públicas y los foros en los que éstas se definen. La descalificación frecuentemente va acompañada de la erosión del trabajo de décadas construyendo estos foros y lleva a un regreso a las políticas de gobierno, las cuales tienen importantes debilidades frente a las políticas públicas. En primer lugar, en las políticas de gobierno destaca el déficit democrático que se genera en su creación e implementación. La creación de políticas públicas supone un diálogo abierto, amplio y permanente entre grupos que frecuentemente divergen sobre los objetivos y cursos de acción del gobierno, las políticas de gobierno no necesitan de este diálogo. En el caso de las políticas públicas, la medida de una buena política es el consenso alrededor de ella y no necesariamente su eficiencia o eficacia. El diálogo público es lo que permite que esos y otros valores sean discutidos y priorizados por los diferentes grupos de interés. Las políticas de gobierno omiten la discusión sobre la multiplicidad de valores que una sociedad puede perseguir.
›El desafío del CIDE y otras instituciones académicas en los próximos años será contribuir a la reducción del déficit democrático que se empieza a crear al abandonar lo público de las políticas. En el próximo año y tiempos por venir, el trabajo del CIDE deberá ser contribuir a que más grupos excluidos participen en la construcción de políticas públicas en los diversos foros en los que se construye lo público de las políticas.
Entre los desafíos del CIDE destaca su contribuición con su investigación y formación de servidores públicos a evitar que las políticas públicas continúen siendo públicas y no pasen a ser solo políticas de gobierno. Cuando las políticas son de gobierno y no públicas, los funcionarios electos y sus equipos excluyen a todos los que no comparten sus puntos de vista o valores. Hacer que las políticas sean públicas enriquece las decisiones colectivas y la vida democrática. Por una parte, se gana riqueza de construir soluciones a partir de diversas formas de entender los problemas públicos.
Por otra parte, y quizá lo más importante: se evita la exclusión de los grupos sociales con menor capacidad de articular sus necesidades y puntos de vista sobre un determinado tema. En suma, el gran reto que tiene por delante el CIDE es seguir contribuyendo a que los grupos con menos recursos humanos, financieros y técnicos que no son capaces de articular sus argumentos en el lenguaje técnico no sean excluidos de la formación de políticas públicas.