“Llegamos a 2024 con un Estado menos eficaz”: Ricardo Becerra

18 de Noviembre de 2024

“Llegamos a 2024 con un Estado menos eficaz”: Ricardo Becerra

Ricardo Becerra

En plena temporada electoral, el Instituto de Estudios para la Transición Democrática lanza un texto que hace un balance sobre el sexenio de López Obrador, que, asegura, ha tenido efectos irreversibles en salud, seguridad, educación y medio ambiente

En la parte inferior de la portada aparece una imagen de la conferencia mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador; en la zona alta, un cielo ennegrecido, con humo saliendo de edificios en ruinas. Al centro, un título desesperanzador: “El daño está hecho”.

“La portada que tú ves alude a un país que va a quedar no solamente menos democrático, sino que también llegamos a 2024 con un Estado menos eficaz, de ahí el tono lúgubre de la portada”, afirma Ricardo Becerra, coordinador del libro que, días antes del inicio de las campañas presidenciales, hace un balance del sexenio lopezobradorista.

“Habíamos discutido los proyectos del presidente López Obrador, sus ideas, sus modos, su estilo personal de gobernar, pero no habíamos tenido un documento que propusiera la discusión de los resultados, de las consecuencias de este gobierno que ha sido catastrófico”, sostiene en entrevista Becerra, director del Instituto de Estudios para la Transición Democrática.

A través de 16 capítulos, el texto editado por Grano de Sal hace un recuento de daños en áreas como las instituciones democráticas, el Estado de derecho, la militarización de la administración pública, la política migratoria, el combate a la corrupción y el manejo de la economía.

Con la colaboración de especialistas como José Woldenberg, Lorenzo Córdova, Julia Carabias, Tonatiuh Guillén, Jacqueline Peschard, Rolando Cordera, Raúl Trejo Delarbre, Julia Tagüeña y Enrique Provencio, el libro también hace un balance de la política de desarrollo social, la agenda laboral, el manejo de la salud, el trato hacia el movimiento feminista, la comunicación gubernamental y el desmantelamiento del sistema de ciencia y tecnología.

“Yo creo que con todo y la popularidad del presidente López Obrador, los vientos y los cambios del humor público existen, y México sí va a hacer una gran reflexión sobre su futuro en las elecciones de junio; yo creo que gran parte de la ciudadanía mexicana está preparándose y pensando su voto, y para esa gran reflexión social está diseñado este libro”, refiere el coordinador.

Si bien cada uno de los artículos hace un diagnóstico de los daños, también se hacen propuestas para frenar las regresiones y, al mismo tiempo, retomar la ruta del desarrollo. Se le pregunta, entonces, al autor si hay cosas irreversibles.

“Entre las cosas irreversibles, lo más claro son las más de 800 mil muertes provocadas durante la pandemia por una gestión desastrosa, nos comparamos con los peores casos del mundo, y por supuesto la parte de la seguridad pública. Esos 177 mil homicidios que lleva el país en cinco años también es algo irreversible y es algo que ha dejado una huella dolorosa por todo el territorio nacional”.

Sobre lo que quedó en pie, el autor cita al Poder Judicial, al Instituto Nacional Electoral y al Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos, aunque a un elevado costo: asfixia presupuestal, nombramientos pendientes y un descrédito constante desde el poder.

—¿Qué mensaje buscan mandar con una portada en tono apocalíptico?

—El libro es fruto de una discusión que lleva varios años dentro del Instituto de Estudios para la Transición Democrática. Cuando estábamos recibiendo los materiales, cuando desarrollábamos los seminarios de discusión, iba siendo cada vez más evidente que desde varios flancos —educación, medio ambiente, ciencia y tecnología, gestión de la pandemia— la constante de los especialistas que escriben en el libro era que se estaba produciendo un daño muy importante en las capacidades del gobierno, en las capacidades del Estado y lo que se subrayaba casi siempre era una voluntad de destrucción de las instituciones existentes.

—El subtítulo del libro es “Balance y políticas para la reconstrucción”. Es decir, como si hubiera ocurrido un desastre…

—Pues sí. Ha ocurrido en algunos aspectos un verdadero desastre. Por ejemplo, en la gestión de la pandemia, nadie puede decir que no es una catástrofe la muerte de más de 800 mil mexicanos durante los años que duró la emergencia. En materia de seguridad pública, pues llevamos más de 177 mil homicidios en este sexenio, cobijados por la frase de “abrazos y no balazos”. Nadie puede decir que estamos mejor en materia ecológica, cuando las áreas naturales protegidas tienen la mitad del presupuesto de lo que tenían en 2016. Y nadie puede decir que estamos mejor en materia de educación básica; así podemos seguir en cada uno de los rubros, y salvo muy pocos, la frase que retrata mejor la situación es justamente: “el daño está hecho”.

—El libro aparece en temporada electoral. ¿Cómo explicar a los lectores que los textos no son propaganda contra el gobierno y la candidata Claudia Sheinbaum?

—Nosotros lo que queremos es que el debate electoral y político, la deliberación pública en México, tenga sustancia, que tenga base, datos, cifras, evidencia y hechos ciertos. Lo que escuchamos con demasiada frecuencia son estribillos, spots, jingles, imputaciones criminales de acá para allá y de allá para acá, y no estamos discutiendo las condiciones en que está el país en rubros fundamentales como educación, energía, economía, salud, instituciones democráticas, los derechos de todos, la Constitución, esas cosas que nos organizan como nación y como sociedad no se están discutiendo.

“El libro intenta interpelar a todos: a la candidata oficial, a la candidata opositora, al otro candidato opositor a que, por favor, se den el espacio para discutir las cosas de fondo, las cosas que verdaderamente van a importar a la hora de gobernar de 2024 a 2030”.

—A través del libro podemos notar distintos grados de daño. Objetivamente, ¿qué daños son irreversibles y en cuáles todavía hay solución?

—Entre las cosas irreversibles, lo más claro son tanto las muertes provocadas durante la pandemia por una gestión desastrosa, nos comparamos con los peores casos del mundo, y por supuesto la parte de la seguridad pública. Esos 177 mil homicidios que lleva el país en cinco años también es algo irreversible y es algo que ha dejado una huella dolorosa por todo el territorio nacional.

“También es irreversible todo el daño ecológico que se está realizando en varias zonas del país, no solamente en la península de Yucatán, sino que hay una deforestación muy importante en el estado de Chiapas, en la Huasteca, que como el Estado ha perdido capacidad para controlar territorio, ahora son zonas devastadas por los talamontes y por otro tipo de delincuentes en el país.

“Ahora, lo que puede ser reversible es el sistema de salud; si podemos entrar con seriedad a reformar y a fortalecer esas instituciones creo que podríamos recuperarnos más o menos rápidamente. Otra parte que puede ser recuperable es la parte científica, en el libro se plantea una ruta para recuperar la capacidad científica que sí tenía el país y que fue penosamente desmantelada”.

—En el prólogo del texto usted señala a la “autenticidad del sufragio” como uno de los mayores daños. ¿Hay condiciones para unas elecciones equitativas?

—El señalamiento en el texto tiene que ver con el intento que hizo López Obrador el año pasado, para desmantelar al INE, quería acabar con el servicio profesional electoral, es decir, con la formación de cuadros expertos en la organización de las elecciones y que han trabajado en un montón de procesos electorales durante los últimos 30 años y que por fortuna los hemos podido realizar en paz. En ese intento estaba el gran riesgo de que se perdiera la autenticidad del sufragio en el país. Si tu pierdes la capacidad de hacer elecciones, pues estás perdiendo la posibilidad de respetar y contar escrupulosamente los votos de los mexicanos.

—¿Cómo explica que, a pesar de las evidencias sobre las regresiones del país, Claudia Sheinbaum se mantiene arriba en las encuestas, a pesar de ofrecer continuar la ruta de López Obrador?

—Yo creo que en buena parte de las mexicanas y los mexicanos aún se sienten agraviados por las situaciones y condiciones que vivíamos antes de 2018, pero también es cierto que hay una formidable maquinaria de propaganda por parte del gobierno que nos impide discutir estas cosas. Si tú te fijas, los espacios donde se puede hablar de estas cosas que son de fondo, que están determinando el presente y va a determinar el futuro de no sé cuántas generaciones de mexicanos, pues justamente esas no se discuten.

“Y, al contrario, lo que quieren colocar en las agendas son cualquier cantidad de distractores que no posibiliten una reflexión como la que propone el libro. Precisamente para eso aparece esta edición, para tratar de interpelar a la deliberación pública mexicana para discutir los temas que nos van a determinar como país”.

—¿Hay margen para alejarse del ruido y reflexionar sobre los temas centrales?

—Yo creo que los cambios del humor público existen y México sí va a hacer una gran reflexión sobre su futuro en las elecciones de junio, yo creo que gran parte de la ciudadanía mexicana está preparándose y pensando su voto.

—¿Así como pasó con las gestiones de Trump y de Bolsonaro?

—No estamos nosotros llamando a votar por nadie en especial. A lo que estamos llamando es a discutir las cosas fuertes sobre la convivencia colectiva, desde la democracia hasta el deporte, desde el sistema de salud hasta el sistema de formación científica. Sí nos merecemos un espacio, aunque sea pequeño, para abordar seriamente lo que va a pasar con esos temas en México.

—Después de estos cinco años, ¿qué quedó en pie?

—Yo creo que casi nada. Yo puedo decirte que resistió el Poder Judicial, y en especial la Suprema Corte, pero a un costo importante, bajo un acoso muy serio. Podemos decir también que a pesar de todo el INE funciona, pero estamos viendo que está pagando un costo muy alto por la majadera intervención y la falta de acuerdos que provoca tanta polarización en el Congreso de la Unión. El Inai también resistió, pero está pagando un alto costo. Por eso el título no es exagerado, el título sí apela a una realidad. El daño está ahí para quien quiere verlo, está documentado, tiene sus cifras negras y rojas, y es muy importante que nuestro voto y nuestra conversación pública se oriente a esa realidad.

—¿La oposición también resistió? ¿Jugó su papel?

—A veces sí y a veces no. Hay políticos y partidos más consistentes que otros, pero es muy difícil encontrar una zona de nuestra vida pública que haya transitado inerme por este sexenio.

—¿La sociedad civil organizada resistió?

—Pues sufrieron mucho, sufrimos mucho las organizaciones de la sociedad civil con este gobierno, sobre todo por esa incapacidad para dialogar, esa incapacidad de sentarse en una mesa para comprender lo que necesita o lo que demandan los otros. Está muy bien narrado en el libro el caso del movimiento feminista por una de sus protagonistas principales, es decir, un movimiento que venía pujante y con gran fuerza demandando las cosas elementales como frenar el machismo y los feminicidios, pero no encontró eco, no encontró un interlocutor serio dentro del gobierno federal, ni en los gobiernos estatales, lo cual es una tragedia para la sociedad civil.

—¿Hay daños que puede llevar generaciones reparar?

— Lo que ha vivido la educación básica mexicana es un retroceso en contra de la calidad, de la evaluación, en contra de un buen aprendizaje de nuestros niños, eso sí va a tardar generaciones. Y hay otros campos, como el de las áreas naturales protegidas y los ecosistemas que también van a tardar muchos años en recuperarse. Sí estamos viviendo ya las consecuencias de un gobierno que ha sido catastrófico en muchos aspectos de los asuntos cruciales. Hemos discutido los proyectos del presidente López Obrador, sus ideas, sus modos, su estilo personal de gobernar, pero no habíamos tenido un documento que propusiera la discusión de los resultados, o sea, de las consecuencias de este gobierno. “El daño está hecho” está editado para llenar precisamente ese hueco.